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Notas
ENTREVISTA


11/08/2021

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RECORDAR


El 11 de agosto de 1937 asomó la vida el revolucionario poeta Ariel Petrocelli, responsable de algunos de los versos más valiosos de nuestro folklore. Tanto es así que en Salta, su sitio natal, se celebra el día de la copla, en su honor.

Ese canto antiquísimo no pierde vigencia y a la vez incorpora nuevos universos en su decir. Un ejemplo de ello se plasma en la cotidianidad de Lorena Carpanchay, tejedora, bagualera y coplera, oriunda de los valles calchaquíes, a sus 52 años es una de las primeras y pocas trans de toda la Argentina que cultiva el canto vallisto.

En el marco de los festejos, que nacen en el NOA, pero se extienden en el corazón de toda la comunidad coplera del país, la cafayateña dialogó con FolkloreCLUB, caja en mano, sobre su activismo en el colectivo LGBTQI+ y otras cuestiones.

¿Cómo nace tu vocación por la copla, qué significa para vos este canto ancestral?
La aprendí de mis padres y mis abuelos. Yo he nacido con la vocación de cantar.  Aunque no sé si la palabra es vocación, es algo que me sale de adentro. Eso es lo que me gusta. Es un canto ancestral que viene de generación en generación, significa muchas cosas. La mayoría son coplas populares, con ellas aprendí a cantar. Hoy en día ya casi no las canto, porque la mayoría son hechas por mí, de mi autoría.

También estoy haciendo un poemario: “Las hijas de la Madre Tierra”, que lo estoy cantando. Y seguro que para el mes que viene voy a hacer el lanzamiento de otro poemario, donde también voy a cantar temas propios. Ese habla mucho de la diversidad.

El Encuentro Nacional de Mujeres en Salta, en 2014 fue una bisagra para vos, ¿qué recordás de aquel momento y cómo te posicionás hoy como coplera?
Fue la primera vez que participé de un evento tan grande y fue muy lindo. No sé si es una bisagra, pero me sirvió para hacerme conocer. Fue mi primera actuación como cantante de coplas, fue muy importante, porque nunca pensé que podría llegar a hacer todo lo que estoy haciendo hoy en día.

Desde hace quince años, la agrupación Boi Bumbá: las diosas de los tambores. En este sentido ¿considerás que la copla ayudó a cambiar la mirada sobre la comunidad LGBTIQ+ en el NOA, en el país?
Es una agrupación que ya tiene muchísimos años de trayectoria. He participado varias veces con la que estuve en varios corsos. En ese sentido, creo que sí, que la copla ayudó mucho para el cambio de la sociedad y para la diversidad. Hoy en día, yo canto más sobre la lucha, la diversidad, contra el travesticidio, también reclamo por las chicas, por cómo las matan. En la actualidad, la copla se ve desde esa mirada.

¿Cómo definirías tus coplas, tu estilo?
La copla, lo que yo canto, lo definiría como un estilo de vida. Es cotidiana: le canto a los animales, o cuando estoy aburrida en casa, comienzo a tatarear y a generar mis propias coplas. Las canto todo el día. Eso es un aprendizaje constante, todos los días voy aprendiendo algo nuevo. Como te decía antes: nunca pensé que iba a hacer conocida como artista, con coplas de mi autoría, y eso es algo hermoso. Tiene mucho significado. Aprendo mucho de mis mayores y estoy feliz con lo que hago. Me encanta y amo la copla. Se me están abriendo muchas puertas y estoy muy agradecida por eso.  Cada vez que canto me emociono, y a través de la copla pueden decirse muchas cosas.



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