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Notas
CRÍTICA DE DISCOS


16/03/2018

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RECORDAR


En septiembre de 2017, Pachi Herrera lanzó su disco “El Calladito”. Este segundo trabajo, vino a confirmar lo que mostró en Variablemente: Que la fiesta sabe mejor, si hay algo para decir…


 Hijo del viento 

A medida que pasa el disco, la sospecha se hace certeza: “Pachi” es una continuidad de los autores y músicos de antaño. Y no sólo con su charango “Amaranto” -bautizado así en homenaje al gran maestro Chañi, quien lo tuvo entre sus orquestas- sino por cómo toca a ese instrumento. Que bien podemos decir, es más que eso. Que es más que un objeto amigo, es una extensión del “Pachi”.

Así también es el primer tema, que refleja mejor lo que venimos diciendo. “El Calladito”, tema homónimo del disco, no solo es poesía, no solo es declaración de amor, sino una manera diferente de dibujar a un Jujuy que se pinta, con las quebradas, en la falda de alguna “negra” de las peñas. No solo es Jujuy que sube a la boca de quien le puso música a la letra de Maxi Ibáñez, sino entender a un artista que parecía tímido en el día a día, pero que con la música, con su Jujuy que le brota de adentro, dice mucho, pero mucho más.

Y eso continúa en el segundo tema, cuando el “Carnavalito Jujeño” suena, no sólo es para comenzar con la fiesta, sino para con un conocimiento sobre los protagonistas de la cultura norteña. Es un viaje en tiempo y espacio, hecho con la misma fórmula del “Bailecito de los yuyos” de su primer disco. La enumeración tiene un porqué y no es sólo ese punto en común, sino que se habla de las raíces. En uno para curar la salud, en el Carnavalito, para hacerlo con el alma y, sobre todo, la memoria. Rescatando no solamente a los “más famosos”, por así decirlo, como Cafrune. Sino en los tiempos que corren, entendiendo la importancia de quienes han ido “Resistiendo al patriarcado” como “Barbarita con su caja”, o “Marina Vilte y su lucha coplean por Purmamarca”. “Jujeño soy, este soy yo, con esta historia y con este amor”, canta, para homenajear a su tierra, para enaltecerla.


 Hermano del sol
   
Otra de las particularidades del disco, es la necesidad de Herrera de re - encontrarse con lo que le es natural. Regresar a sus orígenes, como él mismo dice. Si en Variablemente (su primer disco) se permitió ir por otros caminos musicales, en “El Calladito”, relata con lo primero que aprendió: cuecas, carnavalitos, tinkus, bailecitos, taquiraris. Y además con los que guitarreó de chico y lo marcan aún hoy. Por eso canta a Los Kjarkas, en “Tiempo al Tiempo”.

El charango no deja de sonar y en esta relación entre el instrumento y su ejecutor, ninguno de los dos calla. Uno obliga al otro y viceversa. Todo quedará más lindo con el charango, sí. Pero lo más importante es no saberse sólo un objeto y un artista para la diversión. Por eso, si el baile es resistencia a la quietud, en sus letras como “Warmi Tusuy”, se logra la resistencia graficada y personificada. La “niña que baila”, es Yanina Arias resistente de los desalojos en Cuesta Blanca. Pero no está sola: “Miles de años van en su danza”.

“Viva Córdoba compadre” se escucha en “Raíz Pochana”. Y no sólo es un homenaje a las personas de estas partes, en la letra de Jorge Peralta y la música junto a Ariel Arroyo, sino a los “valles transerranos que en el pecho siempre están”. Ahí, donde su “pochana raíz de notas” va “brotando su diapasón”. Ahí donde parece haber encontrado su lugar para vivir.

