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El folklore nacional se nutre de grades creadores. En ese mapa de imágenes y melodías, sin dudas César Perdiguero fue un hacedor incansable. Nació en Buenos Aires 7 de Mayo de 1921 y antes de cumplir un año de vida ya residía en Salta, provincia que abrazó con fervor.
Hoy se cumplen 100 años de su llegada al mundo y aunque partió hace varias décadas, su legado de canciones es tan actual como necesario.
Sus biógrafos relatan que en 1942, con Eduardo Falú, conforma el “dúo Falú-Perdiguero”. Más tarde, Falú se lanza como solista y César se aboca al periodismo, donde amplifica su producción y su vida cultural vinculada con su tierra, a la que amó entrañablemente.
Por otra parte, en 1946 inició "Cochereando en el Recuerdo", espacio radial que se considera de culto entre los salteños. También fue uno de los conductores del programa “El Canto cuenta su historia” , por Radio El Mundo y ejerció la dirección de LV9 Radio Provincia de Salta.
Dicen quienes lo conocieron que poseía una gran creatividad. Muestra de eso son los “slogans” pronunciaba y se imponían como definitivos en los festivales: “América Canta en Salta”, “Alegrate Cafayate”… o su “Churo, ¿no?” de sus audiciones radiales. Aportó más de treinta canciones a la cultura popular, entre las que se destacan Estoy de vuelta (con Fernando Portal) , Fiesta de guardar (con Gustavo "Cuchi" Leguizamón) , Guitarreando (con Cesar Isella) , India Madre (Con Eduardo Falú) o La niña de Los Lapachos (con José Botelli), entre otras.
Más allá de los datos objetivos, Perdiguero fue un hombre que signó con su impronta a la cultura nacional. Sobre su vida y su obra reflexionan algunas voces de nuestro Folklore.
Pedro Patzer “Nos permite recuperar los sueños”
Un poeta como César Perdiguero nos permite recuperar los sueños de los de abajo del siglo XX. ¿Qué se soñaba en las cosechas? Y la Poesía de Perdiguero responde: "Amarga como el sabor
de la planta del tabaco,/ así es mi vida patrón/pero la endulza mi canto" Don César nos recuerda que los obreros de nuestra tierra, siempre mitigaron las heridas existenciales cantando. Su obra es hermana de las guitarras, de las nanas campesinas, de los carnavales donde el pueblo habita un puñado de horas extraordinarias, en el que todos y todas son iguales ante los ojos del diablo.
Supo ser compadre en los versos de Manuel J. Castilla, probar del vino de esas zambas donde las lunas queman y las cajas padecen todo lo que se espera de Dios en la vidala.
Amante de la Salta de antes, César Perdiguero se hizo parte de ese elenco de inmortales que junto al Cuchi Leguizamón, el ya nombrado "Barba", Eduardo Falú, Jaime Dávalos, Ariel Petrocelli y algunos y algunas más, nos enseñan que en la provincia de Güemes es más fácil lograr lo difícil, y es más difícil conformarse con lo fácil.
Graciela Perdiguero: “Nos dejó un gran legado”
Este hombre de letras mamó todo el saber de su tierra, supo ganarse el corazón de cada uno de los salteños, de los lugareños con un lenguaje a la altura de ellos. Nació en un hogar humilde, modesto.
Hablar de Don César es ver paisaje, ver poesía plagada de metáfora fina. Supo de ese dolor que sufría su pueblo por ello se volcó a hacer actos solidarios, como por ejemplo el día del kilo, en el que a través de la radio congregaba los vecinos para que donaran alimentos no perecederos que eran entregados al hogar San Vicente de Paul. También la noche del peregrino, cuando el salía en la radio los 14 de septiembre todo ese gentío que venía de las montañas a tributar el homenaje a nuestros patronos que son el Señor y la Virgen del milagro. Perdiguero, desde la radio invitó a los vecinos para acercarles un pedacito de pan, una taza de café o una sopa caliente para mitigar tanta necesidad que traían en sus alforjas.
Perdiguero era canto, era poesía. Sus palabras y saberes quedarán perennes en el éter. Nos dejó un gran legado y una obligación de aprender a respetarnos entre todos porque él mancomunaba a todos. Lo tomemos como un ejemplo para la vida de cada uno de nosotros, los que amamos nuestras raíces, los que respetamos nuestras costumbres que son de un valor inconmensurable.
Marcelo Simón: “Tenía un talento deslumbrante”
Él fue un gran periodista, lo vi escribir estuve muchas veces en su casa. Los ceibos 16 era la dirección de Perdiguero. Un tipo muy sabio, muy amigo de Roberto Romero que fue gobernador de Salta y un gran admirador de César.
Él persiste en el imaginario popular porque era talentoso. Perdiguero era un tipo fenomenal, tenía un oficio, era locutor en LV 9, radio Güemes y creo que él es el que inventó el eslogan de la voz de la tierra gaucha. Tenía ese oficio en el que medramos también muchos de nosotros, salvo que él tenía talento y mucho, deslumbrante.