Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


Fotos: Erica Ferrer

13/01/2020

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RECORDAR


Con el fin de continuar con su gira de festejo por sus 80 años de edad que se inició el año pasado (hoy ya tiene 81) el acordeonista y compositor Raúl Barboza brindó un  concierto íntimo y destacado sólo junto al acompañamiento del buen guitarrista Nardo González en el primero de los tres conciertos programados en el local musical del barrio porteño de Almagro, Hasta Trilce (repite el jueves 16 y 30 del mes en curso).

Por espacio de poco más de una hora Barboza desarrolló un concierto al mando de su virtuoso acordeón en contrapunto con el guitarrista con algunos clásicos de su variado y extenso repertorio, combinado con otros clasicos de la rica música del litoral.

Algunas de las composiciones que el "maestro" nacido en Buenos Aires pero cultor de la música del litoral con más de 60 años de trayectoria tocó fueron: "Lágrimas", "Duende de la siesta", "Cherógape" y "Misterio de la selva" entre otros ante el aplauso cerrado de un entusiasta público que colmó la sala.

También se dio el gusto de homenajear y recordar a grandes maestros como Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel, Antonio Tarragó Ros padre, Dalmasio Esquivel e Isaaco Abitbol (para él su gran maestro) y se despachó con una sentida versión de "La calandria".

Con pocas palabras y mucha música Barboza hizo mención al irrepetible guitarrista Juanjo Domínguez (quien falleció el año pasado) al contar que había compartido el mismo escenario de Hasta Trilce con él y sentía una profunda admiración por su obra y destacó que "no lo olvidemos".

Dentro de los clásicos interpretó además de darle su espacio a González para que interpretara dos creaciones sólo con su guitarra, "Alma guaraní", "Merceditas" y un popurrí de chamamés, como él mencionó para bailar.

Pero como no podía ser de otra manera el plato fuerte de la velada fue el momento que sonó el requerido "Tren Expreso" logrando la ovación de su público.

Barboza cumplió con creces su actuación que lo tiene como un verdadero embajador cultural por su arte musical en el mundo y de ahí los premios y distinciones que recibió a lo largo de su coherente carrera artística.

Por eso bien sabio con su pensamiento cuando comentó que "mi primer gran maestro fue mi padre y después los maestros chamameceros que me hicieron estudiar el instrumento y siento que tengo un don que Dios me dió o un ser supremo me lo brindó y es por eso que es mi compromiso en mi paso por la tierra. Una vez que nos vamos seguirán otros, pero la obra queda como legado".


Por :

Luis Digiano

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