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NOTA DE INTERÉS


30/11/2017

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RECORDAR


Cada mañana la mayoría de los argentinos al levantarse, antes de lavarse la cara, pasan por la cocina, prenden una hornalla y ponen a calentar el agua para cebarse unos mates. El mate es la infusión más común en la Argentina, y desde el 2012 cada 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate, pero no solo en nuestro país se toma mate, los vecinos uruguayos, paraguayos y brasileros también preparan, cada uno a su manera, un mate ya sea para tomarlo solo o para compartir.

Una de las pocas tradiciones que se siguen manteniendo después de la colonización es el ritual del mate, los Guaraníes nativos de la tierra, ya cultivaban y bebían esta hoja en infusión. Los guaraníes lo llamaban Káaygua (Caaigua), caá en guaraní no solo significa yerba sino también planta y selva, la letra i es agua y guá recipiente, lo que forma recipiente para el agua de la yerba, a su vez  la palabra mate proviene del quechua, el vocablo mati significa calabaza que fue adoptada por los españoles y ha quedado como  lo conocemos hoy.

Los guaraníes fabricaban la bombilla a partir de un vegetal de donde se sacaba la pajita y en su extremo inferior se tejía un cesto con fibras de vegetales o se utilizaba una semilla ahuecada que les servía de filtro, la llamaban Tacuarí, a su vez usaban como pava un cacharro de alfarería y era denominada como itacuguá, i es agua, tacú caliente y guá recipiente, recipiente para el agua caliente.

Los españoles con el tiempo y viendo a los guaraníes fueron aprendiendo los beneficios de la yerba mate y lentamente fueron promoviendo el uso y consumo por el Virreinato del Río de La Plata, activando el consumo por sus dependencias. No solo los conquistadores se apropiaron de la yerba, otros que suscitaron la producción propia fueron los Jesuitas que llevaron de su propia producción al mundo occidental.

Si bien la utilizaban como mercancía y producto de intercambio, a los europeos no les agradaba mucho el ritual del mate, ya que no entendían que era un momento para socializar, tildando a los guaraníes de haraganes, y a pesar de los intentos por erradicarlo por suerte esta costumbre no se ha visto alterada desde la llegada de los invasores españoles y continúa arraigándose y expandiéndose por todo el mundo.

Pero no solo en Argentina se consume mate, como se ha mencionado anteriormente los países vecinos también los hacen, en Uruguay los indígenas comenzaron a conseguir yerba comerciando con los guaraníes y hoy si bien no es productor de yerba mate es porcentualmente el país  con mayor consumo del mundo, en la Banda Oriental el mate se toma con yerba sin palo en un recipiente de boca ancha llamados ‘‘porongos’’ y son hechos generalmente con calabaza. En Paraguay se bebe el mate tereré con agua fría, y se dice que se llama así por la onomatopeya que producen los sorbos, pero no solo en Paraguay se bebe esta infusión fría sino que también en el noreste argentino (NEA), en los departamentos del oriente boliviano, y en los estados brasileños de Mato Grosso del Sur, Santa Catarina y Paraná lo hacen. Es tan significativa esta bebida en el Paraguay que fue declarada bebida oficial y es Patrimonio Cultural y tiene su día festivo el último sábado de febrero.  En Brasil también se utiliza la yerba sin palo, ya que viene arraigado de la cultura portuguesa, y ésta es la gran diferencia ya que los brasileros toman mate con una yerba sin estacionar, observándose con un color verde mas colorido y también es cebado en un porongo.

Algunos le han dado en nuestro país ciertos significados ha cómo se presenta el mate cebado, por ejemplo el  Mate amargo: simboliza la fuerza, el valor y la vida, Mate dulce: (Y espumoso) significa amistad, cariño, Mate lavado: Demuestra desprecio, Mate corto: quiero verte más seguido y el Mate frío: desprecio. Asimismo podemos reconocer algunos términos como el No te vayas rengo o Mate largo.  

Y nada mejor que cerrar esta historia con un fragmento de Mi viejo mate galleta de José Larralde, En tu pancita verdosa cuántos paisajes miré, cuántos versos hilvané, mientras gozaba tu amargo, cuántas veces te hice largo y vos sabías por qué…


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