‘‘El intérprete es aquel que al expresar una obra la recrea; es decir vuelve a crearla; y para que eso ocurra ha de incorporar elementos propios, casi siempre sutiles pero significativos, que no vulneren los contenidos originales sino que además lo realcen”, las palabras de don Atahualpa Yupanqui se hacen realidad en un cantante, guitarrista y compositor que fue creando una identidad propia en el mundo de la música folklórica entre la ciudad de Buenos Aires y un pequeño pueblo al sur de la provincia de Córdoba llamado Saira.
Ha recorrido varios escenarios del país a través de Encuentros de Músicos Populares realizados en Buenos Aires, Tucumán, Bariloche, Formosa, Córdoba, Neuquén, y Festivales Nacionales como los de Cosquín y Baradero en varias ediciones. Además fue convocado por Festivales Internacionales como Folklorama 2003 en Winnipeg Canadá y en el Festival de Guitarras en Cévennes Francia en las ediciones 2016, 2017 y 2018.
¿Qué significa Atahualpa Yupanqui para vos?
Pará mí es el patriarca de la música folklórica argentina, y es sin duda alguna uno de los artistas del arte popular más elevado que tenemos, y entiendo que además de ser un hombre que tocaba muy bien la guitarra, con un sonido propio, con un sello bastante particular en su forma de punzar las cuerdas, de tratar el vibrato, los glissandos los mordentes, era fundamentalmente un humanista y uno de los pensadores más lúcidos que tuvimos en nuestra cultura popular y que volcó toda esa sabiduría en un lenguaje muy sencillo en zambas, milongas, chacareras, vidalas, relatos y además en libros, de hecho uno de sus libros una novela folklórica llamada Cerro Bayo estuvo en una producción cinematográfica con el nombre de Horizontes de Piedra que ganó el primer premio a la mejor música de película en el Festival de Checoslovaquia en 1956, por supuesto la música era de Atahualpa Yupanqui, y me parece uno de los referentes de nuestra cultura y arte popular.
¿Cómo empezaste a transitar el camino de la música?
La música era un acontecimiento bastante habitual en mi casa, si bien mis padres no eran músicos pero sí la música estaba muy presente, de chico recuerdo el toca discos mi mamá nacida en Santiago del Estero y criada en Córdoba traía todo lo que era la cultura folklórica y mi papá si bien había nacido en Rosario, se mudo de muy chiquito a Buenos Aires y con él llegaba toda la música de la Ciudad de Buenos Aires, el tango y el folklore estaban muy presentes en mi casa a través de discos, la radio, la televisión donde había programas dedicados a eso y también sobre todo mi papá tenía un gusto sobre la música clásica, ninguno era académico, un entendido intelectual de la música pero se vivía como una celebración prácticamente cotidiana.
¿A quién admirabas de chico?
Yo pertenezco a una generación donde todo el patrimonio cultural y musical argentino estuvo acompañado por corrientes musicales que nada tenían que ver con la música folklórica, recuerdo cuando era chico me regalaron un simple de Los Beatles y en esa época para mí fue todo un descubrimiento su música, melodía, sus películas y pude construir este espacio de convivencia auditivo, si se me permite decir, entre los tres géneros admirar a Troilo por ejemplo, a Atahualpa Yupanqui y a Los Beatles, tres corrientes musicales muy diferentes pero que las pude vivir en un convivencia muy sana y que me ayudaron a construirme como músico que soy ahora.
¿Cómo llega tu primera guitarra a tus manos?
Es una guitarra que mi abuelo trae de España, él hace un viaje en 1977 con mi abuela para visitar su pueblo que se llama que se llama Ventrosa de la Sierra en la provincia de La Rioja muy cerca de Logroño y por supuesto que estuvieron en Madrid porque el pueblo de mi abuela quedaba muy cerca de Madrid a tal punto que ella siempre se consideró madrileña, entonces fueron y compraron una guitarra y me la trajeron, casi 25 años después en una muestra del museo de Atahualpa Yupanqui que se hace en el Jardín Japonés, cuando llega el momento de desmontarla me pidieron si podíamos traer esos bienes exhibidos en la exposición y si lo podían dejar en mi casa, entonces me traen todo y entre ellos había dos guitarras, una era de un luthier japonés y la otra compruebo con una felicidad tremenda que era de la misma casa donde mi abuelo me había comprado la guitarra, también de Madrid marca Contreras y la calle si mal no recuerdo se llama Lamadrid 80, así que esa fue la primer guitarra, que hoy la conservo y está impecable.
