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Marta Gómez ha demostrado cómo la potencia de la poesía hecha canción no necesariamente se vincula con la estridencia. La colombiana cerró recientemente una gira que la trajo a nuestro país y la llevó por zonas diversas: Neuquén, Bariloche, Rosario, Córdoba, Chascomús y la CABA. Esos sitios diferentes abrazaron a compositora y a su banda en las presentaciones de “La alegría y el canto”, el trabajo más reciente de la artista, con Pedro Guerra y Geogina Hassan como invitados, entre muchos otros.
Así, su último concierto en Capital se inició con “Si me miras tú”, del venezolano José Delgado, y tal vez siguiendo a la letra, levantó vuelo como las mariposas que allí se nombran hasta posarse en “Ritualitos” que el público palmeó por sus semejanzas con la chacarera.
“Sin ti la palabra calla,/calla el alma, la tonada,/calla oscuro el universo./Vuela al cielo mariposa,/libélula encantada,/vuela alto, vuela lejos,/pero quédate en mis alas” decía Gómez en “Raíz” una tonada/pasaje que escribió tras la partida de su tía. Probablemente guiada por la emoción manifestó además “Es hermoso estar aquí esta noche, la última vez que vine toqué con el enorme Jorge Fandermole en el teatro Coliseo. A él le hice esta canción”, reveló y entonó “Corazón de azúcar”.
Voces de mujeres
Luego, como reflexión ante la violencia sobre la mujer y la trata de personas, emergió “Un día”, con Cecilia Todd como invitada, en uno de los instantes más conmovedores del encuentro. Así se inició un tríptico en torno de las mujeres que continuó con “Lo innombrable”. Con el pañuelo verdeen su muñeca, la artista reflexionó sobre la importancia del término sororidad y se desplegaron los acordes de “Manos de mujeres”. A lo largo del recital, muchas voces femeninas se sumaron a la celebración y allí estuvieron el grupo vocal Arawi y la cantautora Clara Cantore para aportar sus singularidades en variadas postales sonoras.
“La melancolía” vibró en una versión de voz y percusión, a cargo de Nico Echeverría y Gómez, y convivió con la ternura de “Almita mía”, que evoca a la maternidad casi como canción de cuna, y el intenso amor del bolero “Mírame”. “Vine por primera vez a este país de la mano de Raúl Carnota. Él me invitó a La vaca profana, a un concierto suyo, donde toqué muchísimas de mis canciones y afortunadamente la gente se quedó. Siempre me decía que tenía que conocer a un gran armonicista, pero nunca coincidíamos cuando yo estaba en Argentina. Así que creo que hoy Raúl estará muy contento de que toquemos con Franco Luciani en este escenario”, explicó para presentar al rosarino. Junto a él homenajearon al inmenso compositor, fallecido en 2014, con una versión a dúo de “Sólo luz”. Únicamente ellos recrearon la melodía en un momento inolvidable.
Para volver
Los compañeros de ruta de Marta, Alberto Ojeda, Nico Echeverría, Manu Sija y Jero Santillán volvieron a escena “Carnavaleando”. Está basado en “uno de mis ritmos favoritos, del norte argentino y Bolivia” recalcó Gómez y fue acompañada por las palmas de los presentes. Sobre el final del concierto sonaron “Basilio”, “Canta” y la cumbia colombiana “Déjalo ir”. Todos los invitados prestaron sus voces en “Para la guerra nada”, entonada por todos los asistentes desde los palcos a la platea, con evidente emoción.
Finalmente, antes de dejar nuestro país, Marta participó del conversatorio "Existo porque Resisto" con la periodista Ana Cacopardo en la Universidad Nacional de la Plata, a cargo de la Dirección de Políticas feministas de la institución. Allí tejió algunas canciones e historias, y seguramente sus planes para volver a esta tierra que siempre la recibe con los brazos abiertos.