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El festival nacional del folklore, con una plaza llena en un 53%, nos ofreció en esta cuarta luna un espectáculo interesante, por momentos un poco desparejo, pero con algunas joyas que deslumbraron a todos.
Todo comenzó con unos versos de Cortazar, recitados por Atahualpa; siguió el Himno a Cosquín con la danza del Ballet Camín y el Ballet de la Costa (que nunca nos cansan porque la coreografía y la puesta en escena es tan rica que siempre se descubre algo nuevo) y luego el grito esperado AQUÍ COSQUÍN, esta vez en la voz de Rubén Patagonia.
El inicio del espectáculo musical estuvo a cargo de los Manseros Santiagueños, que con sus voces bien santiagueñas y serenas, con un modo de interpretar agradable y nostalgioso, cantaron durante 20 minutos. Estuvieron muy bien, sus voces no son extraordinarias pero suenan bien de tierra adentro y, con sencillos arreglos de voces hacen un espectáculo bueno. Hasta las cantadísimas “Entre a mi pago sin golpear” y “Añoranzas” en ellos no suenan como para arrancar el aplauso fácil, sino como su propio lenguaje. El público los aplaudió de pie, pero no dieron lugar a que canten otra.
Siguió el Homenaje a Atahualpa Yupanqui, a cargo de Las Voces Blancas; Alejandro Aguado y Roberto Coya Chavero (hijo de Atahualpa).
Aguado recitó “El destino del cantor”. Las Voces Blancas interpretaron correctamente “Los Hermanos” y “Zamba tucumana”, haciendo mención al aniversario de su consagración en Cosquín, más que al homenaje a Yupanqui; y Chavero interpretó “Cantando la libertad”, con una linda voz.
Llegó el grupo Antigal. Cantaron un escondido y un bailecito, desafinando realmente mucho. Luego interpretaron un marote, invitando a bailar a una pareja no profesionales pero bien de campo. Fue muy lindo.
Llegó Leandro Lovato, que con su estilo particular e hiperkinético y con un violín vertiginoso, encendió toda la plaza. Leandro corría de un lado al otro del escenario, sin parar, haciendo sonar su violín y poniéndole un ritmo arrasador a todo lo que cantaba. La gente se entusiasmó, pidiendo de pie otra. Lovato canta bien y con su modo tan acelerado genera una respuesta favorable.
La Delegación de Santa Cruz, ofreció un espectáculo de danza conmovedor, mostrando al Cristo de la cruz y a los crucificados de hoy.
Joel Tortul, interpretó música ciudadana a través de un piano muy correcto.
Llegó el homenaje a Ariel Ramirez, con su obra “Mujeres Argentinas”. La banda a cargo de Lito Vitale y Lucho Gonzalez, sonó impecable, contundente. Las voces de Melania Pérez, Patricia Sosa, Marcela Morello y Sandra Mihanovich fueron un lujo. Con sus estilos tan propios, interpretaron temas como “Juana Azurduy”, “Antiguo dueño de las flechas”, “Alfonsina y el mar”, “Zamba de usted”… Fue un momento sublime, musical, emotivo… El público se enfervorizó y aplaudió de pie, aprobando esta propuesta que tuvo una calidad enorme.
Luego Jorge Marziali con sus temas simpáticos de protesta o de reflexión, y con su voz tan común, mantuvo la atención y el interés de la gente.
El Ballet Camín y el Ballet de la Costa nos mostraron un “Caramba”, una “Sajuriana” y un “cielito”. Excelente.
Siguió Mauro Guiretti, una buena voz que interpretó dos temas y Los del Conlara, con voces fuertes pero no buenas.
Llegó el momento de Rubén Patagonia y su reclamo de los pueblo originarios. Comenzó con una oración a la Madre Tierra, y siguió con sus temas sureños, algunos en idioma aborigen. Su propuesta sigue siendo necesaria, y a pesar de que prácticamente no tiene voz es un artista que sigue vigente.
Se hacía tarde, por eso los artistas que siguieron tuvieron un espacio muy reducido: Los Caldenes; Tonolec; y José y Damián Santucho, ganadores del pre Cosquín (Muy buenas voces y arreglos).
A las 3 de la mañana llegó La Juntada. Esta vez enriquecida por otros artistas invitados: Horacio Banegas, Marcelo Mitre, Presagio, Demi Carabajal, Néstor Garnica…
“Retiro al norte”, “Chacarera del exilio”, “Volveré a Salavina”; “Camino al amor”, “El embrujo de mi tierra” y las zambas “La amorosa”, “Mientras bailas”, “Zamba y acuarela”, “Perfume de carnaval”, fueron algunos de los temas interpretados por esta juntada que suena con una fuerza y una compaginación cada vez mayor. Cada uno aporta lo propio, Raly su maravillosa voz, Peteco su creatividad, Los Copla su fuerza y su canto desgarrado de tierra adentro, entre otras cosas; y todo está al servicio de un grupo que suena cada vez mejor.
El público bailaba, cantaba, aplaudía de pie, formando entre todos la gran juntada de la noche.