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En la historia de la cultura, extensa como un bosque interminable, muchos nombres se convierten en bisagras. Si pensamos en del devenir puntual del folklore argentino, ese “antes y después” fue marcado por Andrés Chazarreta.
Hace casi una semana, el 24 de abril, se cumplieron seis décadas de la partida física del maestro, recopilador, investigador y músico santiagueño, pilar indiscutido de nuestras raíces. Su trabajo se cristalizó en más de 400 canciones que, de no ser por su labor, hubieran caído en el olvido. Asomó al mundo en 1876 y sembró su huella final en 1960.
Para recordarlo, FolkloreCLUB dialogó con familiares y artistas que supieron recoger sus semillas.
Dardo Chazarreta: “Mi abuelo no usaba la palabra folklore porque no existía”
Su nieto Dardo, quien es además uno de los responsables de la fundación que lleva su nombre, indicó: “en esta fechas me parecía central hacer una reflexión sobre la importancia de la obra de mi abuelo, esa obra que fue la razón propia de su vida. Todavía su figura resuena en todo lo que significa la proyección folklórica. Don Andrés ha recopilado y rescatado del olvido las expresiones culturales de nuestra tierra. Aquella obra que empezó en 1906 con la recopilación de la histórica Zamba de Vargas. Don Andrés hizo patria, porque está algo todo lo que se iba perdiendo como consecuencia de todo ese aluvión musical importado que venía de afuera en esa época”, dijo .
Además, aseguró “Él no usaba la palabra folklore porque no existía, para él todo era arte nativo. Por eso su compañía se llamaba de arte nativo. Después, le costó muchísimo usar la palabra folklore. Recién lo hizo en 1941 cuando abrió la primera academia de danzas en la Capital Federal”, describió y añadió: “Al margen de la Zamba de Vargas, podemos mencionar danzas como el cuando, la firmeza, el escondido, la arunguita, el triunfo, el palito, la remesura, el pala-pala, que es tan lindo. Y tantas otras. Además de la Telesita, el vals Santiago del Estero, la chacarera “A orillas del Dulce”. Pero la importancia va algo más allá, y quizás pocos lo saben, va para la proyección folklórica Porque él fue un pionero, el primero en proyectar sobre un escenario las danzas y canciones que se interpretaban en el campo, llevando por todo el país a su compañía de arte nativo. Sus bailarines, mayores de edad: Narcisa Ledesma de 83 años, Salvatierra de 69, otros bailarines y la orquesta. Él fue el primero en subirlos a un escenario”, refiere con emoción.
Entre las anécdotas que le transmitió su madre Josefina, explica que Don Andrés inicia una gira por Tucumán, en 1911. “Había contratado el teatro Belgrano, la actual casa de la cultura. La primera función fue un gran éxito con la sala colmada. Cuando pretendía dar la segunda función se presenta un empresario y la suspende por orden del intendente, pues éste consideraba era indecoroso que las botas sucias de Los paisanos pisaran a las tablas donde asistía lo más aristocrático de la sociedad”.
Dardo acentúa “Eso fue una frustración tremenda para él. Después, en 1916 el gobernador tucumano Ernesto Padilla, lo invitó a que diera una función en que se realizó en medio del más franco aplauso. Por eso, Don Andrés nunca olvidó el gesto del amigo Y tuvo en el doctor Padilla a un entusiasta consejero y colaborador. Él le dedicó un estilo canción que se llama la randera tucumana”.
Agregó que, diez años después de aquel rechazo, en marzo de 192, Chazarreta se presenta con su compañía en Capital Federal por primera vez: “Habían contratado el teatro Politeama por 4 funciones, pero fue tal el éxito que se quedaron 40 días. Muchos de los músicos y bailarines eran paisanos de verdad. Mi madre Me contaba que empezaron a pasar los días y algunos querían volver extrañaban el campo. Y Don Segundo Suárez y doña Ernestina Ávila, que creo que en este momento eran pareja, se escaparon del hotel y estuvieron dos días perdidos en Capital Federal. De acuerdo a las gestiones que hizo mi abuelo , los pudieron encontrar, no sabían cómo hacer… estaban desesperados por volver a Santiago del Estero”, revela.
