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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

Noches de folklore. Historias hechas canción vamos a la Balcarce


13/05/2005

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RECORDAR


Veamos que tenemos, dijeron un día los Puggioni. El apellido parece salido de un cuento de gangsters italianos, pero en nada se parecen. Fidel y Tupac son dos jóvenes hermanos salteños que hace unos años, impulsados por el gusto de hacer nuestro “lo nuestro”, decidieron reinventar la zona de la estación de trenes en Salta.

Eligieron la calle mas transitada y en ella abrieron un pub de blues, al 885 de la Balcarce. Lentamente el sonido de la guitarra viró del blues a la chacarera y la zamba y decididamente, las puertas de La Vieja Estación –como llamaron al local- se abrieron al folklore. Aquella casa a mitad de cuadra larga y angosta se convirtió en lo que hoy es uno de los lugares más concurridos de Salta, desde donde emanan sonidos de folklore, olores a empanadas y locro y aroma a buenos vinos. Un mural maravilloso realizado sobre el muro por el artista plástico Andrés Gauna, brinda la bienvenida.

La calle sobre la que duerme (en realidad trasnocha) La Vieja Estación, se convierte en feria de artesanías los domingos de 9 a 22, ideada también por Fidel y Tupac.

Pero algo más sucede en la Balcarce. Desde el número 400 hasta el 900, donde cae en picada hacia la estación desde donde parte el Tren a las Nubes, transitan los minutos nocturnos en los que el folklore, la tradición y la fiesta son una cita difícil de perder.

En los últimos cinco años, la totalidad de aquellos negocios vacíos, refugio de lo más humilde de la sociedad salteña, se han ocupado con los restaurantes más sofisticados, los pubs más europeos y lo que nos importa, las mejores peñas de la ciudad, que junto con Balderrama y La Casona del Molino, convierten a Salta en una de las ciudades con más movimiento del norte.

Para disfrutar de una noche en la Balcarce, hay que ir tempranito para reservar mesa. Variedad hay. Además de La Vieja Estación, y El Andén de las Nubes, está La Panadería, hasta no hace mucho tiempo fue propiedad de Mario Teruel, integrante de Los Nocheros, quienes solían ocuparla cada vez que volvían al pago, convirtiéndola en una especie de bunker musical. Hoy es La Nueva Panadería y en ella se presentan grupos como Los Izquierdos de la Cueva, prometedores y talentosos.

Hace poco se agregaron El Patio de la Balcarce -otra propuesta interesante cuyo anfitrión es Hermógenes, uno de los hijos de Zamba Quipildor- y una con estilo más tradicional: La Cacharpaya. Esta última presenta un espectáculo tradicionalista de malambo, con uno de los ballets más importantes de la provincia.

La Vieja Estación fue el semillero de dos grupos que hoy son reconocidos nacionalmente: Canto Cuatro y La Mira. Otros no menos talentosos, como Gustavo Córdoba, Los Teuco, Los Aimo, y Saeta siguen el camino de los anteriores
 
Caseros arriba al oeste cerca de la loma, hay una casa agreste que es La Casona.

Justo allí, al 2600 de la Avenida Caseros se encuentra La Casona del Molino, del siglo XIX, aquella que solía ser posta y hospedaje de los viajeros compradores de curtiembre y especias que se vendían en los alrededores. La finca fue adquirida luego de las batallas por la independencia por don Juan Gregorio Patrón, un terrateniente poderoso de la provincia. Mas tarde, a principios del 1900 un italiano llamado Enrico Mosca la compraría para convertirla en proveeduría general y posta de carruajes, estilo y ambiente que hoy conserva.
 
La casona tiene varias habitaciones, en cada una de las cuales uno puede llevar sus instrumentos (o pedirlos prestado), y tímidamente ensayar una zamba, una chacarera, una canción. Al rato se convierte el solista en grupo y más tarde se agregan los bailarines improvisados. Las empanadas y los tamales recorren las mesas, la sangría y el vino refrescan la gargantas de los amigos que se reúnen cada día a reinventar el ritual.

De vez en cuando aparece un Chaqueño Palavecino, un Kike Aguilera, o un Mario Teruel a compartir la velada, como quien entra a la casa de un amigo y se pone a ensayar una melodía.
 
A orillitas del canal
cuando llega la mañana
Sale cantando la noche
Desde lo de Balderrama


La más tradicional de las peñas salteñas- mas de 50 años de vida-, ubicada en la Avenida San Martín y la Calle Esteco, a orillas del canal. La mas entrañable, aquella a la que el Cuchi Leguizamón y Manuel J. Castilla nombraron en su zamba, a la que llegó La Negra Sosa alguna vez, para homenajearla con su voz.
 
Fotografías que recuerdan instantes maravillosos nutren las paredes de historia. Los Tucu Tucu, Castilla, Leguizamón, Perdiguero, Los de Salta, Mercedes, Alberto Castillo. Todo está listo para que el folklore mas tradicional se suba a las tablas. El Boliche Balderrama abre las puertas para que imaginemos por unos instantes esos momentos de gloria que duermen en sus paredes.
 
El sol se anuncia detrás del Cerro San Bernardo. Otra noche de folklore termina, pero la historia no. El día amanece viendo las torres de la Catedral de Salta, una de las más antiguas del país, del Cabildo, levantado en el año 1592, del Convento de San Bernardo, de la Iglesia de San Francisco, de la Plaza 9 de Julio.
Caminamos por la Salta colonial y pensamos en esa amalgama de sensaciones que se viven cuando todo es historia y todo es folklore...


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