}
Uno nunca se pudo imaginar, hace unos años, que íbamos a tener tantas ganas de estar sentados en una butaca esperando que el sonido grave de un bombo nos pegue en el pecho, que las voces nos atraviesen en un recuerdo, ver artistas en vivo con tus propios ojos en un teatro.
El viernes en el Teatro Metro de la ciudad de La Plata después de casi un año sin presentaciones en vivo, Los Carabajal iniciaron sus shows presenciales, para mostrar su disco “Leyendas”, lanzado en diciembre de 2019 pero por las circunstancias ya conocidas, se vio obligado a postergar.
Los nervios de siempre, los mismos rituales antes de tocar, sacar el instrumento del estuche, probar sonido, recorrer la sala antes del show, encerrarse en el camarín unos minutos antes de salir a escena, y los abrazos de aliento para calmar la ansiedad, la banda se prepara para salir. Esa secuencia tan rutinaria y común, en este contexto se vuelve algo tan gratificante, como renovador, después de tanto tiempo sin pisar las tablas.
Con una energía sumamente fuerte, el show de Los Carabajal, inició como no podría ser de otra manera, con un bombo sonando en la oscuridad, Mario Carabajal, Walter Carabajal, Blas Sansierra y Kali Carabajal, salieron a escena tan emocionados como enérgicos, lo que se vio reflejado en las voces quebradas, y silencios prolongados en las palabras de Mario después de abrir con “100 años de chacarera”, “Mi abuela bailo la zamba”, “Como pájaros en el aire”, y cerraron el bloque con “A la sombra de mi mamá”.
A lo largo de la noche el repertorio pasó por temas clásicos, como “Entre a mi pago sin golpear”, “Penas y Alegrías del amor”, y “Entra a mi hogar”, así también como temas de un repertorio más actual, como “A orillas del Río Dulce” y “Lagrimas de amor”. Por supuesto hubo un pequeño homenaje a Jacinto Piedra, con temas como “El buen lugar” y “Te voy a contar un sueño”.
Si hablamos de puntos altos de la noche, no podemos dejar de mencionar los invitados; Milena Salamanca, cantando “Como flor del campo”, desparramando dulzura y cadencia a todo el público, Hernán Nieto, hijo del recordado Chango Nieto, y un homenaje, con “Recuerdos Salteños” y “Pampa de los Guanacos”, dejando al público impresionado con el parecido no solo físico, sino interpretativo con su padre, y por último Néstor Garnica, con su violín y un final, que daban ganas de pararse a bailar hasta que no queden más ganas, lo cual no estaba permitido, pero no faltó alguno que se salga de la vaina y desahogue su ganas de moverse un poco.
El público está tan emocionado, como los artistas, de volver a sentir la música en el cuerpo y no solo con los oídos como cuando ven un streaming. La noche pasó tan rápida como intensa y el público renovado y lleno de mucha música se fue como viviendo un déjá vu, no pudiendo creer el volver al vivo, y los artistas agradecidos por volver a recuperar esa energía, tan necesaria y única de enfrentarse a un público que no podía más de alegría. Volver al vivo, para sentirse vivo.