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El guitarrista Fernando Morales se presentó el pasado martes 1 de julio en la Casa de la Cultura, donde rindió homenaje a quien, para él como para muchos, es el “padre del folklore”: Atahulpa Yupanqui. Su amor por la música nació al viajar a caballo desde Pergamino a Cosquín, en reconocimiento a Jorge Cafrune.
Acompañado de su guitarra en una sala pequeña, intima y muy amigable, Fernando comenzó tocando “El arriero” seguido de “Viene clareado”, como para ir entrando en calor. Luego recién vino el momento del saludo y la presentación. Enseguida nomás, el sonido de la guitarra lo ocupó todo.
Con un repertorio muy diverso compuesto por vidalas, zambas, chacareras, milongas pampeanas, malambos, carnavalito y danza paraguaya, entre otros ritmos, el guitarrista hizo un original recorrido dentro de la amplia obra de Yupanqui, creando un clima que consiguió evocar todo lo poético, místico y telúrico que impera en los temas del gran compositor.
Varios de estos temas que de manera humilde y respetuosa Morales interpretó, forman parte de su disco Campo de la Cruz, nombre del paraje donde se encontraba la estancia en la que nació Héctor Chavero (Atahualpa Yupanqui) y en donde fue grabado este disco con sonido ambiente.
Este primer y hasta el momento único disco de Fernando, fue difundido a lo largo de los 700 Km que separan a Pergamino de Cerro Colorado de acaballo y con guitarra al hombro por el propio artista, presentándose allí donde le dieran un lugar para mostrar su trabajo.
Oriundo de Pergamino, al igual que el homenajeado, Morales se crió a caballo en la llanura pampeana y mamó ese amor a la tierra, esa sensibilidad y esa porfía de continuar, que se evidencia en cada interpretación en donde busca aquella afinación precisa o aquel acorde rebuscado que “el viejo mañero”, como él lo evoca con cariño, sabia hacer y que le da ese carácter inconfundible a su música.