}
La octava luna se la pasó bailando entre “la fragua de los pañuelos y las sonrisas entrelazadas de los bailarines” que hicieron se festejara desde el comienzo en una “noche larga y llena de emociones”.
“Esta noche me gusta todo lo que hay” decía en la previa un bailarín puntano, que llegaba a Cosquín para disfrutar de su arte. Y desde el comienzo mismo, la luna estuvo trazado por las danzas, por las performances y por la admiración que generan quienes llevan sus destrezas al Atahualpa Yupanqui. El ballet Duartango, de Chaco, fue el encargado de abrir la noche: luego de haber ganado el Pre Cosquín se ganó el aplauso de pie del público y el reconocimiento y los buenos augurios de Luis Landriscina“otro que empezó su carrera artística en este escenario”.
El dúo Orellana – Lucca llegó “Chacarereando” y se fue de la misma forma (con Haydée Cabrera, madre de Manuel, y Germán Kalber, quienes fueron la bailarina y músico invitados). Así la fiesta se desató desde bien temprano gracias a Manuel Orellana y "Pelu" Lucca y a esa canción, que fue una de las tantas nuevas que presentaron, que generaron los aplausos de principio a finy que es una especie de manifiesto: “Para morir cantando”… Y renacer al escucharlos, como pasa con el poeta que cuidaba la noche desde la remera de Manuel: Atahualpa Yupanqui.
Cuando terminó el show de ellos, el que subió al escenario fue “Musha” Carabajal, pero no para cantar solo. En una idea que se improvisó unas horas antes, el representante de Los Carabajal llamó a Adrián Maggi, “Indio” Rojas, “Lele Lovato”, “Bruja Salguero”, “Chaco” Andrada: Premios Consagración de los últimos años. ¿La finalidad? “Que no se rompan los eslabones. Nos concedieron el premio a la trayectoria. Pero la trayectoria se da si hay renovación. Soy de una generación que apoya a las nuevas para que se de la continuidad. Qué mejor que acá se pueda vivir la hermandad, que todos disfruten la música folklórica argentina” dijo Carabajal, antes de que sonara “Zamba del cantor enamorado” y “Mensaje de chacarera”, para que escuche todo el mundo y acepte los nuevos aires.
Las brujas que no pudieron quemar tienen fuego propio
La Bruja Salguero, recientemente recuperada del Covid, llegó con toda la potencia que la caracteriza y el compromiso tanto en el escenario como en su mensaje. Pidiendo por las leyes de humedales, de glaciares y de bosques comenzó con una versión muy linda de “Cuando tenga la tierra”. Le pidió a la Salamanca que se vaya “el bicho” pandémico y le dedicó “Echa sueño en las Conanas” a su padre Tino; invitó a Gloria de La Vega (juntas hicieron de ese momento uno de los más lindos) para cantara El enharinao, para pregutarse “qé tiene la chaya que al riojano lo hace llorar” y para que nos preguntemos qué tiene “La Bruja” que nos sigue impactando. Tal vez la fuerza que les pidió a las mujeres en “Juana Azurduy”, tal vez un fuego interno tan fuerte que no es posible que se apague.
Luego de las postales de Río Negro y Los Videla, que fueron destacados en las calles de Cosquín gracias a sus “vientos cuyanos”, el que llevó un ventarrón de chacareras y cuerdas fue el “Lele” Lovato, para echar luz en tiempos de oscuridad por la Pandemia, que devino en nuevas canciones. El violinista fue tejiendo nota a nota, gracias a su violín, el momento en que la gente ya no se pudo quedar quieta en sus asientos.
¿El corazón puede tomar otras formas? Parece que sí. Si la que actúa es Paola Bernal lo puede ofrendar en forma de bombo. O el bombo se convierte en un corazón que late fuerte y fuerte, que transmite mucho, aunque ella hable poco en una actuación que nos dejó ganas de más (su cara de sorpresa cuando se acabó el tiempo lo confirmó), acompañada de Bel Ghioldi, Joel Ocre y el gran “Minino” Garay. Violeta Parra anduvo por el escenario y Armando Tejada Gómez también con “Cosa de Todos”, para “dejar crecer la vida”, seguramente en adhesión a la marcha que por la tarde se llevó a cabo por las calles de Cosquín en contra del desmonte, para que Paola siga siendo “la mujer que canta para romper el eterno silencio”.
Que baile el país en Cosquín
El baile volvió con un emocionado Emiliano Zerbini, que regaló lo mejor de su repertorio para que los bailarines lo dancen y lo aplaudan tanto, tanto, que le regalaron uno de sus mejores momentos en estos 25 años de carrera. Las lágrimas de Emiliano hacen pensar que puede llegar a ser cierta su despedida de los escenarios… ¿Será?
Pahecos tuvo una actuación donde el rock se filtró por momentos, en un show que sonó muy bien, salvo cuando algunas pistas saltaron. De todos modos quienes saltaron de sus asientos, por la energía que le meten fueron los y las presentes.
La melodía ancestral y del monte floreció cuando La Callejera hizo su aparición. Y decir que aparece la banda comandada por “Chaco” Andrada es decir que la alegría está asegurada, pero así también las canciones que tienen mucho para decir en “un abrazo pujante”. Uno parecido al que se dio con “Pachi” Herrera, su invitado de honor y quien le puso música a “El encuentro será abrazo de amor”, una canción que nació en Cuarentena y que fue también lo que pasó entre la banda y la gente.
Canto y emoción
“Un sabor ancestral del río que lo cobijó” calmó la sed de ver al “Indio” Rojas, por parte de un público que lo esperó desde temprano. Inclusive que lo fue a buscar a la prueba de sonido para sacarse fotos y así demostrarle que el “Eterno amor” por él está marcado a fuego, como el que prendió en varias partes de su espectáculo.
Fue la mejor manera de terminar la noche, a puro baile, a puro ritmo y alegría. Pero no estuvo sólo, más allá de su banda que siempre lo acompaña de la mejor manera. Jorge Herrera, quien hace más de 20 años levantó a la Plaza, volvió a “estremecerla” con “Corazón Americano”. “Compartir con gente que defiende la esencia y la identidad” llevó a que presentara a Lázaro Caballero, quien se compró a la gente. Aunque hay cosas que no se compran, vienen con uno, ni se pueden pagar, como el momento que compartió con Lucio.
Lautaro Rojas fue el último invitado a la fiesta. Una fiesta que tuvo como gran protagonista al “Indio”, que momentos antes había dicho lo importante de volver a cantar y la emoción que eso generaba. A él y a la gente, que fueron testigos de una Luna renovadora, para mantener vivos los legados, para continuar el camino…