El 31 de diciembre pasado, en medio de un silencio atronador y mientras Carla Nieto bajaba del auto con sus hijas escuchó que un vecino suyo había puesto a todo volumen La Taleñita cantada a dúo por su padre con el Chaqueño Palavecino. “Escuchá al abuelo Carlos”, le dijo a su hija Faustina, la mayor. Fue un momento mágico. Carla y sus hijas se quedaron ahí, en un instante sin tiempo, en plena calle desierta escuchando hasta el final esa canción de Carlos Alberto “El Chango” Nieto, de quien el 31 de enero pasado se cumplieron 10 años de su partida física.
Fue un momento durante el cual el alma buena del Chango Nieto estaba ahí, diciéndole a su hija y a las nietas que no llegó a conocer, que las está acompañando en el camino. “Lo siento muy conmigo”, le dice Carla a FolkloreCLUB.
“Estos 10 años pasaron rápido porque la vida pasa rápido. Pero el recuerdo de él está cada vez más presente, esta cada vez más con nosotros. Ayer fue que tomamos mates juntos, ayer fue que compartimos una guitarreada con amigos, que comimos un asado o cantamos juntos en el escenario, que era cada vez más mágico. Fue ayer. Está todo el tiempo presente en la familia. Siempre hablamos de él, lo escuchamos y lo sentimos muy vivo”, dice Carla.
-¿No sentís que los festivales no lo recordaron como merecía?
-Respecto de los festivales, tienen como objetivo hacer un buen espectáculo y ver a quién contratan y tantos otros detalles que tal vez se les pasó por alto que se cumplían 10 años de la desaparición física de papá. Creo que los familiares deberíamos hacer acciones para que eso no suceda, pero estos últimos años me dediqué a ser mamá y me hice a un costadito de la música.
Después de cuatro años de dedicarse a ser madre de dos hermosas niñas, Carla volverá este año a cantar y a recordar a papá en los escenarios. “Tengo varios proyectos para hacer cosas que están relacionadas con él y voy a volver para recordarlo en los escenarios. Quiero que se canten más canciones de mi papá, aunque muchos lo cantan. El público, los bailarines y los artistas lo sienten presente y lo recuerdan”, dice Carla.
Hermano bombo
La historia del Chango Nieto empezó en La Plata. En una peña conoció a Hernán Figueroa Reyes, que enseguida lo llevó a grabar a la compañía de la cual era parte: CBS Columbia. Nieto tenía 20 años y parecía encerrar todo el paisaje en su canto bagualero de ojos cerrados y parque legüero. Desde entonces se preocupó por hacerle saber a todos de dónde venía; Salta. Y dejó su voz silvestre a resguardo de técnicas y modos. Cierta vez fue a tomar clases de canto con quien había sido el último maestro de canto de un tal Carlos Gardel. El hombre lo escuchó y se negó a tomarlo como alumno. “A su voz la puedo distinguir entre 100 voces. Si yo le enseño temo que pierda el color de su voz”, le dijo el profesor.
El Chango Nieto fue parte del boom folklórico de los años 60. Se dio a conocer en 1965 y se mantuvo en los escenarios hasta poco tiempo antes de su fallecimiento.
Fueron 43 años de trajinar escenarios, de alzar el canto en la peñas, de grabar 700 canciones y de componer medio centenar. “Siempre me preocupé por cantarle a mi tierra. La renovación no pasas por traer baterías, sintetizadores ni instrumentos raros. La renovación pasa por la creatividad. A mi me alcanza con un bombo y una guitarra para expresarme. Hoy los instrumentos están tan altos y los músicos cantan tan al palo que se perdieron los matices. Ya no se le presta atención a los silencios”, le decía el Chango a este cronista, en una larga entrevista en 2006.
“La vida del intérprete tiene que ser siempre una apuesta. Hay que proponer cosas nuevas para perdurar. Si no, los caminos se acortan”, decía el Chango, el hombre que a 10 años de su partida es capaz de seguir viviendo.