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El bandoneonista y compositor Daniel Ruggiero actuará como invitado en el concierto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires el jueves 19 de septiembre en la Usina del Arte, a las 20:00, interpretando su obra conceptual "Doble concierto para Violín, Bandoneón y Orquesta".
El tango en contexto sinfónico siempre es interesante y además promueve un espíritu de superación entre los músicos. Ahora, el bandoneonista, compositor y director Daniel Ruggiero, por primera vez invitado por la Filarmónica de Bs As, interpretará su obra Doble concierto, en el marco del ciclo "El Colón en la Usina".
¿Cómo se siente estar con la Orquesta Filarmónica de Bs As por primera vez?
Es una oportunidad muy valiosa. Es además la primera vez que se programa una obra mía en la Argentina y nada más ni nada menos que con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, una de las más prestigiosas del país. Y volver a tocar junto a Matías Grande, que será el solista de violín. Compuse esta obra a pedido suyo, hace ya varios años, y sólo pudimos tocarla el día del estreno. Seguramente será una maravillosa noche de música.
¿Cómo surgió tocar con la Orquesta?
Esta obra tiene algunos años y, desde su estreno allá por 2013, siempre quisimos volver a tocarla, pero en el marco de la programación de alguna orquesta oficial. Finalmente, ahora se dio gracias al trabajo de Matías y, por supuesto, su Director, el Maestro Arturo Diemecke
¿Cómo enfrentas el desafío?
Con mucha alegría, porque es algo por lo que trabajamos mucho; luego, con la responsabilidad de tener todo preparado para esta presentación en un marco diferente a cuando se suele escuchar la música que hacemos. Este hecho también nos representa un desafío muy lindo: experimentar qué siente la gente que habitualmente escucha a la Filarmónica con una obra de esta estética tanguera contemporánea.
¿Con qué se encontrará el público ese día?
El público podrá escuchar mi Doble concierto para Violín, Bandoneón y Orquesta, obra escrita especialmente para estos instrumentos como solistas, en lenguaje tanguero/ académico. Una suerte de mixtura entre la tradición de música académica, en cuanto a orquestación y armonía, un tanto alejada de los cánones del tango tradicional y la espontaneidad del toque de la música popular, en este caso, el tango.
¿Cómo un músico invitado puede cambiar el sonido de una orquesta?
Para este concierto contamos con un director, Noam Zur, a cargo de los ensayos y dirección de la obra. No creo que sea, al menos en mi caso, tan importante cambiar el sonido de la orquesta, sino más bien me interesa que la obra tenga el sonido de la orquesta que la interprete. Por supuesto, hay una partitura bastante rigurosa y específica, en cuanto a dinámicas e indicaciones expresivas, pero es más que nutritivo, para la composición como para mí como compositor, que la orquesta pueda hacerla vibrar a su modo.
¿Cómo sentís la música clásica?
Como un viaje eterno de sabiduría y sentimientos. Le tengo profunda admiración. Y por sus creadores; mis maestros de composición me mostraron infinidad de ejemplos, y eso derivó en mis estudios de dirección orquestal, que moldearon mi forma de escribir, tocar y, por supuesto, conducir mis agrupaciones.
¿Planes futuros?
A mediados de este año comencé la producción de un nuevo disco solista, con la grabación de Bando y Banda, Concierto para Bandoneón y Ensamble, obra que estrené en Paraguay junto a la Orquesta Sinfónica Nacional y también, grabar el cuarto disco de Quasimodo Trio, agrupación con 15 años de existencia.
¿Cuáles serían tus objetivos artísticos para cumplir?
Hacer lo que hago, por supuesto avanzando en objetivos y condiciones. Y también me gusta que el colectivo al que pertenezco, que abarca a músicos y compositores de este tango del siglo XXI, encuentre un lugar para desarrollarse más orgánicamente, sin tanta lucha, que desgasta, con mejores condiciones, y más perspectivas.