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Franco, tercer disco solista del acordeonista y compositor argentino Lucas Monzón donde vuelve a honrar las raíces del chamamé y rasguido doble (dos géneros intrínsecos de la zona del litoral de ejecución compleja y vertiginosa) y suma composiciones sofisticadas y profundas, que reflejan un sello autoral original.
En su nueva visita a los estudios de grabación, el artista nacido en 1984 en Charata, Chaco, y principal animador de la Nueva Música del Litoral (junto a figuras como Raúl Barboza, Nini Flores, Chango Spasiuk, Los hermanos Núñez y Coqui Ortiz, entre otros) vuelve a mostrarse “chamamecero” y entrega un puñado de canciones que reflejan una mirada distinta, rica y nueva sobre la música del Litoral y folclórica argentina en general. El repertorio elegido aborda obras de compositores destacados de ese territorio enmarcado y definido por los ríos, como Roque Librado González y Fermín Fierro, o los contemporáneos Alejandro Manzoni (Pan Casero) y Carlos Aguirre, que aporta además su piano y voz en El río del zurdo, sumando su participación al otro invitado del disco: Marcelo Dellamea a la guitarra.
¿Cómo surgió grabar este nuevo disco?
Nace como impulso con obras tejidas de a poco y disfrutando mucho de ese proceso, dedicado a mis hermanos Franco y Ayelen. Fuimos criados bajo lo sagrado del amor de hermanos y la música haciendo felices nuestros días. Antes de entrar a grabar, recibí la llamada telefónica de mi hermano Franco con voz quebrada expresando el orgullo que sentía de mi camino y me agradecía por hacerlo: sin más palabras me explotó el pecho. Nunca sentí tanta energía junta flotando cerca así que me puse el delantal.
A pesar de que el acordeón es un instrumento muy popular es desconocido: ¿Crees que el público puede conocer hoy todos sus matices?, ¿Por qué te enamoraste del acordeón?, ¿Qué sentís al tocarlo?, ¿Cómo valorarías la situación del uso del instrumento en Argentina en relación a otros países?, ¿Hay buen nivel de acordeonistas en general?, ¿A quiénes admirás?
En las músicas folklóricas donde el acordeón participa, este instrumento siempre cumple un rol muy importante haciéndolo muy interesante, su sonoridad brillante, fuerza y complejidad permite interactuar de diferentes formas. Pero, la mayoría desconoce su funcionamiento, muchas veces confundiéndole con el bandoneón; los dos pertenecen a la misma familia pero son bien distintos entre sí. Hoy, en el litoral argentino hay muchos interesados en aprender a tocarlo maravillados por su sonoridad y por supuesto por el importante papel que cumple dentro de nuestra música. En el chamame se da una particularidad: el bandoneón y acordeón forman parte fundamental en su desarrollo y funcionamiento. Este género nació con estos instrumentos. Hay cuatro pilares fundamentales en el chamamé: Transito Coco Marola (bandoneon), Isaco Abitbol (bandoneon), Antonio Tarrago Ros padre (Acordeón), Ernesto Montiel, (Acordeón). Además, son instrumentos difíciles de manejar por cómo están dispuestas las notas en el teclado, acordeón como bandoneón, pero este último desde su nacimiento tuvo muy pocas modificaciones, nació prácticamente adulto y todos son iguales. Pero el acordeón creció de a poco y adoptando diferentes características según la música y necesidad de sus intérpretes y por eso es que hay estas confusiones, hay acordeones con teclado de piano en el canto y teclado a botones en el canto también (mano derecha). El conocimiento del acordeón en nuestro país y más específicamente el Litoral se da por el boca en boca.
El acordeón me llegó a los 4 años, cuando en mi casa se respiraba chamamé, el sonido del acordeón en la radio, en los discos todos los días, recuerdos de mi infancia con mis viejos cantando y músicos chamameceros pasando por mi casa durante sus giras, ensayos en el comedor, charlas, todo era música. Parecía no tener opción: esta música se pegó en mi piel para siempre. Desde entonces, toco acordeón y forma para de mi vida hasta hoy. Del amor nació la dedicación completa al instrumento.
Cuando toco todos esos recuerdos florecen, sé que este es mi modo de vivir y transmitir lo que siento, eso que muchas veces las palabras no pueden decir. Sentir la continuidad de un legado e historia de la que formo parte. El acordeón en otros países se desarrolló a pasos agigantados con un academicismo importante, su estudio abarca muchos géneros importantes como la música clásica, jazz, entre otros, con acordeones industrializados e ingeniería maravillosa en su fabricación. Lamentablemente, acá no se da igual, aunque los acordeonistas desarrollaron un gran sentido audio-perceptivo, el famoso “tocar de oído” logrando un lenguaje tan intenso y profundo que muchas veces es difícil de escribir en una partitura. Los europeos siempre se sorprendieron por cómo tocan los acordeonistas argentinos, y la calidad interpretativa en todo sentido. Hay mucho por hacer y principalmente difundir esta música que tiene mucho por decir todavía.
