Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


Fotos: Juan Jose Coronell

17/12/2019

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RECORDAR


Diciembre es un mes intenso para la música popular argentina, una muestra de ello la dieron Rodrigo de la Serna y el Yotivenco, quienes desembarcaron por primera vez en el Teatro Gran Rex. De la mano de su nuevo espectáculo “Volver en guitarra”, al actor dejó en claro que la música lo apasiona tanto o más que el cine. Junto a sus “hermanos” Juan Pablo Díaz Hermelo (guitarrón), Blas Alberti (guitarra) y Fabio Bramuglia (guitarra), ofrecieron un show inolvidable.


La velada se inició pasadas las 21 con los sonidos del vals criollo “Viejo jardín” de Virgilio San Clemente y Francisco Ceraso, grabado por Gardel en 1930 y más adelante por José Larralde.


“Quiero agradecerle a todos y a todas por apoyar sus bellos traseros en este butacas tan glamorosas de la calle Corrientes, para escuchar a estos cuatro amigos que tenían un sueño, que era hacer música criolla argentina. Hace 15 años que empezamos y hoy llegamos al teatro Gran Rex. Los aplausos son para ustedes”, indicó al actor para romper el hielo y agregó: “Nos proponemos hacer un recorrido por la diversidad musical no sólo geográfica, un recorrido por la cantidad de estilos y variantes musicales, tímbricas, rítmicas, que ofrece esta patria tan honda, tan hermosa y tan potente”, destacó.


En seguida, y ya lejos del campo, la agrupación viró su mapa al sur de la ciudad, hacia el emblemático barrio de la Boca y sus conventillos: "Somos portantes de una cultura mixta, el tango es un exponente muy claro de eso, y la milonga también. Esta es cocoliche", explicó De La Serna antes de entonar “El conventillo”, de Ernesto Baffa Fernando Rolón y Arturo de la Torre. Y luego, la música siguió con “el tanguito gastronómico” “Pucherito de gallina”.


El concierto no solo trazó paisajes musicales, el actor también mostró su faceta humorística y asumió por momentos un rol didáctico, que daba cuenta de sus conocimientos de aquello que pasaba por su garganta y su guitarra.


“Esto intenta ser una peña y una milonga. Las milongas son las peñas folklóricas porteñas, de alguna manera”, aclaró como preámbulo de “Milonga de mis amores” y la “Milonga lunfarda” que incluyó un recitado digno de la tradición que sostuvieron los antiguos decidores.


Entre sus antecesores más admirados, De la Serna mencionó a Edmundo Rivero y a Juanjo Domínguez, a quien catalogó como “una de las deidades más voluminosas que tenemos los amantes de la guitarra argentina".


En una noche criolla y distendida, entre los asistentes se destacaron diversas personalidades de la cultura y la política local: el flamante ministro de Cultura, Tristán Bauer, Daniel Filmus, Mariano Recalde, Gustavo Mozzi, Tute, Julieta Díaz, Hernán Lucero y Leonardo Sbaraglia, entre otros.


“Les argentines estamos en un buen momento para brindar, donde empieza un nuevo ciclo una nueva esperanza”, comentó el cantor mientras ataba una Wiphala al pie de un micrófono e invitaba a “brindar por la patria”.


Entre los aplausos se dibujaron las primeras notas de “Bajo Belgrano”, de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez. El grupo, aceitado y preciso, supo recrear esa y otras piezas con una impronta peculiar y sin fisuras, para deleite de todos los presentes.


“A mí me preguntan porque yo elegí comunicar esta música. Cuando yo tenía 23 años éramos pocos los pibes que nos abocábamos al estudio, nos preguntaban por qué el tango, por qué la milonga sí éramos herederos del rock. Yo me crié en el Bajo Belgrano, nací en el 76, año difícil para nacer. Hasta los años noventa el barrio conservó su fisonomía tanguera. Por eso y muchas cosas, elegí al tango”, relató el cantor y dio paso uno de los momentos más emotivos del encuentro: “Vamos a hacer un homenaje a un gran patriota que se llamó Alfredo Zitarrosa. Está entre los hombres que hicieron mucho por la patria cultural. Él, Atahualpa Yupanqui, Gardel… son como grandes próceres del siglo XX, unificaron un territorio tan vasto, tan gigante, con su canción, con su poética” recalcó.


El recorrido se instaló entonces en el Litoral con el rasguido doble "Qué pena" y la chamarrita “Pal que se va”. "Nosotros hemos recorrido parte del mundo, lugares con mucho glamur. Hay que tener cuidado con las alfombras rojas, las alabanzas, los elogios y muchas otras hechicerías. Hay que tener los pies muy bien puestos sobre la tierra y hay que tener un arraigo cultural muy grande" señaló quien encarnara al General San Martín.


El itinerario musical llegó a las tierras del vino, con el gato cuyano “El plumerillo” de Juanjo Domínguez, "El fue un gran imán”, acentuó el actor y músico para remarcar su admiración.


Por supuesto, el chamamé estuvo presente con “Volver en guitarra”, la obra de Roberto Galarza que nombra al espectáculo, también con la huella de Domínguez en el arreglo.


La tradicional milonga de Aníbal Troilo, “La trampera”, cerró a la primera parte del espectáculo, y los asistentes agradecieron con extendidos aplausos.


Tras un breve intervalo, el telón se abrió para desplegar, en formato de pequeña orquesta, piezas tangueras de antología, entre las que se destacaron “Barrio de tango”, “Bandoneón arrabalero “ y “Tinta roja”, entre otros.


Como ya es costumbre en los conciertos del Yotivenco, la noche concluyó, con un coro de murga y tambores. Todos entonaron “Siga el baile” y bajaron del escenario hasta instalarse en la Avenida Corrientes para compartir su música con transeúntes casuales que se mezclaron con el público.


"Quisimos arrimarnos al fuego de la música argentina", comentó De La Serna antes de despedirse. Sin dudas, logran lo que se proponen, con un repertorio plural que expande los límites de la música popular y la enciende, con una propuesta sin fronteras.


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