Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


12/02/2009

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RECORDAR


El domingo, Mercedes Sosa dejó libre su corazón en un recital con alto nivel artístico. El cantautor Peteco Carabajal presentó sus nuevas canciones bajo la lluvia y Horacio Banegas consiguió una respuesta calurosa. Con carnaval riojano, Sergio Galleguillo despidió el festival hasta el próximo año.

La Banda se despertó con un clima casi invernal. Otra vez la lluvia como protagonista de cada noche, sin embargo, no pudo con La Salamanca, que dejó algunas postales para el recuerdo. 

Pasada la medianoche, el escenario Jacinto Piedra abría paso a una voz argentina consagrada en el mundo. La emoción colmó las tablas cuando Mercedes Sosa apareció con “Zamba para no morir” y el público entero se puso de pie para recibirla.

Así, la puerta quedó abierta para el recital de la tucumana, que continuó con “Corazón libre”, “Zamba para olvidar”, “Esa musiquita” y, en homenaje a la tierra que visita, cantó “Grito santiagueño”, de Raúl Carnota.

Pero eso no fue todo. “Esta canción me hace acordar a mi mamá”, dijo La Negra antes de interpretar, como sólo ella lo sabe hacer, “Cómo pájaros en el aire”. Ya sobre el final de su actuación, consiguió poner de pie al Club Sarmiento con el profundo mensaje de  “El ángel de la bicicleta” y su clásico final al son de “Luna llena”.

Antes, Horacio Banegas había dejado un clima festivo con la chacarera como espada. “Guitarra de sal” y “Mi origen y mi lugar” fueron las primeras letras de su autoría que  regó entre una comunión de almas que le daba un marco excepcional a la cuarta jornada de La Salamanca.

En una notable presentación, el cantautor santiagueño también ofreció temas como “Mensaje de chacarera” y “El color de la chacarera”. El romance con el público concluyó con una ovación, elevada como plegaria en agradecimiento por el constante aporte de creaciones que le brinda al folklore de la patria.

Otro de los puntos más fuertes de la noche tuvo como centro a los salteños Los Huayra, que acaban de recibir el premio Consagración de Cosquín ’09. Brillaron con su versión de “Ojala”, de Silvio Rodriguéz, y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de Fito Páez. 

La mismísima Salta se posó sobre el escenario de la mano de temas como “Lunita de Atocha” y “Zamba del negro alegre”. También le hicieron un homenaje a Sixto Palavecino en “La Sixto violín” y tuvieron un invitado de lujo en “La Plañidera”: El Duende Garnica, su autor.

La actuación siguiente hizo bailar bajo la lluvia. En nombre de la chacarera, Peteco Carabajal brindó canciones de su nuevo disco Aldeas, que presentará en Capital Federal los días 12, 13, 14 y 15 de marzo en el ND Ateneo.

“Milonga de peón de campo”, “Perdón” y una exquisita interpretación de “Mediterráneo” fue el epilogo de un repertorio sin desperdicios. También sonaron clásicos como “La estrella azul”, “Digo la mazamorra” y “Como arbolito en otoño”.

 Cerca de las 5 de la mañana, Sergio Galleguillo y Los Amigos llegarían para anunciar el final de la XVIII edición del festival. Con “Hay por qué será”, “Agitando pañuelos” y “Solita y sola” irrumpieron en la noche del adiós entre una lluvia que no apagaba el fuego salamanquero.

“Gracias por quedarse. Esta lluvia es como una bendición”, disparó Galleguillo y los “valientes” le respondieron con aplausos. Luego de “Carnaval en La Rioja” la invitación a su provincia ya era una realidad. Con harina y albahaca la fiesta ya era total.

La Argentina entera tomó dimensión de este festival que albergó a más de 13 mil personas por noche. Con magia y brillo propio convocó a una cartelera de lujo en cuatro agitadas jornadas. De esta manera, La Salamanca se perfila como uno de los encuentros de mayor envergadura del circuito veraniego.


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