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La feria de Mataderos se vistió el Día del Trabajador con sonidos de violines gracias a Néstor Garnica. Es verdad y vale la pena decirlo, que éste último ciclo de la feria tiene a los artistas más importantes del folklore y otros que sin tener renombre continúan brindando calidad a este encuentro que tiene casi 20 años de historia.
Pero detengámonos en el artista central. Las seis de la tarde cayeron junto al sonido de la “Vidala de los Buenos Tiempos”, y “La Barranquera”, dos temas que dan comienzo a su segundo disco “...Y Sigue la Fiesta”.
Al pedido del público de “El Olvidao”, la chacarera interpretada-por-todos-hasta-el- hartazgo del Duende Garnica- el músico se quejó de que siempre le piden los mismos temas e invitó al público a aprender a escuchar cuando se despachó con una zamba también del segundo trabajo discográfico: “Tal vez así”.
Tiempo de chacareras y gatos vendrían con “Mishquila, “El Violín de Tatacu” y “El Gato de la Negra”.
“Ahora vamos a dejar descansar a los bailarines y vamos a homenajear a Buenos Aires”, dijo y junto a Gustavo Córdoba, su guitarrista, tocaron a dúo “Por una Cabeza” y Milonga de mis Amores”, que fueron ovacionadas por el público.
A ritmo de cuarteto y carnavalito en el violín pegó un intervalo que sorprendió a la gente, y presagió el final, con –y si, tenía que tocarla- “El Olvidao”.
Por más de una hora Néstor Garnica -consagración en el festival de Cosquín 2004- demostró todo su talento, dándose el lujo de improvisar más de una vez, sin partituras y sin posturas prefabricadas.
Hasta se dio el gusto de bromear en el final, al cantar “Entra a mi hogar” y “Allá Donde fui Feliz”, explicando que como músico santiagueño y por decreto del ex secretario de de cultura – Peteco- está obligado a cerrar los conciertos con temas compuestos por los Carabajal.
Mataderos una vez mas, fue fiesta, el violinero puso toda la música.