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NOTA DE INTERÉS


08/12/2023

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RECORDAR


El artista misionero Ramón Ayala, referencia obligada de la música litoraleña, falleció anoche a los 96 años en un sanatorio porteño. El creador de Posadeña Linda se encontraba internado desde finales de noviembre y con un delicado estado a causa del agravamiento de un cuadro de neumonía.

El misionero, que había nacido el 10 de marzo de 1927, en Garupá, frente al río Paraná, y en la frontera con Paraguay. Fue el mayor de cinco hermanos y se llamaba, en realidad, Ramón Gumercindo Cidade.

Transitó por el mundo durante casi un siglo y cultivó diversos oficios: fue compositor, intérprete, guitarrista, pintor, narrador de historias. Generó, a partir de su curiosidad y hacer incansable obras que marcaron un antes y un después en la historia de nuestra cultura. .

De hecho, fue creador de un ritmo: el gualambao, y compositor de canciones que combinaban profundidad, belleza y denuncia social: “El jangadero”, "El mensú", "El cosechero", "Canto al Río Uruguay", otras.

  Dolor en las redes sociales  
A minutos de conocerse la penosa noticia de su deceso, el universo digital fue escenario de un sentido homenaje a este hombre superlativo.

En ese contexto, el poeta y letrista santiagueño Bebe Ponti, expresó: “Se fue uno de los grandes creadores argentinos, el maestro Ramón Ayala. La selva misionera gritó un sapucay que llegó hasta el infinito”. Y dedicó unos versos: ¿Puede un río ser palabra y un poema guitarra de agua?/¿Puede la selva cantar con voz gruesa y llenar de pájaros los árboles?/¿Puede el cosechero recolectar estrellas y convidarnos su luz?/¿Puede la luz entrar al corazón del ser cuando la primavera se desclava de los lapachos?/¿Puede la flor arder en el rocío y el grito de los hacheros brotar en las picadas? /Ramón Ayala nos confirma que todo esto puede suceder porque la canción es la posibilidad de las imposibilidades./ El perfume de algún recuerdo, la mueca de un dolor, el camino que baja de la luna /y se prolonga en los pies del mensú. /Y si acaso todo esto fuera una conjetura y Ramón Ayala un hechicero?/El alma de un guatambú?/El niño descalzo de los yerbatales misioneros?/El Paraná rugiendo como un yaguareté saltando una cascada? /El Ñamandú que florece de la raíz de las tinieblas y crea el mundo? /Lo cierto es que su voz grande, arde como su tierra roja, s/e planta en el corazón de la belleza y hace la revolución”.

Por su parte, Joselo Schuap, remarcó: “Se nos fue Ramón Ayala. Q.E.P.D. y el pésame de todo un pueblo a su Familia, en especial a María Teresa Cuenca, su gran compañera de vida”. En paralelo, Manu Navarro, de Santaires, indicó: “Se fue un grande en serio, un enorme, un imprescindible, el gran Ramón Ayala, el Mensú”.

Además, el tucumano Claudio Sosa, expuso: Hasta Siempre Don Ramón Ayala .Así lo despido, amanecido nomás, como tantas noches que sus canciones nos acompañaron. Va mi sentido

tributo, con todo respeto, permítame esta ofrenda. Se marcha físicamente quizás uno de los últimos héroes de los temas más sublimes de nuestro cancionero.Maestro esencial, Sabio habitante de la Latinoamérica profunda. El Mensú del Folklore...Gracias por tanto, salud por lo vivido. Gracias por tanta obra, siempre infinita”.

  El recuerdo y la Palabra 
Ayala, emblema litoral, como los grandes hombres y mujeres de nuestra música, desde ayer se ha vuelto eterno. Queda claro también que sus melodías, y sus dichos quedan en el pueblo que supo abrazar cada una de sus creaciones.

En esa tónica, recordamos, volvemos a pasar por el corazón, una conversación que el artista mantuvo con este medio, en el otoño de 2016. Allí manifestó: “Mis canciones son canciones que están en pro del hombre, de la libertad, de la bonanza, del buen vivir, que es lo mínimo que tiene que tener el ser humano. No ser esclavo de otro. Porque esta sociedad nuestra es esclavizante. Si vos no tenés 6 u 8 horas al servicio de otro, sos un tipo que no servís. Felizmente, nosotros los artistas tenemos este gran beneficio de poder ejercer tu vocación, tu canto, tu vida, tu deseo, tu desvelo y además te pagan… es una maravilla. Pero además soy varios tipos en uno”

En seguida, sobre esa pluralidad de personalidades o roles, destacó: “Ser un poeta es una vida. Poeta no se puede ser de aquí a mañana. Es una vida de desarrollo, de romper, de quedarse, de andar, de mirada detrás del horizonte. Hay que tener una mirada profunda y hasta filosófica. Ser pintor es otro universo, otra vida, lo que es ser original en su obra, crear una escuela”.

En la misma línea, añadió: ”Ser cantante, cómo la voz de diafragma es una voz lírica. Yo he hecho canto con un profesor del Colón. Pedro Vargas, Ortiz Tirado, Frank Sinatra, todos los grandes cantores del mundo han estudiado y lo han empleado en la canción popular. Es muy difícil salirse del tranco y del rumbo de lo popular, lleno de defectos, de cantar de garganta, apretado. Por eso hay cantantes populares que se quedan afónicos. La voz es el instrumento más delicado del planeta tierra. Hay gente que habla mucho y se larga a cantar como si supiera y rompe su instrumento. Hay voces muy bellas, grandes voces que se han exterminado por el mal empleo. No se puede cantar sin conocer su voz, se está exponiendo el capital más maravilloso”.

Ferviente admirador de Atahualpa Yupanqui, por su hondura, Ayala subrayó que lo central de un artista es “la inteligencia, y la sabiduría. No ser ignorante, no se puede ser un transeúnte, un turista del arte. Las cosas tienen que hacerse en profundidad, conocer bien lo que está haciendo”.

En ese sentido, Ramón fue un experto, un hombre sabio y de un gran desarrollo interior. Por eso ha trazado una huella imborrable entre las páginas sonoras del Litoral que hoy es un poco más huérfano


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