}
Cuando el Salón Sur en Pompeya ya estaba colmado de gente alrededor de las doce y media de la noche del viernes 17 de abril, comenzaron a sonar los más de 20 tambores que el grupo-escuela de percusión La Chilinga, coordinado por Daniel Buira, ex-batero de Los Piojos, puso en escena en la antesala del show que daría Arbolito.
“Si hay que mostrar las espinas….vamo’ a mostrarlas nomás”, decía una bandera que algunas personas del público colocaron al borde del escenario para recibir a Arbolito, una vez que La Chilinga ya había terminado su set y el clímax ya era ideal, feliz y fervoroso.
A las dos menos veinte de la madrugada, luego de una ruidosa ovación, los músicos Agustín Ronconi: voz, flauta traversa, quena, charango, violín, guitarra, Andrés Fariña: bajo y coros, Diego Fariza: batería y bombo legüero, Ezequiel Jusid: voz, guitarra acústica, guitarra eléctrica, Pedro Borgobello: clarinete, quena, coros y Sebastián Demenstri, percusión y accesorios, más Daniel Buira para sumar algo de percusión, ya estaban preparados para que la fiesta siguiera.
Esta banda amalgama diferentes estilos musicales, que desde hace más de diez años transita los terrenos del folk-rock, arrancó con “Caminando” del disco Mientras la chata nos lleve. Siguieron con “Polkatrónica” del CD La arveja esperanza, que dio pie al pogo que se iba apropiando del centro de la pista.
Continuaron con “Si me voy antes que vos” y con la estupenda versión que crearon de “Zamba de Lozano”, de Cuchi Leguizamón. Al finalizar estas canciones, apareció sobre el escenario Verónica Condomí para ponerle su voz a “Chacarera de las cloacas” y “La recuperada”, ambos del último disco Cuando salga el sol.
Más tarde, haría su presentación otro de los invitados: el cuerpo de danzas bolivianas y sudamericanas Amerindia para ponerle más color a la noche con su baile, tanto arriba como abajo del escenario.
Arbolito siempre mantiene vigente su ideología defensora de la madre naturaleza y la cultura aborigen, por eso no extrañó que se presentara Moira Millán, una mujer mapuche guerrera, que junto a su familia el 24 de diciembre de 1999 ocuparon 150 hectáreas de tierras que estaban en posesión de la policía local, en el Municipio de Corcovado, en la provincia patagónica de Chubut.
Moira explicó que vive un momento muy difícil porque fue imputada en cinco causas judiciales por cortes de ruta, y en otra por usurpación por haber ocupado durante seis años un terreno fiscal en lo que fue la tierra de sus antiguos, corriendo el riesgo de ser sentenciada a 15 años de prisión.
Una vez finalizadas las palabras de lucha de Moira, Arbolito tocó el tema acorde a la temática: “Niña mapuche”. Para el final, cerca de las tres y media de la mañana, cerraron con “Sobran” que tiene una letra que podría contener el pensamiento del grupo: “Faltan fábricas, falta hasta el pan…. Faltan trabajos, falta un motor…. Sobran políticos, sobran políticos..”.
Nota: Guillermo Chulak
Fotos: Santiago Lofeudo