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Sin fines de lucro, nació en el año 2004 por iniciativa de un grupo de músicos rosarinos. Son siete agitadas jornadas entre talleres y conciertos con la participación de prestigiosos docentes y artistas de todo el país. Hoy se cierra la sexta edición con los recitales del Chango Farías Gómez y el Topo Encinar, entre otros.
Sembrar el germen de una futura institución terciaria o universitaria para la enseñanza sistemática de la música popular y brindar un espacio para la canción de raíz criolla. Bajo estos dos pilares fundamentales se construyó el encuentro que desde hace seis años vienen trabajando con esfuerzo numerosos músicos rosarinos y que hoy, debido a su gran éxito y crecimiento, se empezó a ramificar con eventos de similares características por distintas ciudades de Santa Fe.
El Encuentro de Músicos en Rosario propone el intercambio de ideas, la reflexión y el debate. Todo eso a través de conciertos con un abanico amplio de artistas de proyección que no tienen cabida en otros escenarios, también con cantantes consagrados y la enseñanza enrolada bajo los Talleres de Grandes Maestros, músicos y docentes especializados en todos los niveles que se ponen al frente de alumnos con tonadas de todas las provincias.
“Esta loca idea la armamos en el patio de mi casa para darle un espacio a la música de investigación, de búsqueda, porque en Rosario no tenía el lugar que se merecía”, cuenta una de las organizadoras, Myriam Cubelos, y agrega: “Dentro de la música criolla lo único que existía eran los festivales de verano”.
El objetivo de los talleres es demostrar la demanda que tienen, que año a año se va sumando más personas -en esta edición superaron los 300 inscriptos- que convergen de diferentes provincias. Es decir, lograr abrirle la cabeza a la voluntad política y que entiendan que es necesario crear una escuela a nivel nacional o provincial que se enseñe nuestra música. Y cuando eso suceda, “los talleres dejarán de tener sentido y se pondrá toda la energía en los conciertos. La meta ya estará cumplida”, se entusiasma Cubelos.
Las clases se dictan en las instalaciones de La Plaza Cívica, entre un ambiente cálido, distendido y con mate de por medio. Pero en realidad, el lugar es muy significativo para los rosarinos, ya que fue un centro clandestino de detención durante la última dictadura militar. “Algunos organizadores del encuentro fueron torturados aquí y hace unos años se abrió las puertas a la comunidad. Ahora estamos exorcizando este espacio que ya ha cambiado mucho la onda”, asegura.
Con el objetivo de capacitar y ampliar el conocimiento de la música, desde el lunes 18 hasta el sábado 23 se dictaron diferentes talleres: Grupo Vocales (Fernando Carmona), Ensamble (Lilián Saba), Letras (Miguel Angel Pérez), Interpretación Vocal (Myriam Cubelos), Vientos (Chiodi y Gago) y Bajo (Guido Martínez), entre otros tantos, que lograron colorear la esperanza y despintar el dolor que aun esconde La Plaza Cívica.
Asimismo, el miércoles 20 en la Sala Lavarden, Juan Carlos Baglietto inauguró las noches de conciertos con un espectáculo de jerarquía absoluta. José Ceña y Omar Moreno Palacios consiguieron, al día siguiente, mantener a flote el alto nivel artístico.
El viernes, los conciertos se retrasladaron al Teatro La Comedia con un exquisito homenaje a Rolando “Chivo” Valladares, que llenó de emoción al encuentro, a cargo del pianista Leopoldo Deza.
Carismático, pícaro, noble y talentoso, la pantalla gigante reproducía filmaciones del “Chivo” que fueron grabadas en su casa de Tucumán. Anécdotas graciosas y el por qué de tremendas composiciones como “Subo” y “Lejos” fueron contadas por su voz con cómplices carcajadas de los presentes.
Más tarde, el cordobés Juan Iñaki, caja en mano irrumpió en el escenario para entregar una bella versión de “Maturana”. Entonces, ya era el turno de Teresa Parodi, que con canciones como “El otro país”, “Celedonia Batista”, “Canción del remanso” y la estreno “Pastora de soledades”, hizo que todo el público se sintiera correntino.
“En este encuentro veo la verdadera música, no la descartable. Me deja tranquila porque veo una continuidad interesante”, disparó Parodi antes de despedirse aplaudida con una platea de pie y con las estrofas de “Esa musiquita”, para coronar una velada necesaria para la canción de raíz criolla.