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La noche del domingo 28, la novena y última luna del festival, estuvo llena de estrellas que brillaron con sus diversas luces.
El Dúo Salteño, Carlos Di Fulvio, Jairo, Suna Rocha, Víctor Heredia, León Gieco y la gran Mercedes Sosa, nos entregaron todos sus resplandores.
El Dúo Salteño, con sus arreglos vocales tan característicos, con sus disonancias que son su sello propio, nos ofrecieron momentos de muy buena música.
Agua Blanca, un grupo vocal riojano, fueron la revelación de este año, merecido el reconocimiento.
Después llegó Carlos Di Fulvio, acompañado por Guillermo Dessi. Si bien su propuesta está lejos de ser festivalera, fue muy aplaudido por el público. Fue muy emotivo un tema en el que, entre recitados y canciones, homenajeó al Cura Brochero. Otro temas más conocidos, “Guitarrero”, “Campo Afuera”, fueron parte de su actuación. Tomando su propia poesía, hoy le decimos:
“No te vayas, guitarrero,
que se me apaga la luz del alma”
La presencia de Jairo, que realizó su homenaje a Atahualpa Yupanqui fue otro de los lujos de esta noche. Acompañado en la guitarra, por Juan Falú, y con la danza de Juan Saavedra y su ballet, hizo un espectáculo de una calidad enorme, muy bien sincronizado. “Camino del Indio”, “El arriero”, “Viene clareando”, “Piedra y camino”, “Los hermanos”, “Le tengo rabia al silencio”, “La añera”, fueron algunos de los temas interpretados por Jairo, que tiene una voz rica en potencia, en matices y emoción.
La consagración fue para el violinista santafesino Leandro Lovato. Olvidado durante dos años -primero perdió contra Claudia Pirán (2005) y luego lo arrasó Jorge Rojas el año pasado- la comisión creyó que éste era su año y lo consagró, aunque no le pudo dar el premio en mano porque Lovato se encontraba actuando en el sur del país.
El Camín de Oro fue para León Gieco, como premio a la trayectoria y vigencia mientras que los grupos La Zapada del Sur y Fibra Litoral fueron revelación de peñas y de espectáculos callejeros respectivamente.
La delegaciones de Chile y Japón con Sunichi Kuwabara, y Suna Rocha fueron los últimos artistas en presentarse antes de la apoteosis del final. Suna dejó el escenario preparado con la adrenalina suficiente como para que “Argentina quiere cantar”, subiera al escenario.
Es el nombre del espectáculo que presentaron Mercedes Sosa, Víctor Heredia y León Gieco.
Empezó Mercedes con temas como “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, “Zamba para no morir” (dedicada a Tamara Castro). “Oración del remanso”, “El cosechero”, “El olvidao” y “Donde termina el asfalto” fueron las canciones clásicas o más nuevas que la Negra cantó con su maravillosa voz. Junto a Víctor, cantaron “Novicia”, un tema muy comprometido de Heredia.
Víctor siguió con “Ojos de Cielo” y varios temas más, de su autoría. León nos emocionó con “El ángel de la bicicleta”, “El país de la libertad” y “La memoria” (este tema fue acompañado por Sandra y Demián que bailaron muy bien. Demián está en silla de ruedas. Fue un momento muy conmovedor).
Mercedes, León y Víctor, cantaron juntos “Canción para Carito”, “Himno a mi corazón”, “Como la cigarra”, “Razón de vivir”. Al final “Solo le pido a Dios”.
Al finalizar la actuación y cerrando el telón coscoíno del 2007, un momento muy extraño se vivió en la Próspero Molina.
Miguel Ángel Gutiérrez anunció al artista del próximo año encargado de abrir las nueve lunas; estaba en la platea y a la voz de “Jorge Rojas”, el público estalló, mientras sobre el escenario, aún quedaban los instrumentos que secundaron a las verdaderas estrellas de la noche. ¿Esto era necesario?.
La novena luna estuvo llena de estrellas que nos llenaron de luz el alma.