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La Serenata bajó el telón de su fiesta con una noche esplendida. El Chaqueño remedió su papel de la edición anterior brindando un espectáculo prolijo. Mientras que la chacarera llegó por fin a La Bodega Encantada con Horacio Banegas.
El sábado ya había llegado. Las boleterías lucían orgullosos carteles con la leyenda de “localidades agotadas”, y El Chaqueño Palavecino era el culpable de tanta demanda. Aquí, su presencia parece ser indiscutida. Hasta se habló de que la Comisión Organizadora cambió la fecha del festival para que él pudiera asistir. Es cierto, convoca como nadie, pero el éxito de La Serenata revive año tras año únicamente por el calor de la gente y la mística que la rodea. A diferencia de las dos lunas anteriores, esta comenzó a las 20 para que todos los artistas programados puedan mostrar holgadamente su propuesta. Otra vez se notó el vacío en la apertura por la ausencia de la danza. Es que este año los organizadores decidieron-vaya a saber uno por qué- no inaugurar las jornadas con un ballet, sino presentarlos en el medio de la noche. Catorce años es mucho tiempo y el gran cantautor Horacio Banegas merecía volver a Cafayate. Una voz consagrada dando el guiño inicial a la escala musical. “Para cantar he nacido”, un tema propio, fue el elegido para empezar, mientras que su rostro se lucía en mil colores a través de una pantalla gigante. Esa modernidad de santiago que lo diferencia, tanto en los sonidos de sus instrumentos como en los arreglos, esa postura de mirar firme al frente y ofrecer una entrega absoluta sabiendo bien lo que quiere decir y contar. Así es Horacio, que lleva en su sangre el color de la chacarera y que regaló una versión preciosa de “El arenero”. Pero ya era tiempo de entrar a Tucumán. La Yunta –Julían Humarán y Gustavo Paéz- volvía después de tanto tiempo, pero con la certeza de que su mensaje, esta vez, daría que hablar. “Tucumán adentro”, de su último disco que lleva el mismo nombre, y “Pensando en mis ojos” formaron un pequeño obsequio de bienvenida, y donde aprovecharon para dedicárselo a Los Tucu Tucu, “para que sigan siempre vivos”. Son un trío que suenan completo, con dos guitarras y percusión. Sonidos justos, que no hicieron falta estridencias para acaparar la atención de los presentes y lograr que le concedan bises. Allí aprovecharon para cantar bien fuerte “Viene clareando” y despedirse con el himno ”Luna Tucumana”. De todos los homenajes vertidos en esta edición, el del “Chango” Nieto se robó todas las lágrimas. El esfuerzo de la Comisión por reunir a su familia hizo que muchos serenateros digan luego: yo estuve ahí. Se escucharon fuertes aplausos cada vez que la imagen y el canto del “Chango” se proyectaban en las pantallas. Su hija Carla -cantora como él- junto a su hermano subieron al escenario a recibir una plaqueta entregada por el Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, y el Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Pasadas las 3 de la madrugada el cielo estalló con los fuegos artificiales que iluminaron durante más de diez minutos. Es que el Payo Solá ya abrazaba a los jóvenes salteños Canto 4, recientemente consagrados en el festival de Jesús María. Los clásicos “Piel morena” y “Nuestro juramento” se anticiparon al melódico “Enamorada”. Más adelante vino el reconocimiento hacia uno de los grupos que caló hondo en ellos: Los Cantores del Alba. Los locales Inti Khari y Los de Cafayate le hicieron sentir orgullo al pueblo, mientras que Los Diableros de Orán entregaron un repertorio que se extendió gracias al pedido del público. Las agujas daban las seis en punto. La impaciencia era notable y ya estaba todo listo para que el huracán de Salta aparezca en escena. Traje de gaucho –como siempre- Oscar “El Chaqueño” Palavecino encendió una locura mientras se acercaba al micrófono. Sin respiros fueron apareciendo los temas “Chaco Escondido”, “La serenateña” y “La taleñita, entre otros. “Hemos empezado cantando mucho para que después no digan que sólo vengo a hablar”, reclamó Oscar en sus primeras palabras. “Venir a Cafayate y no tomar vino es como tenerla al lado a Luciana Salazar o a Valeria Maza y no tocarlas”, continuó. Esa fue la contestación del artista hacia los distintos medios periodísticos que titularon bochornosa su actuación de la edicción anterior. Pero este mal momento no empañó el clima y la fiesta continuó. “Juan de la calle”, “Nadie lo sabe” y “Saltita” -junto al autor del tema, Roberto Ternán- fueron el preludio de un amanecer que coronó, como desde hace dieciséis años consecutivos, la presencia del Chaqueño en Serenata. Una larga lista de clásicos llegó a rozar las nueve de la mañana, cuando se dio como finalizado un show que no le faltó nada, ni siquiera polémica.