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Notas
ENTREVISTA

Antes de cantar en el Festival Nacional de Folklore Surero, Lucía Ceresani habla del encuentro con el Papa Francisco y de su sentir por la música bonaerense.


05/01/2019

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El año que terminó hace unos días fue muy intenso para Lucía Ceresani. Es que el 17 de octubre Lucía llegó hasta el Vaticano para entregarle al Papa Francisco su disco. “Misa Surera”. “Fue un regalo que ha superado nuestro viaje”, le dice a FolkloreCLUB antes de cantar en Pehuajó, donde el 5 de enero  será una de las figuras centrales de la segunda noche del Festival Nacional de Folklore Surero, el género que la tiene como una de las representantes más destacadas.

El Festival Nacional de Canción Surera la recibirá el 5 de enero, luego de algunas ediciones sin su presencia. “La provincia de Buenos Aires le abre la puerta a todas las provincias, pero no tiene una representación en los festivales: cuesta mucho ver una delegación contando sobre nuestras tradiciones, mostrando nuestra danza y ofreciendo nuestro canto”, dice.

Lucía forma parte del elenco de Cultura de Berazategui, al sur del conurbano bonaerense. “Hay talleres que se dan todo el año y vienen a tomar talleres con maestros excelentes y llega gente de todos lados, desde La Plata por ejemplo. Acá hay espacio para todos los géneros”.  

Lucía subió por primera vez a un escenario a sus 18 años. “Cantás hermoso pero por qué no cantás otra cosa”, le decían. “No hubiera podido cantar otra cosa, no con este sentimiento. Me ofrecieron cantar sin la guitarra, cambiar mi vestimenta y cambiar de género. No quise cambiar el camino y fue una decisión acertada. Tuve la posibilidad de, en ese camino, encontrarme con un público que le gusta lo que hago. “Hoy tengo un público cada vez más joven. Nos saludan chicos que nos escuchan en los discos. Chicos de 2, de 3, de 5 añitos. Me sorprende mucho eso. Se acercan a través de las danzas y se vuelve una manera natural de vivir la música”, dice Ceresani.


Para Lucía, que mamó de niña el sentir surero, que pulsa en la guitarra todos los ritmos de la provincia, el folklore surero es, sencillamente, su vida: “Soy bonaerense hasta los huesos. Al principio uno no lo veía así, pero ahora lo vivo así y tengo un compromiso fuerte. Uno se identifica con lo que canta. Lo vive con los amigos, como Agustín López, un amigo que me enseña muchísimo. Con Alberto Merlo, con Suma Paz, con Argentino Luna, Víctor Velázquez. A través de ellos uno va viviendo las historias para poder interpretarlas. A ellos los admiraba desde los casetes y luego tuve la chance de recibir consejos de ellos. Todos me han recibido y me han ayudado sin interés en mis primeros años”.


-¿Te ha costado más el camino por el hecho de ser mujer?

-A las mujeres que nos antecedieron les ha costado muchos más. Ellas nos han hecho mucho más fácil el camino a quienes venimos después. Muchas mujeres desafiaron un repertorio que era pensado para el paisano y se enfocada desde el gaucho. Aparecieron, de a poco, letras que hablaban de las mujeres. La verdad es que en lo particular yo no sentí la falta de espacio o de escenario, por eso soy una agradecida total.

-¿Hubo un renacer del canto surero en Cosquín el año pasado, con Adrián Maggi, como un regreso al canto primigenio?  

-Vino Adrián Maggi a mi programa de FM Folklórica 98.7 y hablamos de lo importante que es tener referentes como él. En 2018, Adrián en Cosquín abarcó la milonga, la danza, los instrumentos, un cuadro donde recorrió toda la región y la representó en el escenario más importante del país. A veces los referentes no cuentan con esos espacios, pero de a poco se va recuperando. Creo que la gente espera algo diferente, tiene la necesidad de algo diferente, que puede ser uno con una guitarra, para que la gente se pueda meter en la historia. Lo mismo hacía Don Argentino Luna, en escenarios con 8 mil personas; silenciaba al público y metía a todo en las historias que él estaba contando.

 Folklore en las escuelas 
Lucía también se hizo un lugar para dejar su opinión respecto de la posibilidad perdida de tener una ley de folklore en las escuelas, luego de que los diputados nacionales no trataran el proyecto que tenía media sanción del Senado. “Es lamentable que no se haya tenido en cuenta esta propuesta de convertir en ley el folklore en las escuelas. Me parece que la música y las danzas, desde la identidad de nuestro país, son necesarias porque los chicos escuchan música de afuera y no conocen la nuestra. Es indispensable y necesario y es un espacio sano, que uno puede transmitir. Hay una frase que siempre dice Vitillo Ábalos: ´No se puede amar lo que no se conoce´. A mí me llegó por mi padre y mis tíos, que crecimos escuchando folklore. Uno luego elige. Yo me sentí siempre más cómoda con la guitarra y con la música surera.”


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