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En la última noche, después de tres días de intensa lluvia, la luna regresó al Valle de Punilla para alumbrar y nada más. Para ser la inagotable compañera en la despedida de Horacio Guarany de los festivales. Para escuchar cantar juntas a Mercedes Sosa y a Soledad, acontecimiento que le infló el pecho a la música argentina. Es que Cosquín, claro, debía despedirse así: Haciendo milagros. Fue una jornada tallada de encuentros y reencuentros, de compromiso intangible que se renovará en enero del próximo año, cuando nuevamente la Plaza Prospero Molina vuelva a reunir a lo mejor de la sangre argentina. Una velada mágica sin principio ni final que hizo justicia -por más tarde que llegó- consagrándolo a Abel Pintos como el artistas con mayor llegada al público de esta 48° edición. En la noche del adiós la ceremonia de apertura se repetía otra vez, pero con la emoción multiplicada debido a los efectos de la nostalgia. La novena luna se abría por primera vez con un espectáculo integral, "Córdoba cuenta, canta y baila", formado por Los 4 de Córdoba, “El Negro” Álvarez y el cuerpo de danza local Cámin. Así se confirmaba el acierto de la Comisión Organizadora de presentar estas propuestas propias que alcanzaron gran éxito, como las vividas días anteriores -“Tributo a.Carlos Carabajal”, “Salta es una fiesta", que marcó la vuelta a los escenario del Chalchalero Juan Carlos Saravia y el trío Victor Heredia, Pedro Aznar y Jorge Fandermole, entre otras-. Entre cuentos y canciones como “Cordobés, guitarrero y cantor”, “Pateando sapos” y “Flor de papel”, los artistas cordobeses le dieron paso a la santafecina Mariel Trimaglio – revelación 2005- para que encendiera la fiesta y la ovación del publico que no la dejaba irse. “La vieja” y “El último sapucay” le sirvieron a Trimaglio para manejar el escenario a su antojo y mostrarse como la sorpresa de esta edición. Un llamado de atención como una de las voces a tener en cuenta para una futura consagración. Más adelante, otra joven voz femenina se coloría en la grilla a último momento. Milena Aristegui sintió la sequía de los aplausos al interpretar “Atesorando silencio” - más bien debería hacer silencio en vez de atesorarlos-. Entre otros malos momentos que se vivió en el festival, lo que sucedió el lunes durante el show del increíble grupo de rock Divididos, es sin dudas un punto a tener en cuenta para los próximos años. Lejos de unir con la música, hicieron honor a su nombre al separar al público. Sus efusivos seguidores -a remera quitada- arrojaron vasos con cerveza hacia las plateas, y los saltos y empujones al compás de los instrumentos de Mollo -y compañía- obligaron a las familias enteras a abandonar la Plaza. Siendo un espectáculo pensado para homenajear al maestro Yupanqui, ¿Don Ata hubiera echado a la familia con sus hijos de una fiesta popular y cultural o todo lo contrario? Pero este Cosquín, ahora poco polémico, también logra grandezas. El escenario se estremeció de la emoción cuando abrazó la figura erguida de Horacio Guarany, quien expresó que llevará consigo para siempre los aplausos que repiquetean en su corazón. En su homenaje y despedida del los encuentros festivaleros –pronto inaugurará en Luján un Centro Cultural donde radicará sus actuaciones- estuvo acompañado por Los 4 de Córdoba, Canto 4 y Soledad, como invitada especial para interpretar a dueto “Nada tengo de ti”. Aplaudido de pie y con lágrimas en los ojos, Guarany se despidió a paso lento. El clamor de la gente, que intentaba congelar para siempre ese momento pidiendo un bis, obligó al maestro de ceremonias, Miguel Ángel Gutiérrez, a decir: “Atención amigos, yo más que ustedes quiero seguir escuchándolo, pero entendamos que esto es lo que quiso cantar él, esto es lo que nos puede dar”. Palabras irrefutables que silenció como nunca a la novena luna. Luego, el premio Revelación 2008 fue develado y alcanzado por la cantante solista de Chascomús (Buenos Aires), Ángeles Braceras, obteniendo una nueva posibilidad de actuar en el Atahualpa Yupanqui. Inmediatamente después de la fiesta chamamecera pronunciada por Los Alonsitos, llegó el momento de conocer a la Consagración de está edición. Abel Pintos apareció en una grabación que registró el momento donde acarició a capella “El antigal”. Y como si algo más faltaba para la coronación, Mercedes Sosa subió a recibir en su nombre la codiciada distinción. Pero a la noche todavía le restaban destellos por encender. Ya era el turno de Soledad. “Cosquín: He venido por tu luna, he venido por tu gente. Gracias por aguantar mi adolescencia y aceptar mi madurez”, fueron las palabras de la santafecina nacida en Arequito, luego de presentarse con “La fiesta”. A esa altura, el encuentro con Guarany ya era sólo nostalgia. Otro cruce de titanes iba a lograr el festival: Mercedes Sosa y Soledad Pastorutti juntas, para cerrar magistralmente un Cosquín 2008 que no se apagó nunca. Ni siquiera cuando los cantores y poetas inmortales enviaron gotas desde el cielo para hacernos saber que ellos también estaban de fiesta.