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El músico, Consagración de Cosquín 2007, presentó su último trabajo en el Ateneo con invitados de la talla de Musha Carabajal, Carlos Cabral y Yamila Cafrune. Además homenajeó a Yupanqui, Cafrune, Don Sixto Palavecino y Tamara Castro.
En el mundo del arte, algunas veces se asiste a momentos únicos e irrepetibles. En la música, cada actuación en vivo plasma uno de esos instantes. Algunas veces también, el idioma “queda chico” para calificarlos.
Eso sucedió el viernes 27 de junio, en el teatro ND Ateneo. El santafecino Leandro Lovato presentó su disco “Emociones” en una noche que jamás se repetirá.
Moldeando un poco el idioma, jugando a inventar palabras, puede decirse que Lovato –además de consagrarse en Cosquín- es claramente un “emocionador” de profesión: su música, su pasión, su alegría hicieron que aquella noche de “Emociones” tuviese, valga la redundancia, muchísimas emociones.
El show comenzó apenas pasadas las 21 con los acordes de “Rumor de Salamanca” y -desde entonces- el “Lele” no paró de saltar y correr por el escenario.
Con su característico gorro de lana blanca, se animó a Buenos Aires y jugó de local: “Ya que estamos acá, vamos a hacer unos tangos”- dijo- e interpretó “El choclo” (de Ángel Villoldo) y el valsecito “Quiero ser tu sombra” (de Héctor Quatromano).
La noche estuvo marcada por sucesivos homenajes. “Un día, bajo uno de los inmensos robles que tiene en su casa, él me pidió que llevara el legado de nuestros mayores. Y qué mejor que hacerlo con sus canciones”, el pedido era de Don Sixto Palavecino. Él fue el primero de los recordados sobre las tablas del Ateneo.
Del siguiente “mayor” del que se hizo eco dijo: “debo confesar que yo creí que él era salteño, con su caballo y su sombrero”, comenzó a sonar la mítica “Zamba de mi esperanza” y en medio de la canción se sumó Yamila Cafrune a la reunión para entonar una de las obras más emblemáticas de nuestro folklore.
También se recordó a Atahualpa Yupanqui con su famosa “Luna Tucumana”, que fue coreada por el público de todo el teatro.
Siguiendo con los invitados, y de la mano de Musha Carabajal y Carlos Cabral, se escucharon clásicos del cancionero popular como “Mi abuela bailó la zamba”, “Domingo santiagueño” y “Perfume de Carnabal”. Musha, además dijo que “Los Carabajal y Leandro Lovato saldrán pronto a tocar juntos por todo el país”, anunciando una reunión que dará que hablar.
La lista de canciones recorrió sus tres trabajos y se destacaron “Violín del alma”, “La siempre alegre”, “Zamba de mi pago”, “Para Curarte hei Venido”, "Donde Mueren las Palabras" y "La Juguetona".
Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, el “Lele” rindió homenaje a su amiga y mentora, Tamara Castro, interpretando una sentida versión de “Por qué será”.
Además, y en exclusiva para los presentes, estrenó la chacarera “Llave y candado”. “Habla de un hombre al que han lastimado tanto por amor que decide poner llave y candado a su corazón.” Y aclaró que formará parte de su próximo trabajo.
Dos horas de concierto que corrieron rápido, con la energía que ya es un sello de Lovato que se animó a bajar del escenario, correr, saltar y pedirle al público que cante. “Han estado muy bien –recalcó- no necesitan ensayar”
Las emociones se cerraron con “Santiago querido” de Leo Dan, que reunió en el escenario a todos los invitados y bailarines profesionales y amateur que llegaban desde la platea.
“Muchas gracias por apoyarme, por apoyar al folklore para que nunca muera. Ojalá esta sala esté siempre llena con espectáculos de música argentina” –subrayó el violinista y compositor que seguirá emocionando a los amantes del folklore por todo el país con su “Emociones”. Y Lovato sabe cómo hacerlo, porque sobre el escenario es un verdadero “emocionador”.