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Con el guitarrista Luís Salinas, La Feria festejó el domingo su cumpleaños numero veintitrés. Esa misma tarde, su directora Sara Vinocur fue nombrada Personalidad Destacada de la Cultura por la legislatura porteña. Ayer, el armonicista Franco Luciani hizo de su raíz rosarina un monumento a la bandera.
El bullicio llega de lejos. Alrededor hay una ceremonia que se repite religiosamente todos los domingos y feriados: más de cuatrocientos artesanos y expositores, bares que sacan sus mesas a la calle, puestos de comida criolla que ofrecen humitas, tamales, locro y las imperdibles tortas fritas, talleres de tango y folklore, destrezas gauchas y miles de personas provincianas y turistas extranjeros que caminan deleitados por esta postal que late naturalmente.
Sin embargo, en el escenario no vuela ni una mosca. Luís Salinas conmueve a los espectadores en una agradable tarde, acompañada de unos buenos rayitos de sol. Globos blancos y rosas y una torta que se corta al son del ¡Feliz cumpleaños!
Veintitrés años pasaron ya de aquel 8 de junio de 1986, cuando quedaba inaugurada la Feria de las Artesanías y las Tradiciones Populares Argentinas, ubicada entre la recova y la estatua del resero del Mercado de Hacienda porteño, en las arterias de Lisandro de la Torre y Avenida de los Corrales.
“Esta feria es lo que soñé cuando presenté el proyecto en el año 85. Todo esto comenzó con la llegada de la democracia al país y con la idea de recuperar el espacio publico, el sentido de fiesta, identidad y pertenencia”, asegura su directora y fundadora, Sara Vinocur, quien fue nombrada por La Comisión de Cultura de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como Personalidad Destacada de la Cultura, en un emotivo acto que se realizó el domingo con la presencia de varios secretarios de distintas administraciones.
“Cada domingo nos las arreglamos para festejar algo que tenga que ver con lo nuestro. El aniversario de una provincia o país vecino, el homenaje a algún artista, una fecha patria como el 25 de mayo que se transforma en un desborde de concurrencia emocionante”, cuenta Vinocur.
La Feria, un lugar libre del barullo para el consumo y sin sponsors, ha crecido a través del tiempo conservando su frescura y espontaneidad logrando gran prestigio gracias a un entretejido de cosas. Brinda talleres de telar, hilado a mano, tango, folklore, charango, sikus, guitarra y cestería, entre otros. Además de un paseo obligado por los más de 400 puestos, de lo que se destacan los productores de quesos, dulces, panes de campo, artesanías en cuero, madera, metal y vidrio.
“Aquí hay artesanos que permanecen desde hace muchos años. Somos muy estrictos con los expositores ya que hay una fiscalización permanente y una rotación por semana. Algunos pueden venir dos veces al mes, esto permite que la gente se encuentre todo el tiempo con sorpresas”, señala.
Entonces, todo alrededor vive, como su escenario que cobijó durante décadas a prestigiosos artistas del canto popular y que el domingo tuvo como protagonista al eximio guitarrista Luís Salinas, que no tuvo tapujo en confesar que hace menos de un año cuando visito por primera vez este espacio se enamoró de su actual pareja.
Salinas entregó así, en este día de celebración, un repertorio que recorrió la geografía entera del país con temas clásicos como “Criollita santiagueña”, “La amorosa” y “Agitando pañuelos”. Además se dio el gusto de compartir el escenario con la cantante Ángela Irene en “Zamba del ángel” y con Motta Luna se despidió entre una ovación y un cliché que usa en cada una de sus presentaciones: “Este día no lo olvidaremos nunca”.
Y si hay alguien que comparte historias con los artistas, ese es Julio Rodríguez, el animador de La Feria de Mataderos desde hace diecinueve años. “Este es el espacio a cielo abierto de mayor convocatoria para nuestra cultura. Desde mi trabajo trato de generar un lugar donde la vivencia que el público se lleve sea la de estar en el patio de su casa. Generar un espacio donde vengamos a hacer lo que siempre hicimos, no un mero lugar para ver un show”.
“A Los Nocheros los teníamos que correr para que dejen de cantar y al Chaqueño Palavecino le teníamos que pedir por favor que no venga. Luego la fama los han llevado de gira constante por toda la argentina y eso hace que no vengan más por aquí”, considera el animador.
Además de los artistas centrales, el programa musical también propone cantores con diferentes matices. En ese sentido, el domingo hubo propuestas de corte tradicional como Esencia Norteña o Los Cruz del Sur y artistas de grandes condiciones como Los del Plata que con “Recuerdo Salteño”, “El que toca nunca baila” pusieron a lucir el mejor vestido de sus arreglos vocales.
La Feria de Mataderos, que ha sido declarada de interés nacional y turístico, difunde desde lo más hondo las tradiciones criollas y populares argentinas con la celebración de distintas fiestas autóctonas como la Pachamama o el Carnaval Salteño. Será por eso que late desde hace veintitrés años con el corazón del pueblo que la acompaña incondicionalmente.