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Palpitando la salida de su segundo disco, los mendocinos repasan su carrera, hablan de Baradero, Santaolalla y Mercedes Sosa. Aseguran que su dúo "no se va a terminar nunca" y recalcan: “No necesitamos clichés para hacer nuestra música”.
La pregunta evidente, ¿qué significó ganar el Festival de Baradero?
Fernando: Fue una sorpresa increíble, porque tuvimos la posibilidad de compartirlo con artistas muy importantes y con mucha más trayectoria que nosotros. Orozco /Barrientos tiene cuatro años de vida, empezamos en 2003. Veníamos haciendo canciones desde hace diez años con la idea de armar un cancionero original basado en los ritmos cuyanos, pero nuestra aparición tiene cuatro años, a partir de ganar la gaviota de Plata en Viña. Esto de Baradero fue alucinante, realmente no lo esperábamos.
Tilín: No sabíamos ni que existía la consagración y fue hermoso que se detengan a escuchar nuestra propuesta, en una música que no ha sido muy difundida por estos años. Más allá de que nos tocó a nosotros, me parece de una inquietud y de una búsqueda interesante.
¿En qué se diferencia la propuesta de ustedes respecto de otros folkloristas cuyanos?
T: Se diferencia en que las canciones y el sonido son originales. No necesitamos de cliché para hacer nuestra música. Se diferencia en que es Orozco/Barrientos. Es decir, cuando escuchás Orozco/Barrientos sabés que es Orozco/Barrientos. Creo que eso es lo fundamental que le puede suceder a un artista. Te puede gustar más o menos que otras propuestas, pero sabés que es Orozco/Barrientos.
¿Cuál es el secreto de su sonido?
T: el trabajo es la búsqueda y el trabajo constante que hacemos con Fernando, de buscar una propuesta y una expresión para proponerle a la gente. Hay cosas tan bonitas que tenemos que proponer otro sonido, otra estática y otra intención. Creo que lo estamos logrando. Por supuesto, queremos seguir aprendiendo de los grandes: León Gieco, Mercedes Sosa, Teresa Parodi, Gustavo Santaolalla.
¿Qué sienten cuando las nuevas generaciones los miran como ustedes miraron a eso grandes?, ¿los condiciona?, ¿se sienten responsables?
T: Nosotros somos libremente respetuosos. Significa que no sentimos una responsabilidad ni un compromiso. Porque tendríamos que estar respondiendo a un requerimiento que es momentáneo. Ves cómo grandes propuestas, si no tienen fortaleza de ideas o conceptos, se terminan. Orozco/Barrientos no se va a terminar nunca. Orozco/Barrientos tiene una idea, una ideología artística y la quiere compartir con la gente. Pero no queremos proponer dogmas o postulados. La gente que nos escucha entiende el guiño que le estamos tirando. Y el que no lo entiende disfruta con los gatos y las cuecas. No es una cuestión de entendimiento intelectual, sino que cuando toda la vida comés lechuga, alguna vez vas a probar achicoria o rúcula. Quizá no lo comés todos los días, pero decís “está bueno”. De a poco la gente va escuchando otras cosas, no sólo nosotros sino también otras propuestas. La gente está ávida de escuchar otras cosas, buscando distintos géneros. A la gente le gusta buscar.
¿Ustedes son buscadores?
T: Somos totalmente buscadores. Yo tengo una colección enorme de discos inéditos, de intérpretes y compositores, por mi calidad de productor. Fernando es un buceador enorme también. Juntamos los dos buceos y tratamos de reunirnos con esa gente que es muy interesante y que quizá nunca escuchó a Armando Tejada Gómez. No está en nosotros culparlos, está en nosotros mostrarles. Entonces Está bueno eso también, porque tienen otra cabeza. Hacen música, generan arte, estudian. Esa es la gente que nos moviliza fuertemente.
Es decir, que tienen un rol pedagógico con otras personas...
T: Sí, nuestra obligación es mostrar lo que nosotros sabemos y difundir lo que otras personas nunca han escuchado. Porque también nosotros vamos en esa búsqueda. Cuando escuchamos a músicos, poetas o vemos pintores, vamos a buscar algo nuevo, original. No estoy diciendo que lo hayamos logrado, estamos en ese camino.
Cuando se juntaron por primera vez, ¿escribieron algún tipo de manifiesto, al estilo del Nuevo Cancionero?
F: Fue una propuesta de Tilín. Yo venía de otro palo y no hubiera hecho esto si no hubiera estado él de por medio. Además nos une una amistad desde hace muchísimos años y, a mi modesto entender, él es el referente, en este momento, de la música cuyana. Cuando empezamos a escribir el cancionero fue bastante espontáneo. Fue juntarnos y ver qué músicas tenía él, yo aproximé letras y vi cómo me quedaba cantar las canciones. No lo hicimos en ese momento porque teníamos proyectos distintos: yo estaba trabajando con Caín, un grupo de rock, y Tilín con El Puente, un grupo de folklore. Quisimos alimentar el repertorio de algunas agrupaciones de Mendoza que se copasen en hacer nuevas tonadas, cuecas. Así empezó.
Al momento de componer, ¿piensan en alguna temática en particular?
F: Siempre lo charlamos con Tilín. Habitualmente él hace la música y yo completo la letra. La temática es bastante amplia. Por ejemplo, en un gato como “Los ojos del amor” muestra lo que nosotros veíamos en los festivales cuando los chicos salen a bailar. Siempre está implícita una mirada, hay una onda. En “Celador de sueños” –compuesta en letra y Música por Tilín-él se inspiró en un celador real, un tipo que labura en Icho Cruz –una localidad de Córdoba- que genera una movida cultural muy importante hace ya unos años, se llama el Negro Valdivia. Por eso digo, la temática es muy amplia, no hay ninguna limitación.
¿Le falta lugar al folklore cuyano?, ¿sobreabunda la chacarera?
F: Por algo es también, porque es mucho más popular. Hace mucho más tiempo que vienen sonando esas canciones. El folklore cuyano –los mismos sanjuaninos, puntanos, mendocinos- están lejos de la caja de resonancia que es Buenos Aires. Eso influye, y mucho. De todas maneras, Santiago del Estero no queda acá a la vuelta ni Tucumán tampoco. Pero ellos siempre tuvieron la inquietud de acercar su música a este gran parlante que es Buenos Aires. El cuyano no, no se mueve de su lugar, y eso tiene mucho que ver. De todas maneras, hay referentes como Jorge Viñas que está radicado en Buenos Aires. Generalmente esa marginación que sufrió la música cuyana tiene que ver con las distancias y el poco interés que tuvieron sus creadores por mostrarla, a excepción del Nuevo Cancionero que incluso trascendió las fronteras del pa&ia