Notas
ENTREVISTA


Fotos: Rocío Coelho

12/03/2020

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RECORDAR


El grupo de mujeres artistas Legüereale llega a la Ciudad de Buenos Aires con su nuevo espectáculo musical y performático, que adelanta los temas de su segundo disco: La Paz del Fuego. La cita es hoy 12 de marzo a las 21 horas en la sala Hasta Trilce, ubicada en Maza 177.
 
Este original colectivo –conformado por 12 músicas, cantoras y bailarinas- cuenta con una propuesta única que integra la fuerza del ensamble de bombos y tambores con instrumentos melódicos, la canción y la danza en un concepto integral.
 
 A través de composiciones propias, su nueva obra incorpora el sonido de la guitarra, el violoncelo, el ronroco, la flauta traversa, cuencos e instrumentos de viento americanos y asiáticos. El disco invita a la introspección para conformar una metáfora acerca del poder creador y destructor del fuego en sus infinitas formas, en la búsqueda por expandir la llama propia. Como invitada estará la cantautora Agustina Leoni. Yanil Abu Aiach, Leticia Farignon y Antonella Maggi son parte de esta entrevista.

¿Cómo definirías éste colectivo para aquellos que no las conocen?
Leticia Farignon: Legüereale es una grupa (sic) autogestiva, es una comunidad de mujeres artistas que vienen trabajando desde 2012, sobre todo con la presencia principal del bombo legüero, por eso el nombre, hoy con nuestra segunda obra que estamos estrenando La Paz del Fuego se han sumado otros instrumentos y la obra es más performática pueden encontrar desde danzas , zapateos, voces, el sonido de un Celo, una flauta traversa, ronroco, guitarra, bombos, distintas guitarras y todo lo que vamos construyendo desde nuestra autoría y también somos protagonistas porque lo construimos entre todas. Eso es si tengo que definir a la banda, ahora al ser parte de ella, puedo decir que es un espacio de construcción, reflexión, crecimiento, supervivencia, confluyen muchas personalidades muchas subjetividades y por supuesto que vamos todo el tiempo tratando de generar mayor conciencia y evolución y dándole mayor sentido al camino.

¿Cómo se conocieron las doce? Y ¿cómo hacen para llevar una convivencia grupal?
Antonella Maggi: Cómo grupo y grupa (sic) transitamos mil espacios distintos de ensayo, distintas propuestas escénicas desde la calle, la plaza, un escenario más convencional, un teatro y desde que empezamos nos vemos dos, tres, cuatro veces por semana como mínimo, y hoy por hoy se trabaja toda la semana profundizando los toques, construyendo, componiendo la cotidianeidad que tenemos es impresionante y con el paso de los años logramos entre todas una amistad muy profunda, y lleva a que nos amemos y tengamos una convivencia muy buena, que nos extrañemos y más allá de esto transformarnos como artistas, nutrirnos una de la otra y cada uno es completamente necesaria para que Legüereale y La Paz del Fuego sea lo que es.

¿Qué es La Paz del Fuego?
Yanil Abu Aiach: Es el nuevo material que estamos desarrollando hace dos años, y aborda un universo más sutil de universos y de emociones, tiene que ver con el proceso como urba que estamos haciendo y el que estamos viviendo alrededor nuestro, al tener un vínculo tan cercano y profundo con las pibas, dónde surge un universo colaborativo en donde abre un universo creador en donde se plasma todo eso que nos pasa, que le pasa a una, le pasa a la otra, un poco La Paz del Fuego viene como a contar todo eso, el primer disco se llamó Celebración que era más hacia afuera, mucho más de impacto, y ahora hay una cuestión más de sutileza con el ronroco, sonido de celo, la palabra hablada, explícita, como una necesidad una urgencia que en el primer material no estaba y ahora aparece con una contundencia que marca la diferencia entre una propuesta y otra y eso nos gusta, y vamos en coherencia con lo que necesitamos contar y nos servimos de las herramientas, de la capacidad de la que tenemos al lado, tanto de la performance corporal, como la percusión, la escritura y todo lo demás, estamos todas conectadas para poder contarlo, y también surge con el viaje que hicimos a La Paz en el encuentro con las mujeres bolivianas, con todo lo que se ve en la lucha de la otra, en la práctica de la otra y la devolución que la otra hace de las prácticas colectivas y fue rico ese encuentro y cómo abordamos todas las vivencias que van encausándose en la vida de cada una, eso es La Paz del Fuego y a nivel conceptual quiere decir que todas somos un fuego, pero lo que quiere contar La Paz del Fuego es que la individualidad es importante en esta grupa y cada una aporta una energía fundamental entre el fuego que es un elemento de poder y también complicado que es ambiguo porque construye pero también destruye, este elemento que está en la vida a flor de piel, porque realmente dan ganas de salir a prender fuego todo por momentos siendo mujer, pero también entendemos que nuestra manera de construir es habitarnos en el entendimiento, en la conciencia primero para poder encontrar el camino que tiene que ser, entonces somos la paz del fuego, porque cada una somos un fuego, atravesadas por las experiencias de mierda que la vida te pone encima y gracias a la otra logramos metafóricamente ésta paz, y por eso nos gusta decir abrir el fuego en un juego de palabras, sí abrimos el fuego no para hacer daño, y abrir el fuego es como que esté más parejo más tranquilo y no correr ese riesgo constante que la impotencia te lleve a un lugar de extinción, y cada una ejerce un equilibro una red de contención que es fundamental y es el que da el sentido a esta palabra que usamos comunidad para seguir avanzando a un lugar más elevado a la persona, en la música y en nuestro arte y también al movimiento feminista, porque nuestra práctica cómo artistas es definitivamente feminista y entendemos que el vínculo es fundamental y que las relaciones son políticas y desde ahí partimos para poder creer que la transformación de base es posible desde la conciencia de uno.

