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Hoy en todo el mundo se celebra el día de los enamorados, en honor de un sacerdote que casaba a parejas jóvenes, a pesar de la prohibición imperial que impedía las bodas en un período de la antigüedad. Así, el 14 de febrero del año 270 a.C San Valentín fue decapitado por orden de Claudio II y, con el paso del tiempo se transformó en emblema del amor, en todas sus formas.
En este contexto, y como el romance también es parte de la letrística popular, seleccionamos algunas de las zambas, con foco en los diferentes puntos del amor, para conmemorar esta fecha a través del folklore.
Por supuesto, obras de otros ritmos, como la chacarera “Luz de amor”, de Peteco Carabajal o la Vidala “Gajito i luna” transitan distintas aristas de aquel sentimiento, pero aquí enumeraremos algunos de los títulos de aquellas melodías que se bailan pañuelo en mano.
Entre Borges y el Cuchi
Sin dudas, el salteño Gustavo Leguizamón es un hacedor de zambas inolvidables, como “Si llega a ser tucumana” -junto a Miguel Ángel Pérez- o aquella que reza “Me anda faltando plata, chicha y coraje, y un empujón del diablo, pa ‘ enamorarte”. Antes de tocar la “Zamba del pañuelo# en su gira por Europa de 1991, el autor que hizo dupla con Manuel Castilla, explicó: ”el pañuelo en la zamba es el tercer personaje que facilita la comunicación de la pareja. El criollo es temperamentalmente tímido por naturaleza y aprovecha el pañuelo para expresar sus sentimientos, para entenderse con su pareja. Con los distintos pases el pañuelo va marcando su mensaje (…) el toque delicado que hace a los pies de la muchacha significa que se someterá indiscutida e indefinidamente z su voluntad y ella se llena de alegría con este mensaje especial. La zamba no se baila con un bailarín ocasional: o es una propuesta de amor muy seria o es una propuesta de afecto, de respeto también. Se puede bailar con una persona mayor (…) en la zamba hay muchos compromisos sentimentales”.
De esta manera,-y siguiendo la senda trazada por quien inmortalizó “Balderrama”, donde dejaron huella Yupanqui, o Eduardo Falú, entre tantos otros- los contemporáneos enamoran con modo propio. Precisamente, el cantautor riojano Ramiro González con “La luz que me entregabas” (Mirá el video) -desde "Peñero", de 2016- , conjuga la libertad, el lamento y el deseo, en una obra altamente sensible.
“Una vez escuche una entrevista a Borges, donde él contaba que las amistades son vínculos que no exigen, que no tienen urgencias, que el amor en ellas es incondicional y no dependiente de la presencia. A raíz de eso escribí esta canción dedicada a las hermandades y las amistades, esas relaciones que pueden tolerar los tiempos y las distancias. De ahí la idea de las relaciones elásticas que no aprietan ni ahogan y que unen a los seres con un inquebrantable hilo infinito”, expuso Lorena Astudillo sobre las diversas caras del amor, que plasmó en su zamba “El hilo infinito” (Mirá el video)
Por su lado, y para exaltar la maravilla de la coincidencia, Nahuel Pennisi creó junto a Martín Ojeda “Zamba de amor y fortuna” (Mirá el video), editada en “Feliz”, de 2017, donde dice: “El silencio, que me regala atardeciendo un verso/Tan agradecido de verla compartir esta vida conmigo/Ya no hay en mi mundo una razón para penar”.
Otra versión de personas que se quieren aparece en “Zamba del Reencuentro” (Mirá el video), grabada por Paola Arias en “Tuya y ajena” de 2013. La obra , de Néstor Basurto, hace eje en el retorno de un amor adolescente que se redimensiona con la madurez de sus protagonistas.
Además, entre los artífices que le escriben al amor hoy, se encuentra -sin dudas- el santafesino Jorge Milikota: “Cenizas” (Mirá el video) , “Conjuro” (Mirá el video) o la ya emblemática “ Zamba de amor en vuelo” (Mirá el videoI) fueron recreadas por Tamara Castro, la carismática y recordada vocalista que supo conmover al público con cada interpretación.
Clásicas indiscutibles
En cada peña hay piezas infaltables. Tal vez uno de los casos más notorios sea el de “Zamba y acuarela” (Mirá el video) de Raly Barrionuevo. El santiagueño generó este clásico cuando era un adolescente: con imágenes honestas, sencillas y profundas instaló un hito en el paisaje sonoro de nuestra cultura. Y lo mejor es que sigue escribiendo y combina la hondura de los “hits” con la experimentación propia de quienes están en movimiento.
“Dejame estar en tus sueños /Donde a veces pretendes quedar /A solas con el secreto/ Que tanto nos cuesta y nos duele guardar”, se escucha entre los versos de “Déjame estar” (Mirá el video), de Oscar Valles. Se trata de una obra que refleja la potencia de los encuentros imposibles, y que es probablemente una de las más logradas y sentidas del acervo nativo.
Y eso no es todo, el itinerario continúa: la felicidad suspendida emerge cuando Don Alfredo Zitarrosa reconoce: “Yo tuve un amor, lo deje esperando” en las estrofas de esa melodía que todos conocemos: “Zamba por vos” (Mirá el video).
Por si fuera poco, otro de los próceres de la música popular, Carlos Gustavino, ideó, con León Benarós, ”La tempranera” (Mirá el video) , tal vez una de las canciones con más alto valor poético para referirse a un “romance adolescente”.
La lista podría seguir: “Sombra herida”, “Zamba de Usted”, “Tonada del viejo amor” , “Perfume de Carnaval”, “Jazminero azul”, “Mientras bailas”, “Luna Cautiva”… y los nombres continuarían hasta el infinito.
Tal vez porque la zamba y el amor son inextinguibles, elegimos un puñado de canciones para festejar a esa fuerza invisible, pero tan necesaria que, afortunadamente, mueve al mundo.