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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

La quinta luna fue un lujo de principio a fin. Una fiesta memorable, con momentos para la reflexión, el compromiso y un reencuentro inolvidable.


25/01/2024

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RECORDAR


Cuando todo terminó, cuando el cierre llegó pasadas las cuatro y media de la mañana, el cuerpo estaba exhausto y el alma llena de tanto. Porque se sospechaba que iba a ser una luna inolvidable de esta edición, pero todo lo que se vivió superó todas las expectativas.

  Felices cumpleaños  
Los Carabajal fueron los encargados de abrir la velada del miércoles, a pura chacarera y sentimiento. Con “Musha” a la cabeza y el apellido en el corazón de todo el mundo, que los aplaudió y los festejó en cada canción. Bien temprano arrancaba la fiesta y los aplausos por los discursos llenos de contenido, como cuando Mario dijo que “la mejor inversión que puede tener un país es la cultura”, para dar un espaldarazo desde la Próspero Molina a los medios públicos. Y el público devolvió el apoyo en forma de ovación. Bien temprano comenzó el baile entre las butacas y las invitaciones a artistas como Pablo Farhat y el Indio Lucio Rojas, que sumaron para la fiesta de sus 55 años.

Otras ovaciones fueron las que se llevaron Los 4 de Córdoba y todos sus invitados, que se encargaron de festejar a lo grande. Más que un cumpleaños de 55 años, parecía uno de 15, por la cantidad y la calidad de los invitados: Rony Vargas (quien también se encargó del “Aquí Cosquín”), El Negro Álvarez, Ariel Ardit, Los Nocheros, Facundo Toro y los Nombradores del Alba,  el Negro Videla, Por Siempre Tucu, Wilkins, Destino San Javier, Miguel Angel Robles, Los Tekis y Guillermo Novellis, de La Mosca, hicieron que la Plaza cantara cada una de las canciones y que delidara con “Muchachos”, para recordarnos Campeones del Mundo. Pero también, una sorpresa hermosísima y necesaria: Luis Landriscina. El humorista chaqueño, un campeón de la vida y del Cosquín, fue reconocido por la Comisión y por el público que le regaló una risa tan sincera como el aplauso ante su historia y su presencia. 60 de carrera resumidos en unos cuantos minutos de aplausos y risas.

  Luna llena de música  
La apertura fue realizada por el ballet Chakaymanta, que luego volvió a mediados de la madrugada para lograr la gratitud del público; como también lo hicieron la pareja de baile estilizado Luna Luna (ganadores del Pre Cosquín); Sergio Fasoli, Revelación en 2023; Sebastián Ruíz quien desde los espectáculos callejeros llegó al Atahualpa Yupanqui, como también Sofía Assis que por tercera vez consecutiva se presentó en el Festival, haciendo su “Luna amiga” amiga de todos los presentes, como también lo hizo Lucrecia Rodrigo. La pampeana también pisó la Próspero por tercera vez en su carrera y dejó su impronta con mucha presencia y una voz cautivadora. Y presencia fue la que tuvieron Por Siempre Tucu, que son pura historia y la historia de La Peña de Balderrama, que festejó su existencia, sus colores y sus 70 años de ser un faro en el folklore nuestro de cada día.
 
  Si lo escuchara Atahualpa… 
Alguien que siempre homenajea (sin quererlo) de la mejor manera al prócer que nombra al escenario es José Luis Aguirre. El chuncano, una especie de Yupanqui de estos tiempos, lo volvió a hacer: fue consagrado por una plaza que lo aplaudió de pie, que lo escuchó con atención y regaló junto al chuncano uno de esos momentos que quedan para siempre en la memoria. Como la suya, que siempre está en sintonía con lo que pasa y no se olvida de las raíces, como cuando suena Córdoba Morena o la Transerrana, dedicada a los nuevos valores del folklore. Y él, uno de esos valores increíbles, nos dio una canción que no tiene precio en tiempos de  mercado. Presentó por primera vez una canción que estuvo haciendo las últimas semanas: Canción bonita para mi barrio. Un tema de estos tiempos, porque “decir con arte es mejor”, pero si se dice con el arte de José mucho más. Una canción que no necesitó de estribillos para penetrar en la piel y en el corazón. Ese que Aguirre entrega en cada presentación, en cada composición. Un artista necesario, molesto, fundamental, esencial, para que empecemos a regresar al “corazón de la tierra”. Para que Atahualpa desde donde lo esté escuchando, se sienta orgulloso de que pase por su escenario.

  Fueguito que arde y que sigue ardiendo  
Por la mañana Eduardo Fisicaro posteaba fotos de la juntada previa, para que volviera La Juntada. En las fotos se veía a Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo, Roberto Cantos y Julio Paz en una mesa con canciones, guitarras y muchas sonrisas. Y eso que hace 20 años fue una reunión impulsada por la discográfica que los reunía, ahora fue un encuentro por necesidades propias y para que sea una de esas perlas, que brillan para siempre. Como cada uno de ellos, que juntándose pueden hacerlo aún más.

Dicen que lo bueno se hace esperar, por eso la gente no se quejó de que subieran ya cuando la transmisión había terminado y el fresco se hacía más palpable. Para eso había que bailar y dejarse llevar por lo que pasaba entre ellos cuatro: abrazos, risas, complicidades de amigos que fueron a pasar un momento único e inigualable.

Abrazados y al pie del escenario, antes de ir por sus instrumentos recibieron la primera ovación y la primera gran emoción. Dos décadas más tarde, en ese abrazo se materializaba lo que se esperó tantísimos años: una de las obras cumbres de nuestra música popular, se iba a poder ver y escuchar en vivo y en directo. Un lujo, una dicha para quienes estuvieron presentes.

La olvidada fue el primer tema de la lista y el comienzo del milagro, dentro del milagro coscoino. La intimidad se expandió por toda la plaza y el listado de aquel disco que sonó en orden y no necesitó de palabras hasta el décimo tema cuando Julio Paz dijo estar agradecidos, felices y contentos de haber elegido el arte. Y quienes estaban debajo mucho más.

La amorosa, Mientras bailas, Zamba y Acuarela, Perfume de carnaval, Pájaro lluvia fueron los momentos más sentidos de un momento a puro sentimiento, que después le sumó baile para que se hiciera “agua el helado” como gritó Peteco mientra sonaban  Mensaje de chacarera, Soy santiagueño, soy chacarera y Santiago chango moreno. El final después de ese viaje en el tiempo, fue con el Escondido de la alabanza, para alabarlos a ellos en ese tiempo del jueves por la madrugada, donde parecíamos estar en un viaje. En uno donde ellos son ese fueguito, ese fuegazo, que sigue ardiendo como sonó en Peregrinos. Cuando el cielo ya había perdido su luz, pero se había desparramado en ellos cuatro, que brillaron tan pero tan fuerte fuerte, como hace veinte años, para acariciarnos los sentimientos. Para que Raly, Roberto, Julio y Peteco sean “soldados a contramano del olvido”.


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