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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

Peña Lo de Pueyrredón


18/03/2006

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RECORDAR


El sábado por la noche en el Restaurant-Peña Lo de Pueyrredón, ubicado en el barrio porteño de Palermo, se presentó por tercera vez en Capital Federal un artista que ha ganado un importante espacio en el último festival de Cosquín. Hacia allí fuimos, y para nuestra sorpresa, cargamos en las alforjas un puñado de costumbre riojana que se desprendieron de las canciones acariciadas por Hernán Robles.
 
Lo que vivimos en esa velada escapó a todos nuestros pronósticos. Es que el encuentro con Hernán sucedió minutos antes de su actuación.
En la charla no hizo falta investigar de su origen o punto de partida. El mismo diálogo tomó ese sendero...
 
Sus ojos pintaban destellos de sol al nombrar a la Rioja, y un orgullo a flor de piel relataba la gran movida que desplazó su provincia durante las nueve lunas del Cosquín 2006. Su boca se endulzaba al hablar de su pueblo Chilecito -un lugar privilegiado por su paisaje y naturaleza-, en donde año tras año se realiza La Chaya: un festejo ancestral que se manifiesta a través de los tradicionales topamientos por todos los barrios, donde la gente descansa en sus orejas ramitos de albahaca y juegan con agua y harina al son de las vidalas.
 
El recital comenzó pasadas las 23:30 con un marco de público sobresaliente, lo que le dio un clima festivo de principio a fin. Robles abrió el telón con dos temas particulares como Canción nocturna para Taiel de Víctor Heredia y Parte del aire de “Fito” Páez.
 
A lo largo del encuentro adelantó canciones de su próximo disco -el sucesor de la carta de presentación “Armonía” editado en el año 2004- al presentar Zamba del duraznillo u Homenaje de José Luis Aguirre, que habla de cuando el cantor se pierde por diferentes caminos y la mujer se queda esperando.
 
Además hizo un recorrido por algunas piezas de su primer placa como Algarrobo, donde musicalizó la letra que escribió su padre o Mientras estés conmigo, de Víctor Hugo Cortés. Esta ultima marcó en el año 1998 el inicio a su carrera artística porque fue con lo que ganó a los 16 el certamen riojano Septiembre Joven como “Mejor Solista vocal Masculino”, y lo que le permitió conocer un estudio de grabación.
 
Cortés es uno de los compositores que elegí para mi primer disco – confiesa Hernán- porque yo gané con su tema una de las distinciones más importantes para mi carrera. Lo conocí cuando tenia 14 y me pasó esa zamba. Después no lo volví a ver por 8 años cuando le regale mi disco. Es un icono esa zamba y por eso me encanta que me la pidan como hoy.
 
A su primer trabajo discográfico tardó 4 años en terminarlo. “Juntaba unos mangos e iba grabando”, recuerda y a la vez reflexiona: “lo bueno que tiene es que uno decide todo, la grafica, el arte, dispone de los tiempo y sobre todo tiene la libertad de generarlo uno mismo”. Será por ese gran esfuerzo que se lo dedicó a su familia porque, como el mismo considera, es la fuente de vida, es amor y amistad.
 
Empezó a cantar a los 5 años pero a los 10 ya se presentaba por los festivales de su provincia con un repertorio popular. Luego incursionó por el estudio musical en una escuela secundaria de arte, donde se recibió de maestro.
 
También tuvo un paso por el Rock Nacional y la música melódica, hasta que se fue a estudiar Comunicación Social a Córdoba y empezó a componer. Luego de abandonar esa carrera en tercer año, se metió en el profesorado de música para dedicarse, hasta el día de hoy, a la música de lleno.
 
Por estos días prepara su segundo material con composiciones propias y con mayor enriquecimiento instrumental que el anterior. “El primero tiene sólo dos guitarras y un bombo, al nuevo le voy a agregar bandoneón, piano, flauta traversa y violín, entre otros sonidos”, adelanta Hernán.
 
Volviendo al recital, el párrafo aparte en esta historia lo entonó la hermosa versión de El avenido y la perfecta selección de chayas que fueron protagonistas en más de una oportunidad en el repertorio de este joven artista.
 
Una vez más el folklore tuvo un pretexto para develarse en la noche porteña. Todo gracias a Lo de Pueyrredón que a diario se levanta en costumbre y tradición, y a un artista como Hernán Robles que merecía ser difundido por nosotros.


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