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El charanguista nacido en el barrio porteño de Flores, Rubén Segovia, hizo su infancia en La Matanza junto a su padre chaqueño y madre correntina, en un barrio humilde rodeado por vecinos santiagueños, tucumanos, correntinos y de países limítrofes de Argentina.
Ya con la base de diferentes culturas, comenzó a interiorizarse en el folklore, con referentes como Los Manseros Santiagueños y las Hermanas Vera, entre otros.
Su padre, guitarrero y chamamecero, y su madre fueron los principales impulsadores de su acercamiento por la música, quienes mandaron a Rubén a los ocho años a una Academia de Danza, donde participó activamente del Ballet Ollantay y bailó hasta los veintidós recorriendo festivales por todo el país. “La danza era apasionante para mí. He aprendido mucho de técnica y movimiento hasta con los demás, y malambo bien norteño”.
Comenzó a estudiar guitarra a los once años pero su pasión y su curiosidad por el charango lo llevó a descubrir a los catorce un instrumento que lo apasionó por su sonido. “Un amigo me dijo: ´Fijate Rubén, te dejo este instrumento, a ver qué podés hacer..`. Lo primero que hice fue comprar un manual porque no tenía ni idea ni donde comprar cuerdas ni nada. Las primeras cuerdas que puse fueron de tanza. A los diecisiete ya me atrapó su sonido y empecé a buscar los vinilos de Jaime Torres y desarrollé el oído con paciencia hasta sacar algún punteíto”.
Su insistencia por desarrollar sus aptitudes, lo llevaron a contactarse con Héctor “Toro” Staforini, ex guitarrista de Los Andariegos, quién le enseño música, afinación y armado del instrumento. “Él me guió durante siete años, como sacar temas, las tonalidades del charango. Aún le sigo consultando”.
Después de integrar varias agrupaciones, Segovia decide a sus treinta años, encarar su proyecto como solista. “Uno tiene en la cabeza un sonido, una propuesta, o sea, era la hora de ponerse las pilas y empezar a ver hacia donde quiere llegar uno y qué quiere mostrarle a la gente”. Por tal motivo comenzó a armar un repertorio charanguístico tradicional argentino y latinoamericano.
Sus aptitudes musicales lo llevaron a conocer Europa dos veces. “Antes de grabar el disco, en 2001 estuve en Francia tres meses en un hotel haciendo folklore y tango con un pianista que vivía en Paris y también el sur de Italia”.
En 2007 Rubén Segovia hizo una gira de cuatro meses por Alemania y Suiza recorriendo 34 ciudades. “Fue una gira presentando música y danza con Luis Pereyra y su pareja alemana; además bailé, incluyendo un cuadro de malambo y toqué la guitarra”.
Con su gran trayectoria y el propósito de mostrar la cultural musical argentina y latinoamericana, Rubén Segovia, va creciendo como un artista entero como pocos, con música y danza, llegando a ser uno de los consagrados en el ámbito folklórico nacional.