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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


Fotos: Diego Nucera

22/01/2018

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RECORDAR


Luego del saludo inicial, donde se hizo alusión a “las sierras transforman en cualquier yuyito en fragante flor; al pueblo de nombre antiguo, la resistencia de leyenda, el candil de viajeros que buscan el vuelo de miles de pañuelos que engalanan las noches”, la “segunda luna de tradición, que disfrutamos con todos los sentidos” empezó a despertarnos las sensaciones con “una dulzura morena, de chaya adentro, amaneceres de copla y vidala. Con su canto comprometido…”. Con “La Rioja latiendo en su alma”, la “Bruja” Salguero fue la encargada de abrir la noche. Pero no lo hizo sola, sino que la apertura -emparentada con su compromiso con las obras y los artistas- fue con Mery Murúa, Paola Bernal y José Luis Aguirre. Con ellos cantó Cuando tenga la tierra, porque “es una obra eterna y por lo que está pasando en el país, con tantos que pierden sus trabajos”. Para continuar con su hechizo, que la hizo merecedora de la Consagración el año pasado. Mejor dicho: para potenciar su hechizo, que enaltece el lenguaje popular; Dele retumbar, Como los sauces al viento de Rubén Cruz, con La Yunta; Ella baila sola, concientizando para #NiUnaMenos; y obras de José Luis y Bruno Arias, fueron necesarias.  Atahualpa en el vestido, su voz dulce y comprometida que llegó a toda la plaza y su forma de ser, dieron así el comienzo de la noche de la “Magia y el Embrujo”. Que en los primeros minutos, se resumieron en ella.


 Desde el cerro viene bajando 
“La fuerza de las yungas y el misterio de las quebradas, lo habitan cada vez que canta”. Así fue presentado Bruno Arias, así salió al escenario para hacer de las suyas. Con una gorra de Bolivia y la alegría que transmite, empezó a demostrar que su “locura” es ir por más. Es cantar lo que le nace, apostando a lo nuevo, recuperando lo histórico como Ricardo Vilca. Por eso su lista de temas fue una combinación de hits propios con clásicos. Por eso el carnaval y el respeto a las raíces, por eso un show impactante y novedoso, como cada año en Cosquín.

El cuarteto Karé de Rosario, agarró una plaza muy arriba -además de que pareciera, que toman la posta de los Opus Cuatro- pero eso no fue problema, para que la gente les prestara atención y regalara aplausos. El Cosechero, Corazón Libre de Rafael Amor, El Olvidao, La canción es urgente con Bruno Arias, fue uno de los puntos más altos, y más ahora “Que es la hora del fuego/ que es la hora del grito/ que es la hora del pueblo”. Allí 250 despedidos en la ciudad de Azul, fueron por primera vez, tenidos en cuenta por los medios.


 Cuando el arte gana 
Los que continuaron la velada fueron Díaz - Giménez, ganadores del pre Cosquín en baile estilizado. Que la danza también se renueve y se regale. Como un momento único. Como el que vivió la delegación de Misiones, que después de 17 años volvió a tener lugar, con intenciones de que se vuelva a repetir y no solo en Delegación. Ganó también nuevamente, Alejandro Farías, quién desde la provincia de Buenos Aires, trajo una puesta bastante rica y fresca. Las nuevas generaciones tienen qué contar y saben cómo hacerlo. Alejandro lo demostró y el público lo entendió. El aplauso fue la confirmación.

Para saber cómo es “Febrero en San Luis”, hay que escuchar Néstor Basurto en Enero. Para saber cómo es este “Buscador de madrugadas”, hay que dejarse llevar por sus letras y sus melodías. Entre Coplas para un desvelo y Milonga Nocturna.

Fue la noche en que otro Néstor, también aportó, para que el arte disfrutara. Hablamos de Garnica y su violín, que siempre, siempre sacan lo mejor de la gente y del baile. Más cuando entre gatos y chacareras, le dio a los cuerpos la razón para moverse y sacarse el frío, que para pasada la medianoche ya era mucho.


 Historia… viva 
Hubo tiempo para el homenaje, para que tuviese lugar un repaso de la vida y obra de Félix Dardo Palorma, “el Atahualpa cuyano o por lo menos mendocino”, como dijo uno de los homenajeadores.
Si el día del compadre se festeja el 23 de Mayo, es por él. Porque nacía en 1918, porque supo “entregar la esencia de Mendoza “, ser emblema de cuyo, ser la máxima de que “nadie cante tomada si no ha de ser cogollo”. Por eso la Algarroba.com, de San Luis, Los Chimeno, por Mendoza y Labriegos por San Juan junto al maestro de ceremonia sanjuanino, Jorge Pascual Recabarren, hicieron que el reconocimiento estuviese a la altura. Las primeras tres, por ser las máximas exponentes de la música de aquellos lares y regalar sus versiones de La llamadora, Mendoza Toda y su obra cumbre, Pongale por las hileras -entre otros-; el presentador por lo de maestro...

También respetuosos a su estilo y su impronta, siempre, el dúo Orellana Lucca volvió a regalar una actuación como las que los consagraron. Con sus chacareras que destacan por sus instrumentos, zambas que llegan como Zambita Pa’ mi universo y temas muy bien logrados, como El Cosechero. La Plaza les hizo saber lo bien que lo están haciendo.


 Raíces hechas personas 
Horacio Banegas cerró la noche y abrió todas las emociones. “Soy el presente, soy la memoria “, comenzó cantando para entender su importancia, para respetar el mandato de su tierra, que “acuna chacareras”. Pero él las toca diferente, él sabe que lo miran de reojo algunos, por eso en la conferencia dijo: “La palabra folklore me queda grande. Soy santiagueño haciendo música de mi provincia. De acá a cincuenta años sabremos si es folklore o no. Nuestra obligación es encontrar una sonoridad actual, no me puedo comparar con los próceres de la música”.  La humildad de un grande, de un distinto.

Y su lista de más de 20 temas, que tocó junto a sus hijos Jana y “Mono”, fue complicidad de lo anterior y del compromiso con su tierra y los suyos. Por eso los Orellana Lucca, lo acompañaron para homenajear a Jacinto Piedra.

A eso de las cuatro de la mañana, volvieron a salir La “Bruja” Salguero y Bruno Arias, para una Cacharpaya riojana/jujeña. Para hacer bailar a tod@s con su disco “Madre Tierra”, para exigir justicia por Rafael Nahuel, asesinado en Bariloche por Prefectura y apoyar la lucha mapuche. El compromiso con la tierra, también se ve allí.

Al final nadie se quería ir. Una especie de embrujo lo impedía. Aunque muchos saben que esa es la magia coscoina.


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