¿Qué les dejó las giras por Latinoamérica?
Yanil: Las giras nos dejaron experiencias vinculares, poderosas, está buenísimo la convivencia que se da en un viaje, tocábamos en la calle, en un bar, o gestionar fechas, apoyó un montón la intención que teníamos de auto gestionarnos y generar nuestras propias movidas y en ese sentido lo hacíamos para seguir avanzando y también es la profundización del vínculo, eso fue la más importante y elegir y definirte por lo que te pulsa, a todas nos marcó desde ese lugar, ya todas teníamos una afinidad por viajar y eso está bueno porque todas lo elegimos como parte de las proyecciones de la banda y en ese sentido está bueno y el último que hicimos a Bolivia en el contexto del documental que dirigió Nadia Martínez estuvo apoyado por INCAA y fue más en sintonía de un registro documental que desde un principio se planteó como supervivencial y no ficcional y la directora estuvo dos años conviviendo con nosotras compartiendo viajes en el interior del país conociendo desde adentro el proyecto, fue alumna mía también y todo eso se ve manifestado en la película porque hay un registro sutil con toda la simpleza de lo que sucede y el encuentro con las tamboreras bolivianas que fue hermoso es vínculo y lo que se generó ahí.

A partir de la nueva ley, ¿crees que va a haber más mujeres sobre los escenarios?
Yanil: Obviamente charlamos de lo absurdo de tener que poner una ley de cupos que incluye un 30% y es absurdo, aparte de eso las leyes no son garantía nunca, no lo son desde la violencia de género que vas con un moretón en la cara y no te toman la denuncia, no legitiman tu testimonio y sobre todo te convertís muchas veces en culpable o responsable en lo que realmente sos víctima y ya de por sí ahí estamos mal, pero una ley que hable de incluir a mujeres en los escenarios es ridícula pero lamentablemente es necesaria porque no sucede espontáneamente y ahí está como somos como sociedad, la sociedad patriarcal que es lo que hace. De todas maneras elegimos no descansar en las leyes, en los gobiernos en el Estado, entendemos que la resistencia es esto que tiene que ver con generar códigos y formas de lucha donde realmente la presión social que ejerzamos sea contundente para llevar a las prácticas esas leyes si no se llevan a cabo, tanto desde las movilizaciones como la conciencia que generamos, como la red que tejemos entre nosotras son realmente lo que no va a parar ante ninguna ley que sabemos que en cuatro años puede cambiar y me parece que no hay que descansar e ir trabajando para que sea un hecho y realmente lo está haciendo, es emocionante salir a la calle o eventos culturales y ver que están las calles llenas de mujeres haciendo, creando en conjunto, en grupa eso es súper emocionante, estuvimos en un Festival en ECuNhi que se hizo feminista y ver tantas mujeres creando y construyendo, empezar a construir feminismo y propuestas alternativas y de transformación diferentes, personalmente creo que el sistema político está obsoleto y ya es patriarcal en sí mismo, es vertical, responde a intereses que nunca nos incluyeron, no incluyen las minorías, las mujeres ni disidencia y es muy difícil y debemos abordar la transformación desde ahí primero sin haber hecho un trabajo profundo humano y de conciencia, todo llega en su momento y la ley de cupos se va a hacer efectiva y vamos a ocupar esos espacios y lo estamos haciendo y lo vamos a ganar por nuestras propias luchas, la ley es una lucha nuestra y la ganamos por salir a la calle y más allá de eso vamos a seguir inevitablemente ocupando esos espacios y me parece que hay que seguir trabajando siempre por más.     
   
  Legüereale son: 
Yanil Abu Aiach: dirección, voz, cuerdas, percusión y zapateo
Leticia Roxana Farignon: percusión
Melisa Flavia Mora: percusión
Camila Lamaro: danza, percusión y zapateo
Paola Vanesa Buldain: danza y percusión
Antonela Maggi: danza, percusión y zapateo
Agustina Angelis: voz y percusión
Manuela Cuello: voz, percusión, audiovisuales
Tania Alejandra Mileta: flauta traversa
Malén Silvestre: violoncelo y cuerdas
Patricia Rosso: percusión
María Mercedes Sacchetti: producción, voz y percusión
Soni Aguilar: vestuario
Emiliano Navazo – “De la Rana”: sonido
Natanael Ullon: visuales
Maite Diorio - Bosque Cultura: producción



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