Hay buen nivel en general de acordeonistas. La música chamamecera tradicionalmente es compleja de interpretar y lograr su calidez y profundidad, esto hace que de alguna manera los intérpretes gocen de una cualidad extra para interpretar el instrumento. Hay también un poco más de información ahora gracias a grandes acordeonistas argentinos referentes para esta generación que nutrieron no solo al acordeón sino al chamame de nuevas posibilidades técnicas y expresivas, como Nini Flores que me impactó desde el principio, lo conocí y admiré su grandeza, primeramente humana, seguido de una enorme capacidad, fue un músico muy completo: compositor, arreglador, improvisador, y todo impecablemente. Hoy es un gran referente no acá sino del mundo. Junto a su hermano Rudy Flores recorrieron muchos países con nuestras músicas con una opinión nueva y fresca.
¿Sentís que el chamamé tiene reconocimiento aquí?, ¿Qué podés decir de este género?
En Argentina, el chamame de a poco toma su lugar, de hecho sería reconocido como patrimonio cultural intangible de la humanidad, (paso importante), pero en donde no llegó, solo es cuestión de tiempo. Es una música que se te pega en la piel con un gran potencial.
En Buenos Aires, por ejemplo, se da una particularidad, porque la música chamamecera tiene varios estilos, como el de bailanta. En diferentes ciudades hay muchas donde se toca chamame con gran convocatoria principalmente de provincianos que viven allá. Pero en otros espacios donde antes no era tan común también llegan diferentes intérpretes y compositores. Es un género con muchos estilos diferentes y todos con carácter distinto: en si puede ser alegre pero asimismo tremendamente melancólico. De cada zona donde vive adopta sus características nutriéndose de su paisaje, gente y distintas influencias de otros géneros musicales. Fue marginado mucho tiempo y hoy quedan algunas secuelas pero no actuó en detrimento en su desarrollo, hablando muy bien de este universo litoraleño que cada día tiene más para ofrecer.
Contame de tu nuevo disco Franco y de las presentaciones, sobre todo en Buenos Aires.
Franco tiene composiciones propias y de otros artistas que admiro. Me pareció oportuno grabarlos, porque compartimos una experiencia estética en común. Contiene música litoraleña en el grueso del repertorio e instrumental excepto la Canción “el Rio del Zurdo” de Carlos Aguirre que también participó en el disco.
La exploración de posibilidades tímbricas para esta propuesta se sintetizó en lo que hoy es un quinteto, contrabajo, percusión, guitarra, piano y acordeón. Para la música tradicional chamamecera, la guitarra y acordeón son los sonidos más característicos, pero a medida que surgen nuevas formas de expresar este género los demás instrumentos hacen un aporte importante y generan en sí mismos nuevas posibilidades y puntos de partida.
Esta fue la formación inicial, pero en el proceso aparecieron nuevas según la necesidad de cada obra, Dúo, trió y cuarteto.
Tiene momentos y estados diferentes, consecuencias de una exploración sonora de sensaciones y principalmente emociones encontradas a raíz de las músicas que llegaron a mi vida por alguna razón: momentos intensos, alegres, otros melancólicos, reflexivos...
Grabé con grandes músicos: Seba Henrriquez (guitarra), Horacio Cacorilis (percusión) Guido Martinez (Bajo elec.y contrabajo) Emmanuel Alvarez (piano). Con unos artistas invitados de lujo: Marcelo Dellamea (guitarra) y Carlos Aguirre (piano y voz). Fue grabado en CABA en el estudio Doctor F bajo la producción general de Katia Yun y Editado por el Cello “los años Luz”.
Ya tenemos fecha de presentación: Primeramente en CABA el 8 de noviembre a las 21 en Café Vinilo. Y, luego el 24 de noviembre en Resistencia Chaco, donde vivo hoy para presentarlo en el Centro Cultural Alternativo (CECUAL) a las 21:30.
¿Por qué crees que el Club del Disco eligió a tu disco como Folklores del Mundo de octubre?
Agradezco primeramente la deferencia y creo que es porque es un material netamente regional y respeta también la esencia de la música chamamecera con el aporte de nuevos sonidos que llegan por influencia de diversas músicas del mundo. Humildemente, es un disco que aporta otras formas de expresar esta música y busca crecer.