Raíz que en sangre se levanta 
En “Saya de la Vida”, el jujeño remarca lo que veníamos diciendo, esto de poder contar cantando. Es una especie de manifiesto de buena vida y buena vibra, respetando a los ancestros y entendiendo que todo es una constante continuación. “Si tu tiempo no te alcanza pa’ cantar con la verdad en los ojos de tus hijos la armonía encontrarás”, es una de las frases más lindas, de un tema que asegura que “cada vida es una canción”. Pero también retumba -y ojala no seamos parte de ellas- que “las mentiras van desafinando el coro de la paz”. Entonces para hacer el buen arte, él sabe que puede ayudarse de amigos. Así acude a Marino y Pablo Coliqueo de Che Joven, para juntos hacer el séptimo tema. “Con mi charango curtido lindo te voy a cantar, pa desatarme del cuero mi viaje de soledad”. Testigos del viaje, cuando “el carnaval y la pacha han comenzao a llamar”.


En el arte de tapa, el ex Inti Huayra pone en imágenes su sentimiento para con el charango. Ese que aprendió a tocar de chico. En esa infancia que respeta y recuerda, junto a Paola Bernal en “Azul de Infancia”, un tema hermoso de Ariel Arroyo. El bombo de “Pao”, le da el toque esencial “para volver al niño azul que fue alguna vez”, pero con este canto adulto. No llama la atención, entonces, que el disco tenga este color cuando se lo abre, por todo lo que significa.


 Cantor que nutre su esencia 
Si hay algo que caracteriza al nacido en, es su respeto y agradecimiento por los próceres de la música de sus pagos. Por eso agradece a Gustavo Patiño, por la influencia en su música. Y lo hace de la mejor manera, con el tema “El Chicapeño”.


Su toque y lenguaje natural, tiene letra en la canción siguiente: “Vuelo Natural”. No parece al azar este nombre, ya que se podría decir que así es el arte de Pachi. Vuela, sin más. Que sea un éxito o no es una circunstancia. Lo emocionan las cosas sencillas y las profundas de su música, como que alumnos de un colegio sepan su letra y no hacer una canción que tiene seis versiones, como Pachamama. O poder hacer este bailecito, que lo escribió Emanuel Orona para su madre, pero “el Pachi” hizo la música, en homenaje a todas las madres.

“Dios no quiera que acabe esta fiesta” suena al principio del disco y es lo que pasa, porque al terminar el disco se lo quiere escuchar nuevamente. Pero queremos que tampoco se quede sin decir. Por eso el disco tiene su final con “La Nube Negra” de Javier Caminos. Una canción tan necesaria en tiempos donde “el miedo crece mientras la realidad se hace tormenta”. Es esa nube negra que derrama “sus lágrimas” sobre la tierra, la que asusta, la que presenta un pasado oscuro, la que quiere “tapar el sol de una bandera remendada de heridas que no cierran”. Pero este hermano del sol, que lo persigue en su canto, no dejará que eso pase. Ni él,ni Kiliku Herrera, Itatí Herrera, Valeria Garis, Carolina Rabe, Juan Iñaki, Marcelo Yzurieta, Mauricio Aquino y Fabián Miodownik que también participan de este tema.

 Mensaje profundo y sincero, dado por un artista que anda entre los pueblos. Esto le permite saber lo que pasa a su alrededor. Y lo hace cantando, lo dice con música, para que sea más profundo. Lo hace con la forma del observador, que actúa, que resiste y quiere cambiar el mundo de la mejor manera. Que no hace alarde. Sabe él, va firme, va esperanzador, va con la cultura en las cuerdas, con la historia viva en su presente, va con los colores de su provincia, con sus raíces. Va con todo eso, pese a que muchos crean que lo hace calladito…


 Al disco lo hicieron: 
Pachi Herrera: Voz, Charango, Guitarra, Ronroco y Maulincho en todos los temas.
Jorge Peralta: Guitarra en todos los temas menos #4, voz en #5 y coros en #4 y #6.
Alvaro Murúa: Bajo en todos los temas.
Alejandro Salamanca: Batería y percusión en todos los temas.
Matias Maccarone: Vientos en #1, #2, #3, #4, #6, #7 y #11.
Pehuén Godoy: Violín en #1, #2, #3, #7 y #9


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