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La tarde comenzaba a caer sobre el suelo detrás del cerro verdoso que daba luz a la cancha “Ricardo Romero”, el piso desparejo con pozos, las líneas desperfectas trasladaba la imaginación a un prolijo potrero con pasto medianamente cortado.
La tribuna hecha con troncos de country y la gente, llegando de a poco al IOSE de Cosquín para esperar a sus ídolos en otra faceta: la de futbolista. Pero no como profesionales sino más como un hobbie de hermandad entre la música y el fútbol, la pasión de multitudes.
De camiseta celeste bajo el lema “Por Siempre Los Tucu”, los artistas encabezados por Peteco Carabajal y Sergio Galleguillo se preparaban para jugar con la táctica de su entrenador Roberto Pérez. Por el otro lado, los periodistas, con vestimenta negra y un estado físico poco llamativo.
El partido fue una parodia entre una comedia americana y una pista de baile en la que los periodistas eran los bailarines y los artistas ponían la música. Demi Carabajal de 10 distribuyendo el campo, Peteco de 11, pero con la 9 en la espalda, sin la intención de esforzarse, parado y clavado con estacas al suelo esperando el milagroso pase que nunca llegaba de su hermano: “Se va desgarrar cuando toque la pelota”; en el centro del campo El Negro y Musha eran impenetrables para los escasos ataques de los periodistas; Juan, de 3, corriendo por la banda izquierda, Galleguillo de 9, con la casaca 11, de pesca sin caña esperando los pelotazos del sin sentido. Por la banda derecha Walter Carabajal, duro pero persistente, que andaba con suerte para la pesca.
Afuera alentaban Kaly Carabajal, Carlos Cabral, Daniel Argañaraz y los chicos de Guitarreros esperando buenos resultados de sus compañeros.
Los periodistas, corrían como los niños por el dulce, como gallinas por el maíz bajo las suelas del patrón y ni así, pudieron detener la avasallante estructura musical. Hasta el mismo Director Técnico, Pérez, le gritaba a Musha: “Gritale a esos pavos que jueguen bien, no a tus compañeros, a los otros” y era tal la facilidad y la diferencia entre un equipo y otro que el D.T. de los músicos le gritaba a Peteco: “Sino lo pasas a ese jovato, estamos cagaos…”
El partido salió 4 a 0, con goles de Jorge Herrera, Sergio Galleguillo, Walter Carabajal y Demi Carabajal, pero fue lo de menos: Peteco Carabajal charló con Folkloreclub sobre el verdadero significado de este encuentro: “Esto es un homenaje a mis queridos hermanos, Héctor Bulacio y Ricardo Romero porque ellos, juntos con otros, fueron los artífices de estos partidos, desde hace muchos años. Este partido es un clásico hace tiempo. El trofeo que el año pasado se entregó fue el homenaje a ellos y están en las vitrinas del festival”.
Por su parte Musha Carabajal valoró el significado de mantener vivo este tipo de encuentros: “Doy Gracias a Dios porque este partido se siga jugando, y por sobre todas las cosas, en esta cancha llamada Ricardo Romero. El trofeo que se juega lleva el mismo nombre y el año pasado, se lo llevamos al intendente de Cosquín en el escenario Mayor. Además es una dicha tener a Ricardo Pérez como técnico”.
Este tipo de partidos, rescata Musha, es una forma de distenderse del tocar e informar y tiene por objetivo principal, una actitud solidaria al recibir alimentos no perecederos para quién lo necesite.