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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

La última noche se fue entre premios y homenajes. Un aplauso ensordecedor para Daniel Toro y su reconocimiento a las nuevas bandas, para que Cosquín no se detenga...


Fotos: Diego Nucera

29/01/2018

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RECORDAR


 Llévame a un lugar con parlantes... 

“Y que nos vuele la sonoridad/ Por el aire/ Un espacio para celebrar/ Sé que esto es grande…”
Lo cantó Gustavo Cerati y se cumplió en el Patio de la Piry, aunque dibujados los parlantes, la celebración fue grande. Porque en la mañana del domingo, un allanamiento bochornoso terminó con la fiesta, los instrumentos y hasta las empanadas. No se entendió bien el porqué. Tal vez, porque son políticamente incorrectos. Que es lo mismo a decir, que son correctamente artísticos. Menos mal...

La última noche, la del “Encuentro de caminos”, comenzó en ese Patio tan importante. Porque iban a tocar Paola Bernal, José Luis Aguirre, Mery Murúa y tantos más, que de allí han llegado a una luna histórica como la octava. El encuentro de caminos se da ahí, con el Pan de Azúcar que ilumina de fondo. Lejos del facilismo que oscurece, lejos de la autovía que quiere dañar al Cerro…
 

 Soltando las amarras de la esperanza 

Dentro de la Plaza, la noche comenzó con la nostalgia palpable del adiós y los fuegos del último saludo inicial, que tuvo a Facundo Toro, y sus 25 años, como protagonistas. En un repertorio, al que nos tiene acostumbrados, logró un festejo familiar al subir a sus hermanos Claudio, Carlos Alejandro, Daniela Toro, Miguel Ángel y hasta su hija Antonella.

Pero la primera gran ovación, el premio del reconocimiento eterno del público, en la noche de las distinciones, se la llevó Daniel Toro, cuando subió para que le dedicaran “Mi Principito”.

Leyenda viviente, Casimiro Cobos como se hizo llamar en época de la dictadura, no puede callarse. Lo hizo de joven, lo hizo anoche cuando, más tarde, recibió el Premio Camin, en el mismo escenario donde fue consagración en 1967. "Agradezco muchísimo compartir esto con mis adorables hijos” dijo, para luego afirmar “que este premio sirva a las generaciones nuevas, que pasaron por el escenario este año". Daniel, quien soltando las amarras de las esperanzas, entendió todo siempre.


“No se puede pensar la música argentina sin Don Tránsito Cocomarola, dijo el “Chango Spasiuk”, junto a las Hermanas Vera y Los Nuñez. Juntos rindieron un homenaje sentido al máximo exponente del chamamé.
Tampoco si no se habla de “Los de Imaguaré”, que llevaron a la Plaza sus 40 años de pasión correntina y sentir chamamecero.

Melania Pérez, junto a “cantorazos” como Juan Iñaki y artistas de la talla de la Jam de Folklore, entre otros, compartieron la vertiente compositiva y musical de Leda Valladares, Manuel Castilla y Teresa Parodi.


 El comienzo del adiós 
La guitarra de Omar Moreno Palacios, fue el momento íntimo de las palabras, antes de las postales de San Luis. Allí Emmanuel Sosa, uno de los bailarines, se mostró como nunca. Él había ido a Cosquín como periodista, como bailarín en el Pre - Cosquín, pero la última luna fue la suya. Fue donde cada suspiro del pecho llevó vida al corazón y cada paso, toda su emoción. 

Eso fue después de la entrega de los premios de cada edición. Cuando todo el mundo buscaba a Emiliano Zerbini, para entrevistarlo por ser la Consagración. Él, que viene andando de hace tiempo, que actuó en todas las peñas, balneario, y que no tuvo un horario bueno en la grilla, se quedó con la estatuilla. Un poco sorpresivo, tal vez, pero no tan alocado.

Revelación fue la pareja de baile tradicional Ramos-Echenique, destacado de la Peña Oficial, Román Ramonda. La mención especial fue para el Cuarteto Karé, el destacado de los espectáculos callejeros fue para Los Gringos y el artista destacado por Sadaic y Ancrof fue para Adrián Maggi.

Ellos estaban de festejo. Al igual que toda la Próspero Molina, cuando subieron “Cuti” y Roberto Carabajal, para empezar a decir adiós. La despedida, luego de 30 años de hacer bailar, de hacer más grande la historia musical santiagueña, fue con una lista pensada para este cierre, que terminó con Chacarera de mis pagos.
 
 Coplas que tienen algo que decir 
Cuando la guitarra tocó una tonada, fue que la Provincia de San Juan y sus postales colorearon a la Plaza. Con racimos de uvas con rostros, con las cuecas, con el recuerdo de “Tachi”, una sanjuanina que bailaba con el alma y que la hermosea.

También bailan con el alma el “Negro” Valdivia y Silvia Zerbini. A ellos dos, el Dúo Coplanacu les dedicó “Mientras bailas”, cuando promediaba su show. Un nuevo acto de amor, entre este dúo y la gente que durante el año llena sus peñas.

El final de la noche, se llenó de historia viviente. Un cartel gigante con los “50 años” presentaba a Los Carabajal. Ellos, demostraron cuál es el “embrujo” de aquellas tierras. Porque hasta parecía que se levantaba polvareda, en medio del cemento.

En la voz de “Musha” se mostraron enojados porque no había “tantas cámaras”, que podían reproducir lo que pasaba en ese momento, como con otras bandas más taquilleras, por así decirlo, pero no tan arraigadas a sus raíces. Pero sí estaban los de siempre, que en definitiva son los que no descansa, no claudican y que se quedaron presentes, hasta que terminó el show, sabiendo que ese apellido es imprescindible. Sabiendo que ellos también forman parte del encuentro de caminos, que volverá a Cosquín en un año.


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