}
“Este 24 de marzo me recuerda que otro 24 de marzo, hace exactamente 44 años atrás, los argentinos perdimos nuestros derechos, nuestras garantías constitucionales, y otros perdieron la vida. Por esos 30.000 que ya no están, y que son parte de la columna vertebral de esta democracia, mi homenaje permanente, mi homenaje cotidiano. Memoria. Verdad y Justicia”, explicó Víctor Heredia para FolkloreCLUB.
Es que un día como hoy, pero de de 1976 se iniciaba una de las páginas más oscuras de la historia de nuestro país. Para recordar este acontecimiento funesto, miles de personas marchan a Plaza de Mayo o se reúnen en diferentes puntos del país cada año.
Así y, en el contexto particular del aislamiento obligatorio para frenar el avance del coronavirus, la movilización no podrá realizarse físicamente, pero sí de manera virtual y con diferentes intervenciones. Por eso, desde diversas organizaciones se ha propuesto un pañuelazo, en adhesión a la lucha. Se invita a colgar en lugares visibles de cada hogar una tela u hoja blanca, con diversos mensajes relativos a la memoria, en consonancia con el pañuelo blanco que identifica a Madres y Abuelas.
En este sentido, los artistas populares se han plegado a la fecha, subiendo canciones alusivas a las redes sociales, con hashtag #PañuelosConMemoria y #CancionesConMemoriaChallenge. El desafío consiste en nominar a tres personas para viralizar el gesto.
El propio Heredia entonó “Todavía cantamos” en su cuenta de Instagram, al tiempo que amplió: “este día es muy especial y doloroso para muchos argentinos, que hemos sufrido el embate espantoso de la dictadura militar en la Argentina, con la perdida de familiares, de amigos, de seres queridos. Este es mi homenaje, para esa memoria que no debemos perder nunca, por esos 30.00 que se nos fueron”.
También Juan Falú recodó a su hermano “Lucho y a los 30.000” además de interpretar “De la Raíz a la copa”, mientras que León Gieco compartió una interpretación de “Las ausencias”, que compuso junto a Luis Gurevich. Por su lado, Teresa Parodi cantó “Aún caminan conmigo” e indicó: “Porque es un sueño colectivo siempre –como dice Horacio González-, la marcha se hace aún sin hacerse. Memoria, Verdad y Justicia por los 30.000”.
La música instrumental también dijo presente: el rosarino Franco Luciani versionó con su armónica “Con la mano cerrada”, de Horacio Guarany y destacó: “Hoy nos quedamos en casa. No marchamos, pero no olvidamos. Canciones con memoria”
Además, Folklórica Nacional, comandada por Mavi Díaz, propuso conmemorar el “24 de marzo en 24 horas de radio para “activar la memoria, documentar la verdad y sostener la justicia”.
Instantáneas de una época rancia
El testimonio de miles de personas, fortalece la memoria y combate el olvido. Así, Yamila Cafrune, compartió con este medio algunas postales de ese tiempo doloroso, que se inició en su infancia:
“La verdad es que el 24 de marzo del ’76, yo tendría unos diez años… y para mí no había mucha diferencia entre lo que venía viviendo siempre y lo que comenzó en esa época. Mi Papá no estaba, porque por su trabajo era un padre bastante ausente. Mi mamá sí; pero trataba de protegernos de todo; así que, casi era imposible hablarle a una niña de diez años de política; en aquella época, al menos, no era tan común.
Habíamos vivido en Salta hasta ese momento; después nos fuimos a vivir a Los Cardales, al campo. Teníamos diez hectáreas y estábamos a cinco kilómetros del pueblo. Así que yo poco podía entender de la política. Sinceramente”, relató.
Y en seguida, añadió: “Lo que sí supe, con el tiempo, es que en mi pueblo había vivido la política mucho más que otra gente –a lo mejor- que había vivido en las grandes capitales: a veces se cerraban algunos de los caminos del pueblo y yo no entendía por qué y mi mamá decía que ´no; está prohibido pasar por ahí´. Y después supimos que era porque ahí habían estado quemando ´cosas´… y las ´cosas´ que habían estado quemando eran, nada más y nada menos que, dentro de las cubiertas enormes de tractores, que los cuerpos de algunos de los treinta mil desaparecidos…
O llegar al pueblo, por ejemplo, ir al almacén con mi mamá y ver un montón de soldaditos sentados en la vereda sin saber bien qué hacían allí, en un pueblo que no tenía la mayor importancia… Y la mami decir que no nos bajáramos del auto, que no abriéramos las ventanillas… que nos quedáramos quietitas y en silencio”, rememoró.
Finalmente, describió: “Otra de las dos cosas peores que me pasaron, además de que en esa época, en el setenta y ocho murió mi Papá, fue que, en el setenta y siete, se llevaron a un primo de cariño mío. Se lo llevaron y hoy es uno de los treinta mil desaparecidos.
Así que, en homenaje a mi querido Norberto Torres, que así se llamaba y tenía catorce años cuando se lo llevaron de la casa de su padre, al que castigaron y aprovecharon que su mamá no estaba (estaba en Santiago del Estero), en homenaje a él, va mi recuerdo”.