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La payadora Marta Suint habló del hambre, del paco y de la Ley de Enseñanza del Folklore en las Escuelas con “Sureras”. Antonio Tarragó Ros eligió “Naturaleza”, su disco publicado hace más de 25 años, para poner en escena el tema de la contaminación ambiental. Pero fue Yamila Cafrune, en la primera luna, quien salió al cruce para responder a algunos desprevenidos que le reclamaron no haber sido políticamente correcta en el escenario de Cosquín y con semejante apellido.
Cafrune tenía que ser
“Heredera de un canto comprometido que no calla ni callará jamás”, la presentaron. Y salió a escena a revalidarlo. Cantó al uruguayo Aníbal Sampayo y habló: “Nuestro presidente hizo de este 2020 el año de Manuel Belgrano”, dijo antes de invitar al historiador y escritor Mariano Saravia para decir unas palabras de alto contenido político, pero no partidario. Habló de “las otras banderas de Belgrano. Del trabajo, la producción nacional, la igualdad de género, el reparto de la tierra y el respeto por la naturaleza”. Saravia dijo que había que recuperar eso y consideró necesario hacerlo con un arma fundamental: la memoria. “Qué podrá parar al pueblo por querer ser alguien”, cantó enseguida Yamila, en tiempo de chacarera y con la garganta roja. Con el hijo de Atahualpa Yupanqui soltó “Coplas de Juan prisionero” y cerró con “La doble sentenciosa”, como broche para una presentación en la cual refrendó el enérgico peso su apellido.
“Politizar el Festival”, “esa vieja portadora de apellido”, “panfleto de adoctrinamiento ideológico”, “me avergonzó tu participación”, fueron algunos de los disparates que leí, responde Yamila desde su cuenta de Facebook. “Politizar el festival se hizo desde antes que un tipo desconocido, con barba y vestido de gaucho se subiera al mismo para cantar “El Orejano”, canción política si las hay pero que muchos “color coco” admiran sin entender bien el significado”, salió Yamila al cruce desde las redes sociales.
“Se politiza la vida cuando nos jugamos el cuero para llevar dignamente el pan a la casa; cuando, por el saqueo absoluto de nuestro patrimonio, se tiene que recurrir a un plan del gobierno para atender las carencias más inmediatas de una familia. Porque hay que tener un corazón muy blindado para ver morir a tus hijos de hambre o de sed. Si les pareció que politicé el Festival de Cosquín, es porque nunca escucharon, leyeron o vieron comentarios sobre el festival desde que nació. No subieron a ese escenario, personas que no estaban comprometidas con su arte, con su cancionero o con mi Patria que, evidentemente, no es la tuya”, dice Yamila en el texto en el cual se autodefine como “artista militante”.
“Mi padre fue y seguirá siendo un cantor amado y respetado por el pueblo, por su pueblo, porque se la jugó arriba y abajo del escenario. No por interpretar canciones que les gustaran a todos. Nunca cambió “calidad” por “cantidad” de aplausos. Y yo, su “militante hija cantora” hago lo mismo: no canto en Cosquín, ni en toda mi Patria, para que mi gente solamente me acompañe con sus palmas. Lo hago porque soy una cantora del pueblo, no para que ustedes se sientan cómodos/as con lo que escuchan.”
La ley del folklore
Por otro lado, una temática que muchos abordaron fue la de la recientemente sancionada Ley de enseñanza de folklore en todas las escuelas públicas y privadas del país. Mario “Musha” Carabajal, líder de Los Carabajal, alzó la voz como lo hizo trajinando los pasillos del Congreso Nacional para impulsar la norma. “Recordamos a Jacinto Piedra y su mensaje de amor y paz y para que los chicos sean felices, por eso tenemos que hacernos responsables todos para impulsar el cumplimiento de la ley de folklore en las escuelas para que se ponga en práctica.”
Lo mismo hizo Adrián Maggi, premio consagración 2020. “De chico hay que conocer/de las distintas regiones/danzas, creencias, canciones que lo cultivan al ser/ solo así podrán entender su pertenencia ancestral y en la escuelas es primordial se enseñe nuestro folklore/para que así se valore la cultura nacional”, tiró en versos para el aplauso unánime del público. Y pidió un aplauso para la ex senadora Magdalena Odarda, impulsora de la ley y presente en la plaza Próspero Molina. “El canto surero debe estar comprometido con la realidad”, sentenció Maggi y le cantó a los 44 tripulantes fallecidos del submarino ARA San Juan, antes de invitar a Víctor “Pueblo” Velázquez, quien a los 88 años largó unos versos para un público emocionado, tras cinco años de no pisar un escenario.
El sur y la mujer
En el mismo género, “Sureras” (Karen Arranz, Marta Suint, Lucía Ceresani, Susana Repetto y Mariela Acevedo) puso en la novena luna la payada con perfume de mujer. Versearon sobre la ley de folklore, hablaron del hambre actual en los niños y también pusieron de relieve un tema actual: "Oh mujer maravillosa; que siempre pusiste el pecho; que siempre estas al acecho; espero que por siempre se respeten sus legítimos derechos", proclamaron las sureras.
A favor de la naturaleza
Antonio Tarragó Ros subió con un doble compromiso: el cuidado a la naturaleza y la ley de enseñanza de folklore en las escuelas. Criticó a quienes piden palmas sin freno. “Parecen un personal trainer”, dijo con su habitual gracia. Resignó sus clásicos y juntó con su hija Irupé, con el entrerriano Marcos Pereyra de invitado, le cantó a la naturaleza que sangra.
El cordobés José Luis Aguirre hizo gala de su cualidad vocal, abrió con una canción que estrenó en la plaza. Y dijo: “En estos tiempos en que la tierra sufre y el Imperio posa sus alas sobre los pueblos humildes del sur para llevarse los recursos, para sembrar el hambre y la pobreza; es en estos tiempos cuando más hace falta esperanzar, llevar luz”, dijo el hombre de Traslasierra.
Bruno Arias hizo subir a ex combatientes de la Guerra de Malvinas y a un ballet de San Martín para una coreografía donde denunciaba la represión policial. En una presentación despareja y bastante desprolija, Bruno ratificó su compromiso social.
Sin Joselo Schuap –desde el 8 de enero ministro de Cultura de la provincia de Misiones- que ha sabido denunciar la explotación infantil en los yerbatales de su provincia ni Raly Barrionuevo y su prédica a favor de los recursos naturales y contra el desmonte y la fumigación, no faltaron en Cosquín voces clásicas como las de Víctor Heredia y Teresa Parodi que elevan la palabra a lo más alto, el lugar donde solo puede cantar el pueblo.