}
Nada pudo detener el vendaval de sus privilegiadas voces, ni siquiera la lluvia intermitente del sábado porteño logró asustar con humedad sus cuerdas vocales y celosa murió en la noche, una de esas en que el tiempo se detiene y busca simplemente la variante de admirar y aplaudir hasta repicar las palmas como campanas durante un curso infinito.
La gente llegó y acaparó todos los asientos disponibles del Teatro Santa María y se fue feliz de haber disfrutado la puesta en escena de un excelentísimo grupo vocal de música latinoamericana. Fue la noche de De Tal Palo, quién presentó su segundo material titulado La luna está roja con el éxito que se merecían.
El trío compuesto por Carolina Cohen, Andrea Cohen e Isabel Castillo demostró sus dotes artísticas en el escenario entreverando y aprovechando todos los recursos para un perfecto trabajo de voces y además, la coordinación coral y capacidad para ejecutar los instrumentos de percusión.
La sala se oscureció y en la intimidad, las cuerdas del bajista Jerónimo Santillán introdujeron la cita. De fondo la luna roja con un llanto de sangre y alerta, y las protagonistas con un perfecto y delicado vestuario, todas en rojo, abrieron la velada con “Siempre se vuelve a Buenos Aires”.
Comenzando el viaje imaginario por Latinoamérica, sonaron el porro colombiano “El Porro magangueleño” y la puya “Los tres solitos”, canciones en que de a poco, fueron incorporando los diferentes tipos de instrumentos de percusión, matices vocales en continuado y los cambios de ritmos.
Llegando hasta Brasil, musicalmente de menor a mayor, primeros las voces a capella, y los elementos musicales aparecieron hasta formar la perfecta melodía de samba. Y fue con la canción de Zé da Zilda y José Thadeu “Um calo de estimaçao”, que pusieron su granito de arena en el país carioca. Ya en Cuba, interpretaron la canción de Obdulio Morales “La culebra”.
A continuación, los armónicos de la guitarra de Felipe Bonacina abrieron el lamento peruano titulado “El Payandé” en que crearon un clima óptimo para admiración de la letra -referida a la esclavitud- y el color de las voces bien matizadas.
“Este es un bloque de canciones de cuna cubanas que decidimos llamarla ‘Arrullando con nuestros cantos’”, comentó Andrea Cohen: las protagonistas se sentaron en forma circular con Bonacina y pasando por Andrea, luego por Isabel Castillo y finalmente por Carolina Cohen sonaron “No llora más”, “Juguetón” y “Drume negrita”, respectivamente, en un pequeño momento musical en que transportaron al público en añejas noches de sueños e historias de cuna.
Llegando hasta Chile, El trío cantó sin acompañamiento instrumental “El cigarrito” de Víctor Jara y luego, se fueron hasta Uruguay para interpretar “Martuán”, el primer corte de su último trabajo discográfico. La gente introdujo la canción con las palmas en ritmo de candombe y las anfitrionas, dispuestas en forma de L con los músicos, representaron la música candombera.
En la mitad de la canción, llegó un solo de percusión que además contó con la participación de Carolina, la excelente percusionista que ya venía destacándose, desde el principio.
Sin olvidarse de sus raíces, al son de la caja peruana, la música argentina volvió a tener su lugar, como en la apertura, e interpretaron la milonga de Mariano Mores y Fernando Caprio “El firulete”. El ritmo de joropo no podía faltar y con “La mula”, se hizo presente el ritmo venezolano.
La gente aplaudió de pie el siguiente tema “Guacharrum”, un potpourri de Bobby Navarro en que De tal Palo hizo una recorrido por los ritmos musicales de Puerto Rico, en una interpretación sin monotonía, en que cambiaban perfecta y coordinadamente de ritmos y tiempos, con solos instrumentales de Fernando Pérez, Lucas Helguero y Carolina Cohen y la trasmisión al público del mundo festivo caribeño, haciéndolos bailar a unos y asentar la cabeza a otros como signo de admiración y aceptación.
Otro ritmo que no podía faltar era la cumbia colombiana original y fue con uno de los hitos de Pablo Florez “La cumbia está herida” en un mensaje que la propia Isabel resumió con la antiquísima frase con neta relación socio-política. “La venganza del inca duerme en la hoja de coca y despierta en el cuerpo del conquistador”, expresión inspirada en la matanza de los incas por manos del narcotráfico por la posesión de sus tierras por ser cosecheras de coca.
El show estaba llegando a su parte final y con coreografía y actuación incluída, sonaron el bolero “Rata de dos patas”, “El alacrán” y finalmente “La pataleta”.
El condimento especial de la noche se lo ganó Andrea Cohen quién en un arrebato en forma de cántico festivo por parte del padre, que estaba en el público, los espectadores corearon el Feliz Cumpleaños en su nuevo aniversario de vida.
Los aplausos de los seguidores no dejaron a las protagonistas bajarse del escenario e interpretaron dos temas más: “La cumbia está herida” y “El alacrán”.
Luego de saludar a los presentes, el trío se paró al pie del escenario y cerraron sorpresivamente con un tema totalmente a capella y sin micrófonos llamado “La mujer de Antonio”, demostrando una vez más sus increíbles capacidades como artistas y cantantes.
Un show para todos los gustos, con una elección del repertorio digna del aplauso, con temas populares, festivos y además con otros con mensajes sociales que centran la atención en la historia de algunos países y vivencias de sus pobladores.
Además de las excelentísimas voces y el acompañamiento de grandes músicos, las cantantes dejaron en claro que De Tal Palo no son tres sino cuatro, haciendo referencia a Ricardo Martínez, encargado de la puesta en escena, el asesoramiento grupal y la producción general, que con el trabajo externo y silencioso, es pilar fundamental para que el conjunto de música latinoamericana ofreciera una extraordinaria presentación.