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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

POR UN SENDERO DE CLARIDAD

28/04/2009

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RECORDAR


“Lo más importante es no alejarse del camino, como me decía Atahualpa Yapanqui…Por eso, no me bajes los brazos Bruno Arias”, aconsejaba la voz  en off de la recientemente fallecida Suma Paz, mientras diferentes imágenes de su rostro se iban sucediendo a modo documental sobre la pantalla blanca colocada sobre el escenario.

Después, pasarían una grabación de ella cantando “De tanto ir y venir” para que escuchara un público reflexivo y respetuoso que el viernes 24 de abril colmó el ND Ateneo en el show que dio el jujeño Bruno Arias.

Cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de un charango, en la pantalla ahora se podía ver a Bruno llegando al hall del teatro con su cabeza gacha de pelo largo mirando al piso, vestido con jean y camisa, dando pequeños pasos mientras una cámara seguía su entrada hasta el escenario donde subió en medio de una ovación.

“En estos tiempos donde parece que la parte económica es más importante que la artística es necesario encontrar el camino para seguir caminando” y terminadas las palabras se calzó la guitarra para hacer -ya con toda la banda completa: Agustín Flores Muñoz en bajo, Juanjo Bravo en batería, Ramón Córdoba en guitarra, Juan Pablo Alvarez en Siku, quena, quenacho y Oscar Miranda en charango- el tema que dio nombre y sentido al show: "Caminando, caminando", aquella emblemática canción de Víctor Jara.

Para la siguiente interpretación, uno de los asistentes colocó un sillón, donde Bruno se sentó para cantar solo con su guitarra “El cigarrito”, también del gran cantautor chileno muerto durante la Dictadura de ese país al que Arias decidió además rendir tributo. Continuó de nuevo acompañado por sus músicos con "Ciudacita", canción con letra de Alejandro Carrizo y música compartida de Bruno Arias y Juan Enríquez.

“Con este tema abrimos Cosquín”, decía Bruno para dar paso a “Quebrada de sol y de luna” de Ricardo Vilca. Prosiguieron con "Canción de carnaval" de Dora Gómez y de la misma autora humahuaqueña tocaron "Roncos suspiros del viento".

Al terminar estas dos canciones, un asistente alcanzó un teléfono celular a Bruno. “Parece que acá no hay señal”, explicaría entre bromas mientras intentaba comunicarse con Dora Gómez porque iba a tocar otro tema de ella: “Tristeza sin tiempo”, para concluir una trilogía de poemas que Bruno musicalizó y que serán parte del disco por venir.

Hernán Bolletta fue uno de los invitados para cantar "El tristecito" del primer disco Changuito volador y después siguió con "Digo La Telesita", la chacarera de Marcelo Mitre. Era el momento de los mejores temas porque seguido vino "Zamba de los Mineros", poesía de Jaime Dávalos y música de Cuchi  Leguizamón, donde Bruno sacó el micrófono del pie de apoyo para sujetarlo con una de sus manos, y deslizándose por el escenario, dio muestras de su poder artístico e interpretativo porque por su manera de expresarse pudo llegar directamente al corazón de la gente para emocionarla.

En el final, ya con casi toda la sala levantada de sus asientos y cuando algunos bailaban en los pasillos quedaría “Diálogo con la chacarera” y otro tema que hizo que una mujer del público gritara: ¡Es impresionante Bruno!”, porque se venía “Coya en la ciudad” de Néstor Gea y Sergio Castro que narra las migraciones hacia las grandes ciudades y el desarraigo del pueblo originario.

La canción en su carga literal  tiene su punto de encuentro en la letra libertaria de Víctor Jara que Bruno eligió para dar contenido al recital: “Caminando, caminando voy buscando libertad, ojalá encuentre camino para seguir caminando”.

Nota: Guillermo Chulak

Fotos: Santiago Lofeudo


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