“Andrés Avelino Chazarreta tuvo cuatro hijos: el mayor, Agustín. La segunda, Ana Mercedes, gran concertista de guitarra. La tercera, Andrea Ramona, profesora de piano, y mi madre, Josefina Rosario, la más chica. Fue profesora de danza nativa. Es un orgullo total que estoy tratando de transmitirles a mis hijos los bisnietos del patriarca del folklore”. Dardo despliega parte de su árbol familiar, también hacia el presente: “Junto con mi hermana en la Fundación Chazarreta, estamos difundiendo toda su obra a través de Facebook y de un blogspot, donde están subidas todas tus partituras, hay fotos inéditas y de artículos de aquella época”, comenta y agrega: “El año que viene, en 2021 se van a cumplir 100 años de la presentación de la compañía de arte nativo que mencioné antes, por eso todos los familiares y sus descendientes hemos considerado importante festejar todo el año, el centenario de esa presentación que fue -al decir de intelectuales como Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones, o el musicólogo Carlos Vega- , el hito más importante para el movimiento tradicionalista Argentina. Vamos a tratar de hacer espectáculos, conferencias, simposios y todo lo que esté a nuestro alcance para difundir ese gran éxito de Don Andrés. El proyecto más grande que tenemos es el rescate histórico de la obra de Don Andrés, a través de la remasterización de todas tus grabaciones, realizadas en los viejos discos de pasta de 78 revoluciones por minuto. Y la reedición de sus 11 álbumes de partituras. Ese es el gran proyecto que tenemos para seguir difundiendo y disfrutando de la obra del patriarca del folklore”, concluyó.
Rocío Ábalos: “Chazarreta marcaba la importancia del encuentro folklórico por la alegría misma y no por el aplauso”
El mítico Vitillo Ábalos, que hoy cumpliría 98 años, dio sus primeros pasos artísticos en la compañía de Andrés Chazarreta. Integrante de una familia de músicos, formó el célebre grupo, de proyección internacional, Los Hermanos Ábalos junto a Machingo, Adolfo, Roberto y Machaco Ábalos.
Así, Rocío Ábalos, cantante, nieta de Adolfo y sobrina nieta de Vitillo, afirmó que Chazarreta signo a los integrantes del conjunto:
“Vitillo comenta en su película que estuvo dos años en el patio de Don Andrés Chazarreta y ahí aprendió a amar las danzas nativas. Él tenía más o menos 11 o 12 años. Lo que le marcó de verdad Don Andrés fue el hecho de no hacer el show de la danza, el encuentro de música folklórica, por el aplauso. Si no hacerlo por la misma alegría que te genera. Eso lo marcó evidentemente, el placer y la felicidad mientras uno hace las danzas y aprende sobre el arte nativo folklórico.
Después de ir a la escuela ellos iban al patio de Chazarreta, entre estudiando y jugando, siendo parte de lo que se podía hacer en Santiago en esa época después de ir al colegio. Y eso fue en parte también lo que los unió con la música folklórica”, cerró la artista.
Benjamín Chazarreta: “Me siento muy feliz de ser descendiente de una persona tan importante para nuestro folklore”
“Llevo la figura de Don Andrés desde antes de nacer desde la panza. En mi familia siempre se escuchó folklore, se habló de lo que él había hecho, y de otros autores ligados a él como los hermanos Ábalos. En casa Hay muchas de sus partituras y recortes de diario. Mi familia donó su museo la guitarra y la mandolina y materiales históricos. El apellido es un orgullo, pero también lo que yo siempre digo es que más allá de ser el bisnieto de Andrés trato de hacer mi camino”, subraya el artista y bisnieto del Patriarca del Folklore.
Explica que con su banda, los Chaza, “re- recopilan” las obras de su notable ancestro. “Estamos por sacar nuestro quinto disco. La mayoría son danzas nativas recopiladas por Don Andrés. Es muy lindo ir a tocar, bajar del escenario y que gente mayor o joven, que estudia a Chazarreta en las academias o carreras de danza, me comenten que es lindo e importante lo que hizo mi bisabuelo. Me siento muy feliz de estar descendientes de una persona tan importante para nuestro folklore, más que nada porque me dedico a eso y me apasiona”.
Además, en un juego de imaginación, el violinista, confiesa: “Si pudiera conversar con Don Andrés, primero me quedaría helado ante su presencia, porque es una figura muy importante y un músico increíble. Era avanzado en lo que hacía, sus grabaciones tenían unos arreglos increíbles de flauta de violín, de mandolina, de arpa. Le preguntaría de todo, cómo piensa y cómo siente la música, sacaría el violín y me pondría a tocar, que me enseñe cosas le pediría que me cuente anécdotas de cómo recopiló, cómo fue su primera presentación, su llegada a la guitarra, por qué él pensaba que tenía que recopilar estas obras, son muchas las preguntas”, realza.