Preguntan de dónde soy, ¿qué te dejó de positivo?
El disco me dejó un aprendizaje muy valioso, es una producción compartida con Roberto Calvo, y siento el gran aprendizaje que me dejó desde el punto de vista interpretativo, son doce canciones que me vienen acompañando desde hace mucho tiempo, son como compañeras de camino, que no solamente me formaron como músico hace treinta años atrás cuando empecé a interpretarlas, sino también me formaron como sujeto social, y son canciones muy valiosas que quiero muchísimo y que me han acompañado siempre y sentí que tenían que estar interpretadas en un disco.
¿Estar en casa te ayudó o te complicó con los proyectos que tenés?
Sí condicionó un poco los proyectos que tenía porque venía con una dinámica de ensayos para la segunda parte del año para mostrar mediante un ciclo y series de recitales el repertorio Preguntan de dónde soy y el repertorio de otro disco que se llama Canciones del Mensajero que es un disco exclusivo sobre la obra de Atahualpa Yupanqui, así que sí complica un poco lo que es la propuesta hacia afuera, ahora la propuesta también tiene un espacio hacia adentro que es donde uno práctica, uno canta, ensaya, eso en algún punto ha ayudado porque uno se permite estar más tiempo con una guitarra, más tiempo de introspección, más acompañado por algunos silencios que por la dinámica cotidiana por el estilo de vida que uno lleva no se lo puede permitir o son momentos muy breves, en cambio de esta manera uno está más con estos espacios que son indispensables en la vida, es un momento de mucho aprendizaje y esperemos que nos deje una enseñanza que nos mejore en nuestra condición humana y como integrantes de la sociedad.
Alguna anécdota que recuerdes .
Una de las anécdotas más recientes que me ha llenado de emoción y satisfacción, fue cuando estábamos en la etapa final del disco grabé una versión de Copla del Valle esa zamba tan hermosa de Ramón Navarro y tenía la idea de que él interviniera, cantando o recitando algo como aportando una introducción a la zamba y aportando su presencia, su voz ya que para mí es un prócer de nuestra música uno de los grande de la música popular, entonces le mandamos con Roberto (Calvo) la versión que era guitarra, voz y bombo y yo estaba en la calle y Ramón (Navarro) me llamó por teléfono y cuando atendí era una expectativa y me dijo que para él había sido un verdadero placer escuchar la versión, cosa que me conmovió porque uno no espera de grandes maestros gestos de tanta ternura como tuvo Ramón, y esto no es falsa modestia pero también me sorprendió su elogio porque uno hace las cosas con amor y responsabilidad, y esto lo aprendí de Yupanqui y además forma parte de mi ADN y nunca estuvo invitado en cualquiera de los caminos que realicé en mi vida ni la vanidad ni el ego, entonces fue una sorpresa maravillosa ese llamado contando que para él era un gusto participar y que le había encantado la versión.
Preguntan de dónde soy contó con la participación de grandes músicos como el mencionado Roberto Calvo (guitarra, arreglos, dirección musical y producción artística), Marcelo Chiodi (aerófonos) o Pablo Fraguela (piano), entre otros, además hay que sumarle los invitados especiales como Ramón Navarro y Juan Falú, éste el tercer disco luego de Junto al sol editado en 2002 que fue su disco debut con obras propias y de creadores consagrados como Hamlet Lima Quintana y Jaime Dávalos, y de Canciones del Mensajero en 2008, totalmente compuesto por obras de uno de sus referentes que fue don Atahualpa Yupanqui, al ser editado justamente para el centenario del nacimiento del gran cantautor.