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Es la única bodega en Salta que conserva la ancestral forma de recolección de uva, bien familiar y entre amigos. La cosecha de cada año finaliza con una fiesta folklórica que es bien regadita con vino de la casa. Por su crecimiento e interés, se acercan turistas de todo el país a participar del evento. Durante todo el día se brindan charlas técnicas y degustaciones, para que la experiencia sea realmente inolvidable. Este sábado 14, desde las 8 de la mañana, animate a ser parte de la Vendimia 2009.
Está madura la fruta. Ya es tiempo de vendimia, tiempo especial en la tierra del Divisadero, a 5 km de Cafayate, donde el enólogo mendocino José Luis Mounier encontró, junto a su familia, un lugar privilegiado para plantar sus viñedos, en medio de un paraíso, al pie del cerro y entre algarrobos, cardones, ruinas milenarias y terrazas que pertenecían a los diaguitas.
“No por nada los indios vivían acá y eran centinelas de todo lo que pasaba abajo”, reflexiona José Luis, aún con la mirada asombrada, la misma que se posó el primer día que llegó hasta aquí para soñarlo todo. Su Finca Las Nubes es el mejor balcón que tiene Cafayate del valle. Se ubica sobre la cadena montañosa El Cajón, desde donde se pude contemplar los ríos Chuscha, Lorohuasi y Santa María, Los Medanos, La Quebrada de las Conchas y el pueblo, entre otras bellezas.
CERCA DE LAS NUBES
Cualquiera podría pensar que el nombre de la finca deriva por la sensación que provoca estar cerca de las nubes, a 1.850 metros sobre el nivel del mar, pero su bautismo es mucho más exacto. “Con mi familia vimos una película que se llama ‘Un paseo por las nubes’, donde se relaciona en un predio chico una historia de amor con la vitivinicultura y se trabaja en familia con viñas ancestrales. Por eso le pusimos así”, confiesa su creador.
Ese es el significado real, un proyecto familiar con todos sus componentes involucrados. Un proyecto propio y artesanal porque el trabajo es manual y personalizado, pero que a pesar de ello, se cumplen con todas las normas bromatológicas y ecológicas. Una bodega boutique de vinos exclusivos, donde no hay margen de error debido a sus partidas chicas y limitadas.
UN DÍA DE VENDIMIA
La vendimia consiste en levantar la uva, agradeciendo a Dios por cosechar el fruto, tras un año de trabajo intenso y cuidadoso. “Nuestra primera cosecha -cuenta Mounier- la hicimos con un amigo. Empezamos jugado y después vinieron la familia de Mendoza, los amigos de Salta, y luego los turistas se fueron enganchando y ahora no podemos dejar de hacerla porque hay una inercia que nos empuja a seguir con esto. Nos gusta, lo disfrutamos y creemos que es una buena excusa para trasmitir el espíritu del vino”, considera.
El evento, que se realiza en el mes de marzo cuando el fruto de la vid se encuentra en el punto óptimo de maduración, está inserto en el programa turístico de la provincia. Arranca el día con un desayuno campestre, una charla técnica a cargo del enólogo sobre la elaboración, conservación y degustación, y luego las gamelas -recipiente para juntar la uva- se preparan para ser cargadas por aquel aventurero que quiera vivir su primera experiencia de cosechar. Inolvidable, por cierto.
Dicen que el vino es para compartirlo, como esta cálida casa que abre sus puertas a todo el público en una jornada entera de trabajo, con rondas de mate, un almuerzo con empanadas, y por la noche, el espectáculo folklórico con la presencia de importantes artistas, que tiene como protagonista a un gran tonel con vino, que cualquiera puede hacer uso de él.
UN SOÑADOR
El primer objetivo de José Luis Mounier fue conseguir el terreno. Un lugar pegado a las montañas, protegido de las heladas, donde el suelo y el agua son muy generosos con la vid. “Empezamos colonizando porque no había ni alambrados, caminos, energía eléctrica ni agua. Así pusimos las plantas, pero no tenía dudas de que la viña iba a andar muy bien. De a apoco fuimos creciendo y lo seguimos haciendo despacio”, reconoce Mounier, que cosechó una destacada trayectoria trabajando en diferentes bodegas de la zona y que todavía sigue colaborando.
Mientras descansa su mirada en uno de los algarrobos de la finca, dice ser muy soñador y que siempre está emprendiendo cosas que lo aparten de la rutina. Entonces, dispara: “Queremos mejorar lo que tenemos, hacer pequeñas partidas de vino de alta calidad”. Se refiere a la producción de su bodega, unas 50 mil botellas anuales, entre las que se encuentra el primer rosado salteño, un reserva, un torrontés, un espumante -todos con su nombre- y un tinto joven llamado Finca Las Nubes.
Durante todo el año, la gente puede visitar este camino que ha trazado el vino. Ver antiguos rastros indígenas, morteros, terrazas de cultivo, flechas, caminar por los viñedos, tocar la uva, ver como se trabaja, o bien, degustar debajo de un fresco algarrobo algún vino acompañado por tablas de quesos de cabra. Y en tiempos de vendimia, acuérdese que siempre hay folklore, poesía, amigos y -por supuesto- un vino de José Luis Mounier esperándolo en un paraíso de altura.
Datos útiles
Dirección: Finca Las Nubes - El Divisadero - Cafayate
Tel: 03868-422129
E-mail: japmounier@yahoo.com.ar
Web: www.bodegamounier.com