Bebe Ponti: “Otra hubiera sido la historia de la canción popular si don Andrés Chazarreta no hubiese llevado a cabo su labor”
El poeta y autor del libro “Historia Viva de la Chacarera Santiagueña” se suma al recordatorio e indica que “la labor de Chazarreta es imprescindible a la hora de pensar en la idea de música folklórica. A partir de sus recopilaciones, se comienza a tener un concepto de la canción de raíz”.
Don Andrés desarrolló su actividad entre la docencia y la música. Fue maestro e inspector de escuela. “Esa actividad le permitió conocer el interior profundo de Santiago del Estero, con sus leyendas, sus mitos, sus tradiciones y a través de este saber darle un formato a la música folklórica que hasta ese momento estaba dispersa”, analiza.
“Es recopilador de muchísimas piezas, entre ellas La 7 de abril, La Telesita. En algunos casos le ponían su firma y en otros no. De todas maneras, lo fundamental de Chazarreta pasa por haber llevado adelante una tarea de recopilación y de difusión. En ese momento, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX no había ningún elemento audiovisual como para poder registrar las obras anónimas, de manera que era imprescindible escribirlas a las músicas. Así es como se pudo salvar del arcano de la producción anónima del folklore argentino, piezas invalorables. Otra hubiera sido la historia de la canción popular si don Andrés Chazarreta no hubiese llevado a cabo esta actividad de recopilación y luego de difusión. Porque está bien la recopilación pero así eso no se difundía, si no se mostraba y se escribía se perdía”, enfatizó el poeta.
Asimismo, declaró que Chazarreta intentó tempranamente mostrar todo esto y aunque tuvo muchas dificultades no se quebró por los rechazos sufridos a principios del siglo pasado. Ponti también manifestó que, por ese entonces, el folklore existía de manera anónima, pero no estaba instituido. “El tango sí, y sobre todo a partir de la figura de Gardel. El folklore existía en el resto del país, sin embargo no había llegado a la gran usina de difusión y distribución que era Buenos Aires. Y eso sucede cuando Don Andrés Chazarreta luego de sortear muchísimos inconvenientes, se viene a Buenos Aires prácticamente sin rumbo ni destino. Se instala aquí con su compañía de arte nativo. Y a través de un amigo de apellido Balbín consigue finalmente poder presentar su obra en el teatro Politeama, que estaba ubicado en Corrientes y Paraná. Esto sucedió en 1921 y fue un suceso, porque de alguna manera se estaba esperando esta obra como para tener una idea de la música de Argentina. Porque si bien ya estaba el tango, el folklore representaba al resto del país. Todo lo que sucedía por fuera de la Capital Federal no tenía un registro instituido. De manera que aquella actuación en el teatro Politeama fue fundamental para que se empiece a pensar en la Argentina no solamente como un lugar en donde había nacido el tango, sino que musicalmente estaba representado a través de la música folklórica”, opinó.
Ponti recalcó que las plumas más brillantes de la época destacaron al mencionado espectáculo como un hecho casi epifánico: “Sobre todo, Ricardo Rojas, que venía de Santiago del Estero (un intelectual imprescindible al igual que Leopoldo Lugones) tenía la idea de completar el registro musical del país e instituir nuestra cultura nacional. Para eso era imprescindible mostrar las producciones de música, coplas y poesía que se realizaban sobre todo en el norte argentino. Por esto, se considera que Chazarreta es la piedra fundante del folklore, el padre del folklore argentino. Hubo muchos otros pero fueron posteriores. Santiago tiene también a Don Gómez Carrillo. La virtud de Don Andrés pasó por mostrar en Buenos Aires la idea latente del folklore qué ebullía de manera anónima por la cintura de todo el país y por el interior profundo de nuestra república. Chazarreta, Santiago del Estero y aquellas coplas y músicas anónimas fueron las que finalmente pudieron enseñarnos un país que se estaba forjando en el sonido de la vihuela, de la vidala, de la zamba, de los gatos, de los escondidos. Y Don Andrés fue el maestro, el patriarca, la figura fundante de nuestra música popular folklórica”, concluyó.