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La Falta y Resto convirtió al Teatro San Martín en un tablado, en lo que fue la presentación de su último espectáculo “Ilegal”. Espectáculo que vuelve a las bases de lo que pasa cada febrero en Uruguay, pero al estilo de esta mítica murga, con la libertad como bandera.
“Estoy rodeado de viejos vinagres…”
Pongamos en contexto este show, de esta nueva Falta Y Resto. Los libros de historia murguera, contarán que en el 2019 la emblemática agrupación no participó del Carnaval. ¿El motivo? La decisión esta agrupación de incluir a seis mujeres murguistas en su formación. La misma trajo repercusiones de toda índole. La juventud (y nosotros) lo festejamos, pero el otro fundador Hugo Brocos, no prestó la firma para que se presenten en el Carnaval oficial.
Lo que pasó después fue que, siguiendo con el primer espectáculo de esta índole, Misa Murguera, la Falta no quiso dejar de serlo y cambiar el nombre para presentarse. Generaron un show y hasta un circuito paralelo, alternativo y así dieron a luz a Ilegal.
Con esta reinvención Falta y Resto llegó al Teatro del Libertador en el septiembre cordobés. Para regalar una noche conmovedora, por todo lo que se vio, se vivió, por el mensaje. Una aclaración más, antes de la crónica en sí. Leerán en muchas partes lenguaje inclusivo. Tal como lo señaló el Raúl “Tinta Brava” Castro, sobre este tema en una entrevista del Diario La Capital: “El idioma es una cosa tan viva. Soy un amante brutal del lunfardo, creo que es la piel del idioma, y negarse a la piel es negarse al amor”. Y en esta nota, habrá mucho de amor.
El final
A eso de las 23:00 horas, el hall de entrada del Teatro estaba repleto. Repleto y bailando. Repleto, bailando, cantando y sonriendo. Emulando a “Tinta Brava” y a cada integrante.
¿Por qué empezamos por el final? Porque deberían haber estado ahí, después de semejante show, para entender la alegría y la importancia de esta presentación. Porque los abrazos ahí fueron sinceros, sin barreras ni género. Porque la felicidad de la lucha, ahí, en ese lugar emblemático de Córdoba retumbó más. Porque fueron puentes de alegría, de eternas juventudes.
Combatir con alegría
El feminismo cruza de punta a punta a “Ilegal”. No solamente por el coro paritario que había aparecido con Majo Hernández, Soledad Castro, Coca Vidal, Jhoana Duarte, Martina Cal, Camila Sosa, Papina de Palma ya en Misa Murguera, si no por el momento que nos toca vivir. Pero a partir de este movimiento, hay varias críticas desde un arte inclusivo, que desde abajo grita y se hace oír. Porque todos, todas y todes quieren lo mismo en escena: salvar al carnaval.
Porque el tablado está a punto de desaparecer, entonces “Tinta Brava”, que hace honor a su apodo más que nunca, va reclutando actores de lo profundo, actrices con un grado de locura para que todo pueda tener real cordura. Todo el grupo es guiado por Raúl, que es un poeta que entiende que “la poesía es la única verdad”, como cantó Cerati. O que a través de ella se puede salvar el espíritu y el lugar.
De ahí que la risa y la emoción empiezan a ir de la mano en las casi dos horas que dura esta puesta. De ese modo van interpelando y haciendo cómplice a un público, que será el que definitivamente pueda salvar todo. Al arte en general...
Para eso hay una versión del cuplé del Murga La, que ya cumplió 30 años, pero con una perspectiva feminista; un flamenco de estos lados del continente por parte de Jhoana Duarte y Camila Sosa con un tango maravilloso, para hablarle al carnaval y darle su juramento y pasión, de ser suya para siempre, porque esa es su “razón fundamental”.
Toda la actuación de esta Murga conmueve. Y va abriendo cabezas y poniendo las cosas en su lugar. Porque en realidad, que hizo lo que hizo, para volver a las bases de ser incorrectos, incorrectas, incorrectes. Para darle voz a las que nunca la tuvieron en esta música, que forma parte de folklore uruguayo. Las mismas que cantan “por todas las mujeres que no podrán y que por ser mujeres hoy ya no están”. Ni un paso atrás, se llama el tema que eriza las pieles, que deja un nudo en la garganta, y las manos en alto con pañuelos verdes, frente a “los lindos discursos que suenan bien”, pero no alcanzan. Sobre todo ante la confirmación del “Nos matan cada vez más”.
Murga que es pasado y futuro...
...Con un canto que tiene que ser revolución. Con un Raúl, que es la voz de los hombres de la murga, al querer “levantarse” una feminista, para concluir que tenemos mucho que aprender. Con personas que quieren salvar al carnaval, que también está cambiando. Con la propuesta de vivir el tiempo real, más allá de los celulares, para que no se apaguen las bombitas amarillas, con la alegría como bandera, frente a los individualistas que quieren romper la cultura.
Con todo eso llegó la Falta y Resto. Con su esencia que no se negocia. Que siempre está latente, con su promesa de identidad y el cumplimiento de esa premisa. Y la de ser el nacimiento de otra verdad. Porque aún puede haber carnaval, porque “cuando la cultura es ilegal desde el profundo silencio rugiendo por despertar, vuelve sangrando en la herida de un pueblo sin bacanal, va condenada al olvido”. Por eso volvió la Falta, pero ahora con ellas, que son las encargadas de volver “al barrio a dejar/ Farolitos de lindos colores/ Pa'que alumbren en cada zaguán/ Redoblando esperanza y coraje/ Con margaritas de amor y de paz”.
Por eso la murga se está reinventando y salvando, en la Falta. Por eso el carnaval está volviendo a las bases, siendo un buen sueño del Dios Momo (déjenme creer que puede ser la Diosa Moma). Porque ahora dice y tiene que gritar, porque siempre volverá. Porque con voces femeninas sigue cantando viejas utopías, porque hay nuevas rebeldías que no pueden esperar.