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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

CON EXPRESIÓN ANARQUICA


12/05/2008

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RECORDAR


Don Horacio “El Negro” Fontova se presentó el pasado sábado 11 en  la tradicional Librería-Bar Clásica y Moderna de la calle Callao al 800. Adelantó algunas de las canciones que formarán parte de su próximo disco "Folkloreando y otras yerbas" y repasó  los temas de sus producciones anteriores.

“Quiero confesar quién soy realmente: pertenezco a la tradición marista (vainilla y pubertad), fui educado en el colegio De  La Salle, mis verdaderos amigos son Bernardo Neustad, Mariano Grondona y juntos vamos a visitar al curita Christian Von Wernich.......¡¡¡¡Mentiraaaaa!!!!, sigo siendo el mismo negro anarco de siempre”, decía esto Horacio Fontova presto a seguir sacándole notas a su guitarra “Clarita”.  

Fontova pareciera estar condenado de por vida con el humor, por eso mientras acomodaba hojas sobre un atril dispara una de las primeras bromas de la noche: “Son las letras de las canciones, no quiero olvidarme nada, mi memoria está quemada por una sobredosis de L Casei Defensis”. Al show lo bautizó como “El imperio contraataca”.

Y en este cambio, de un Fontova más salsero años atrás y ya casi asentándose definitivamente en el folklore, que se vino gestando desde la salida de su último disco “Negro” allá por el 2004 con versiones de autores como Buenaventura Luna (Zamba de la toldería), Falú-Dávalos (Vamos a la zafra) o el Chango Rodríguez (Del mote), llegaría la hora de escuchar un tema estreno del nuevo trabajo: Historias del azúcar, “dedicado a la familia Blaquier”, descargó irónicamente porque en una de sus partes dice: “exprimidos en las cañas endulzando el capital”.

Seguido hizo La zamba de Juan Panadero de Gustavo "Cuchi" Leguizamón y Manuel J. Castilla y la tradicional zamba de mi Esperanza que fue cantada al unísono por el público.

El habano de Tittarelli del anterior disco, Negro, fue el próximo tema y tuvo una explicación cómica sobre el origen del apellido a que hace alusión el tema y aclaró que estaba dedicado a la familia de Marlon Brando “y a sus parientes, como el diputado Enzo Brando, el hacedor patagónico Alan Brando y al maestro rural Nico Brando”.

“El tema que viene, Amor en Irak, está dedicado a un primo mío, Gemir al Kagar, un tipo uranio, de uranio empobrecido que hizo la música de la ejecución de Saddam Hussein”, y despertó una vez más la risa de los asistentes de la noche que se encontraban cenando en las mesas dispuestas alrededor de la plataforma en donde estaba sentado Fontova con la tradicional gorrita hindú sobre su cabeza. Para terminar la primer parte se despidió con Zamba de la toldería.

A la media hora y pasadas las once de la noche, antes de comenzar a tocar agradeció la presencia en el lugar de sus amigos periodistas Alfredo Leuco, Diego Bonadeo y de los músicos Lito Vitale y su hermana, Liliana. También, fue infaltable el saludo para Gabriela Martínez Campos, su compañera desde hace años en la vida.

Con el tema Que viva la Chacarera del disco Fontova trío arrancó la segunda parte. Y para hacer Milonga para Barreda le pidió a Lito Vitale si lo podía acompañar en el piano. Despertaron una gran ovación y piel de gallina en el público cuando hicieron el tema Resistiré, aquel hit que se hiciera popular por la novela protagonizada por Pablo Echarri.

Antes de hacer la famosa zamba Luna tucumana de Atahualpa Yupanqui levantó con ambas manos una foto para mostrar a todos lo imagen de Osvaldo Pugliese, “el santo de los músicos que hoy nos está protegiendo”.

Más tarde tocó Vivo moviendo el vientre, “un tema que le hice a una odalisca en decadencia”, aclaró.

Su amiga Liliana Vitale también subió para acompañarlo en el piano y juntos hicieron una canción de autoría de la impresionante cantante: Al amparo del cielo. La Nochera de Jaime Dávalos y E. Cabezas fue lo siguiente que hizo este improvisado y aclamado dúo.

Nuevamente solo junto a su guitarra, Clarita, Fontova realizó El olvidao de Duende Garnica. “Esta canción se la hice a un emisario del demonio”, era el anuncio de Jorge W., dedicado al actual presidente norteamericano Bush, tema que todavía, lamentablemente, gana una vigencia más cruel.

Los Hermanos Pinzones cerró la noche y despidió un excelente show de más de dos horas de duración donde el folklore con su música nuevamente hizo eco en la sangre de los que estuvimos presentes ahí sentados.


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