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Brian Chambouleyron presenta su nuevo disco VOLARE. Este juglar itinerante, siempre junto a su guitarra, ofrece una vez más una propuesta con su sello inconfundible: calidad, originalidad y potente presencia escénica.
Chambouleyron presenta un nuevo disco inspirado en sus viajes y el vuelo de su música, recopilando personalisimas versiones de obras en francés e italiano. Unicas presentaciones en Buenos Aires antes de su regreso a Europa.
El disco incluye entre otras obras, canciones emblemáticas de la chanson francesa como “La Bohemme” de Charles Aznavour, o “L’Orage” de Georges Brassens. Hay una versión original de “La memoire et la mer” y de la dulcísima “A Saint Germain des Pres” de Léo Ferré. Un capítulo especial dedicado a Henry Salvador, reconocido inspirador del movimiento bossa nova de Brasil, con su clásico “Dans mon ile” y su monumental “Syracuse”. Entre las obras italianas, hay perlas de Paolo Conte -“Azzurro” -, de Nicola di Bari -“Il cuore é uno zingaro”- y de Bruno Martino con su “Estate”, tema también notablemente versionado por Joao Gilberto en formato bossa nova. Remata el disco un tango bilingüe frances/ italiano: “Violino Tzigano” de Cesare Andrea Bixio, compuesto en 1934.
Brian Chambouleyron va por un carril distinto al de los festivales masivos o la gran industria musical. Un intérprete sin apuro ni cerrojos, minuciosamente pensado y sentido, con fuentes variadas, que de a poco va deja huellas. Cuando arma un repertorio, busca un criterio de mezclar temas, ver cómo cuajan las voces e instrumentos. Hizo un laburo de enlazarnos musicalmente. Sumo fuerzas, sensibilidades e intuiciones. Despojado, se siente más libre y relajado, Inevitablemente propone otro tipo de conexión y diálogo con el público. Uno más cercano, tal vez.
Mucho tiempo entre Argentina y Europa. Para arrancar, ¿cómo resumirías estos años?
Así es, hace ya unos años que estoy de acá para allá! Fue un comienzo bastante aventurero, conociendo nuevas personas, paisajes e idiomas. Fueron años de adaptarme al intercambio con culturas diferentes, en el sentido de formas distintas de ver la realidad. Fue divertido, fatigoso por momentos, pero finalmente muy enriquecedor! Por suerte tengo genes de peregrino, por lo que siempre es más el gusto del viaje que el posible trastorno que ocasiona, sobre todo después de girar por seis o siete meses! Estar con mi compañera Francesca, con quien compartimos el gen aventurero, sin dudas ayuda mucho.
Fueron años también de internacionalizar el repertorio, tocar ante públicos muy diversos y comprobar que finalmente la emoción es común entre los seres humanos.
¿Por qué todos estos trabajos en plan de mezclar lo criollo, tanguero y romántico?
Bueno, hace bastante a la esencia musical del siglo XX, la llegada de géneros tradicionales y folclóricos a las grandes urbes, su transformación y evolución en géneros ciudadanos, para luego crear una especie de ida y vuelta tan interesante. Este es el caldo donde se da la floración de nuestra música popular. Y no sólo en Argentina, también hay procesos similares en otras partes del mundo. Algo fascinante y emocionante. Cuando me topo con algunas perlas del cancionero popular donde se sienten, palpan todos los estratos de este proceso, es como mirar un paisaje cercano y horizonte muy lejano a la vez.
Tocar tango, ¿es algo heredado naturalmente?, ¿O lo descubriste solo, de a poco?
Un poco las dos cosas. Mi abuelo Ceferino era un gran pianista, un gran músico, y en mi casa de infancia se escuchaba tango en el combinado. También hacía mis sesiones de escucha, eligiendo los lp's que me gustaban. Troilo, D'Arienzo, Rivero y el polaco, Don Atahualpa, Cafrune, pero también Orquesta Caravelli, Sinatra, Bing Crosby, grandes éxitos del Bossa Nova, Beatles, que sé yo. Toda esta deliciosa ensalada forjó quizás mi gusto ecléctico y también la curiosidad por visitar paisajes musicales diversos, diferentes músicas populares.
Ya de adulto, me topé con el tango a partir del encuentro con Soledad Villamil y Rita Cortese. Armamos el musical "de época, Recuerdos son recuerdos", uno de los primeros espectáculos de tango de esa época, quizás. Aquí, bucee en el estilo y recree un tiempo pasado. Para mi sorpresa, me movía como pez en el agua, llevaba el tango puesto, me salía naturalmente. Fue una revelación. Era, además, a finales de los noventas, donde socialmente hubo un proceso de revalorización de nuestros géneros populares. Con el folklore pasó igual.
¿Cómo ves el desarrollo del género Tango ahora?
Brutal! Es sorprendente la cantidad de agrupaciones, solistas, compositores, productores y diletantes fascinados y comprometidos con el género. Está bien que esto va bastante de la mano de la gran vedette: el baile! Hoy se baila tango en casi todo el mundo. Hay academias y bailarines argentinos con una agenda que más de un empresario envidiaría. En todas las grandes ciudades ya se
baila tango todos los días. Un sinfín de asociaciones alimentan esta rueda. En términos de trabajo, un poco atrás venimos los músicos, pero también muy favorecidos por esta ola sorprendente, esta fascinación global por el género. Mas allá del aspecto de la inserción laboral, y musicalmente hablando, hay gran desarrollo. Vemos grandes compositores, arregladores, instrumentistas, cantantes y de modo general, un gran nivel artístico.
Hablanos de VOLARE. La idea original del disco ¿cómo surgió?
Bueno, de esta primeriza fascinación por géneros populares y el cancionero internacional, un poco por estos años de recorrer asiduamente Europa, fue decantando un repertorio en lenguas extranjeras. Al interpretarlo, comprobé que podía también, como con el tango y folclore, apropiármelo e interpretarlo a mi manera. Esto lo comprobé en los más de 500 conciertos que di en Europa en estos últimos tiempos.
Francia como Italia son dos países de mucha tradición de trovadores y cancionistas. El repertorio francés, además, lo traigo de la cuna: aquellos primeros años en París donde sonaban compositores de la trova francesa de los años sesentas, como Aznavour, Brassens o Léo Ferré. La parte italiana tiene que ver con esa infancia argentina de los setentas perfumada por canciones italianas que venían en cantidad.
VOLARE es un disco grabado en una sola sesión. Tuve la gran fortuna de registrarlo en octubre del año pasado en un estudio de grabación italiano de gran calidad como Artesuono. Resultó un disco íntimo pero muy intenso a la vez.
Estoy muy contento de presentarlo el Sábado 7/3 en el Teatro de la Media Legua y 14 y 21/ 3 en Pista Urbana.
Siempre en forma independiente. ¿Cómo se lleva ser un músico independiente?
Sí, soy un independiente crónico! Me muevo de forma muy autogestiva y original. El mercado musical cambió enormemente y ya no nos regirnos por parámetros de hace treinta o cuarenta años. Hoy hay que aligerar el equipaje, crear la propia aventura y propios circuitos y estar abierto a lo que la vida te ofrece de la manera más desprejuiciada posible. Claro, hay momentos donde sobreviene la incertidumbre, pero junto a Francesca nos apoyamos mutuamente y seguimos.
¿Qué no debe jamás perder un músico?
El placer de hacer música.