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Enamorado de la música argentina y del sentimiento que genera, el director y guionista Javier Macipe desarrolló una historia paralela entre dos géneros musicales: el rock y el folklore nacional. Así un rockero (Pepe Lorente), líder de una muy conocida banda, guiado por sus recuerdos de infancia, viaja a nuestro país para encontrar sus raíces. Con la voz de Atahualpa Yupanqui como norte, visita un Cosquín recortado del que no rescata a los artistas sobre el escenario, sino el alma que se halla en las peñas. Y es allí donde Demi Carabajal lo guiará a Carlos, el padre de la chacarera, interpretado por su hermano en la vida real, Cuti.
En esta mezcla entre lo real y lo ficticio la trama se divide en dos. Mauricio, el músico que necesita transformarse de guitarrista a guitarrero, invitado por la familia de La Banda, recorre los patios santiagüeños con sus bailes y tradiciones, adonde Carlos lo lleva descubriéndole los secretos de la composición y el ritmo.
Sin embargo, "La estrella azul" no se refiere a la canción de Peteco, tal vez a que las constelaciones sean diferentes entre ambos continentes, a esa nostalgia que Mauricio siente después de sólo diez días lejos de las presiones del medio, de las tentaciones a las que vuelve al regresar a España.
Y es allí donde Macipe hace uno de los dos quiebres que tiene el filme: centrarse en el pasado de Mauricio y su hermano, a quienes su padre les prohibía escuchar música. El otro, es romper la cuarta pared desde la primera escena en la que se muestra la primera página del guión.
En el balance, la mixtura músical sale ganando por sobre la otra trama, en un contexto más emotivo por sobre traumas menos explicados.