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Sepan que soy misionero, su primer trabajo discográfico, es una manera de conocerlo. Desde el título y el primer corte, un poema que lleva el nombre del disco, la sinceridad del artista aflora a la luz.
Joselo Schuap nació en Leandro Alem, una ciudad misionera donde se sentaron las bases para lo que hoy es su esencia, según él mismo cuenta: “ Fue lo bueno de vivir en una ciudad como es la mía que es el pueblo de Leandro N. Alem, que queda en el centro de la provincia, que comprende la misma distancia hacia Brasil, hacia el Paraguay y luego hacia Corrientes y hacia Posadas, una ciudad que tiene influencias europeas muy grandes, que es la capital de la alegría, es donde se hace la fiesta de la cerveza, la que tiene una música cervecera muy feliz, del baile y la diversión y que difunde el prototipo del alemán con tiradores, con plumas, con el porrón de cerveza en la manos. La música es interpretada con orquestas con muchos integrantes que incluye toda la línea de instrumentos y un ritmo y un armado escenográfico dispuesto al baile con bandas.
Mi adolescencia en ese pueblo va mezclada también con amistades mayores que yo, que desempolvaban discos de Beatles, de Creedence, de Charly y de Serú. Allí comienzo a aprender algunos acordes con la guitarra y la armónica.”
Más tarde apareció la posibilidad de trabajar en la comunicación. “Empecé en una radio del pueblo, de corto alcance pero de mucha audiencia, que también marcó un camino. Trabajé como operador de radio en épocas donde aún no existía el CD, pero sí el disco de vinilo, aún no estaba todo computarizado.”
Este camino es el que eligió Joselo para difundir no sólo su música sino también su compromiso con la situación social, cultural y ecológica de su provincia y del país en general.
¿Cómo comenzaste a tomar conciencia de que lo que hacés servía para difundir algo más que tu música?
“El arranque de la relación y compromiso que creo que ya esta altura del partido es así, viene desde el momento donde casi todas las personas se dan cuenta o tienen la suerte de saber para qué han venido al mundo. Creo que allí fue donde me fui encaminando a lo que es la comunicación en general. Para mí el escenario siempre fue un medio de comunicación más que un lugar en donde uno puede quedarse a vivir y es el lugar más lindo que uno puede encontrar, estas ahí arriba y no existen los problemas, la gente aplaude y uno está haciendo lo que más le gusta en su vida.”
¿Te parece que en general se pueden arreglar las cosas desde un escenario?
“Respeto y valoro que los entendidos de marketing se hayan apoderado hasta inclusive de la capacidad que tiene la palabra dentro de una canción, entiendo que esa sea una ley de nuestro mundo actual. Yo creo que el escenario es un medio de comunicación y se merece el respeto debido y que haya público enfrente yo creo que es el esfuerzo de los espectadores llegar a un lugar, el esfuerzo tecnológico de tener lo necesario como para sonar, cosas puntuales que hacen que el escenario sea casi sagrado. En lo personal no puedo concebir ese lugar como algo que no comunique cosas, más en un momento donde en nuestro país estamos en un tiempo de descuento en todo lo social, lo histórico.
Que una artista se suba a un escenario y no lo aproveche para construir, me parece que no está haciendo lo necesario.
Para mí es como una trinchera todos los días, como un campo de batalla porque lo tomamos así, se transporta, se siente mucho esa cuestión con la gente enfrente y porque el mensaje más fuerte de lo que hacemos es la resultante de movimientos sociales que existen y de los cuales en gran parte formamos fila; hablo puntualmente del Movimiento Agrario de Misiones, el MAM, de la defensa de nuestro monte misionero a través de asociaciones ecologistas, somos vecinos de la provincia y de la ciudad que dejan su tiempo defendiendo esto que realmente es inminente en su destrucción.
Para mi subir a un escenario y no hablar de eso significa perder el tiempo, lo hago constantemente, hablo de Misiones y de todo lo que está pasando trabajo en las dos cosas, en la radio y con la música, no son dos profesiones tan paralelas, son primas cercanas.
El asunto es que en Misiones aparece un periodista que trabaja para esos programas de cámaras ocultas y viajan a Misiones y muestran como se roban los bebes en la frontera, o como nacen los chicos contaminados por el agro tóxico, y tiene mucho, más rating mostrar a un chico deformado en vez de preguntarnos otras cuestiones mas de fondo.
Misiones sale en los medios con éstas malas noticias que son reales pero que son tomadas en forma fragmentada por estos programas para vender la noticia.”
¿Cómo ves la música misionera en relación a otras músicas del país?
“La música misionera se vende en lo que tiene más relación con lo correntino, con el estereotipo de músico chamemecero que se dedica al sapucay, que baila, creo que hay más para dar y tiene mezcla de ritmos y culturas que tenemos que es riquísima.
Misiones le da al folklore argentino la variedad, la posibilidad de intercambio. Es una región que tiene una sumatoria de cultura muy grande y de esto sale la música, la de nuestra provincia no es sólo el chamamé, sino otros como lo que viene del sur de Brasil como balerón o del Paraguay como la guaraña, la polca. todo esto le da al folklore argentino variedad, la que nosotros notamos cuando recorremos el país, que tenemos la misma raíz y somos muy parientes con la chacarera, con el seis por ocho en general, que también hay en el resto de latinoamérica porque todo viene de la misma mano negra que lo toca, en todo caso mano negra con palma blanca.”
Joselo habla con cariño de su tierra, dice de sus paisajes, de sus colores, de sus olores, y de la pertenencia:
“La música de Misiones, tiene tanta variedad y tantas historias y colores, como decía Ramón Ayala que es nuestro máximo exponente y yo coincido con él, en que nos esforzamos distinto, para que nadie nos venza desde afuera. Creo que eso es nuestro mayor capital. Y de lo que es cada persona en esta tierra, uno es el paisaje que anda, el ser humano es parte del paisaje, solo que camina, ese es el paisaje, eso somos nosotros, tratamos y nos esforzamos mucho en no perder los colores de nuestro paisaje estando en otro lugar.”
El Centro Cultural Chaloy, en la ciudad de Posadas, genera una gran cantidad de actividades, que van desde charlas, talleres, festivales, exposiciones y obras de teatro, hasta presentaciones de los más destacados artistas nacionales y de países vecinos. Es un proyecto que empezó hace un tiempo y del cual Joselo Schuap está orgulloso por ser uno de sus creadores:
“El Centro Cultural Chaloy -que este año cumple dos años- funciona a base de nuestro sacrificio personal y tiene casi el significado de un bunker de trabajo desde donde se despliegan varia actividades: la producción periodística, la artística, donde hacemos lo posible para que los artistas locales le puedan mostrar al público lo suyo y donde se dan todo tipos de actividades y talleres, está bueno porque es una mezcla de bar con centro cultural.
Hemos llevado más de 25 propuestas, el teatro Negro de Bulgaria, por ejemplo, que ha tenido un buen recibimiento. estamos trabajando con ONG`s, como ente que se relaciona con otras entidades del estado y privadas y que nos permite generar recursos para seguir haciendo más.”
“Tratamos de operar de esta manera, sumando amigos, también con este concepto como lo de FolkloreCLUB, la gente se asocia porque tiene un interés determinado, a los que nos interesa el folklore y la música argentina vamos a un club. Nosotros trabajamos de la misma forma, tenemos socios, amigos y aquí aparece lo espectacular de la cosa, creemos más en los amigos en cada provincia, ciudad y lugar, para difundir todo esto que en la oficina de producción que nos vaya a vender, un buen amigo interesado en que lo nuestro se difunda nos da s