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Es lo que tiene Cosquín, es una historia hermosa de características sentimentales en la que los artistas se descubren en todas sus facetas. Anoche, fue la noche del chamamé, con una puesta en escena magistral de Antonio Tarragó Ros con sus 152 acordeones tarragoseros, junto con Ramona Galarza, la alegría de Los Alonsitos, las historias de Mario Bofill y la experiencia de Julio Cáceres y Los de Imaguaré. Pero también hubo lágrimas que delataron que los grandes interpretes de la música argentina son hombres que tienen un corazón como lo fueron Jairo y Roberto Pérez, sobreviviente del accidente de Los Tucu Tucu.
La cuarta luna comenzó con el intérprete salteño vestido de saco blanco, siempre con la presencia impecable hacia su público. Facundo Toro, consagración del Festival hace 10 años, pisó el escenario y recordó viejas grabaciones como “Luna de Tartagal” y la famosísima “Zamba para olvidar” de su padre Daniel.
También estuvo de estreno demostrando que siempre tiene algo nuevo para dar y regaló “El borrachito” y la chacarera “La Diablera”,y posteriormente, dedicado a Don Horacio Banegas, “Mensaje de Chacarera”.
Siempre tuvo su repertorio romántico, por eso “Secreto amor” y “Te quiero hasta la luna”, levantó flores en los corazones femeninos. Ya era hora de los invitados, entonces cantó “Canción para una mentira”, junto con Cacho Buenaventura y Gualicho, grupo que quedó en el escenario para recordar tiempos pasados de Walter “Coco” Gómez y Los del Río o Los 3 del Río como supieron llamarse después.
La interpretación fue incomparable “Luz de Río” ó “Bonita”, llamado así en su disco, fue una muestra de calidad vocal en el trío, y para terminar, la ovación colmó las expectativas con “Malagueña”. Para el cierre “Por seguirte la corriente”, fue un broche de oro para el comienzo de la cuarta luna.
Una gran propuesta con nuevos sonidos, entreverando piano, bandoneón, saxo, acordeón a piano y flauta traversa, fue lo que el Trío Martínez-Jaurena-Ciavattini dejó en la Próspero Molina. Desde que ganaron el Pre-Cosquín 2006, nunca dejaron de pisar el escenario de Don Ata y esta vez se ganaron al público interpretando “Pateando Sapos”, “Niebla del Riachuelo” y “Adiós, Nonino”.
Una mujer, toda vestida de un verde fosforescente, apareció de espaldas al escenario y al descubrirse, lo rodearon los bombos y la danza para interpretar “Solo toco bombo”. El seño fruncido de Suna Rocha y la interpretación de “La arribeña”, dibujó en el aire un diapasón yupanquiano y posteriormente “Si no te olvido”.
La chacarera “Verdes infinitos” significó un punto de distensión de la artista cordobesa, que soltó sus primeros pasos de baile antes de invitar a Juan Iñaki para interpretar la baguala “El Seclanteño”. El cierre, a pura danza, y con la participación de Rolando Goldman, cerró con el carnavalito “Los Borrachos”.
El tango dijo presente de la mano de Juan Peinado con “Malevaje”, “La última curda” y “Yira yira”, hasta que se aproximó una de las máximas ovaciones de la noche: el conjunto colombiano “Los Carrangueros de Ráquira”, invitados como anticipo de la unión latinoamericana e iberoamericana que dejará la quincuagésima edición del festival del año próximo, sorprendieron con su cultura y su música festivalera. De la mano de Jorge Velosa Ruiz, su baile y su guacharaca, Los Carrangueros regalaron sus ritmos y sus hermosas coplas en “La Gallina Mellicera”, “La Cucharita” y “Julia, Julia, Julia”.
La gente no terminaba de aplaudir y ya estaba en el escenario La Delegación del Chaco, que entregó un espectáculo memorable llamado “Chakú, el canto a la diversidad”, una obra integral de poesía, música, canto y danza compuesto y dirigido por Mario Prieto Linares.
En el intervalo, Marcelo Simón, director de la Radio Nacional Folklórica, tomó el micrófono y acaparó la atención de los espectadores con su dubitativa voz y la proximidad de una notificación inesperada: “Vamos a presentar a un muchacho, sin énfasis, sin gritos, sin apelaciones a la emoción que nos suele dar por otras razones, vamos a invitar al escenario a Marito González…”.
Nadie entendía ni se imaginaba que diría pero Jairo, con una lágrima impotente en la mejilla y un puñal angustioso en el pecho soltó al aire lo que nadie quería escuchar: “Lamentablemente esta noche no voy a poder realizar la actuación prevista; la razón es simple pero incomprensible, porque es la primera vez que me pasa… Probamos sonido perfecto, pero no sé, por una baja de presión o no sé, me fui quedando difónico y al cabo de media hora no podía hablar”. Lo que ha dejado en el tiempo Jairo fue arte, y ella fue devuelta con aplausos cuando anunció la noticia. Su show fue reprogramado para el Lunes 2 de febrero a las 22.30.
Después del impacto, volvió la música, y Las Rositas Trío del Tango” con “Gallo Ciego”, “La Yumba” y “Libertango” dejaron atrás su belleza externa para endulzar con la melodía de sus cuerdas y el piano.
Tras el baile de los ganadores en Pareja de Baile del Pre-Cosquin 2009, Lazo-Ibáñez, llegó sorprendentemente al escenario la salteña Mariana Carrizo para regalar coplas lugareñas, entre risas picarezcas y su caja compañera.
Muchos no lo conocen, entre un gran porcentaje del público desconocen quién es pero en el escenario Mayor había un hombre, primero sonriente, y luego, automáticamente llorando tras recordar la tragedia y la culpa eterna de sentirse responsable de haber entregado al cielo a sus dos amigos Ricardo Romero y Héctor Bulacio; Roberto Pérez, el tenor sobreviviente de Los Tucu Tucu, volvió al