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Notas
ENTREVISTA


Fotos: Esteban Raies

12/09/2017

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RECORDAR


Va y viene. De Zárate a Buenos Aires y de Buenos Aires a Zárate. Por la máxima gardelina de que siempre se vuelve al primer amor, se mudó allí a finales de 2010. “Una se va arraigando otra vez a este, que es el lugar en el cual me crié. A veces pienso que estaría bueno volver a Buenos Aires, porque de algún modo todo sucede allá. Pero el silencio que tengo acá es hermoso. A las tardes sólo escucho a los pájaros cantar en el patio de mi casa”, revela Florencia Dávalos a FolkloreClub desde la paz de Zárate, mientras el atardecer cae como un manto fresco sobre el Río Paraná.

Aquí, al borde del río, la hija de Jaime Dávalos da clases de canto en su casa y es docente de la Escuela Provincial de Educación Estética donde dicta un taller vocal-coral por segundo año consecutivo. Desde aquí viajará a Buenos Aires el viernes para subir al escenario de Espacio Tucumán junto con Mirta Pérez, la pianista con quien Florencia estuvo girando por Córdoba y con quien sueña grabar un disco.
 
“El concierto del viernes es un desafío porque Espacio Tucumán tiene un muy buen sonido y porque ahí vamos a tocar el repertorio completo de música argentina y también de autores latinoamericanos, como Violeta Parra y Simón Díaz. El 90 por ciento de las canciones son de autores argentinos, como Hilda Herrera, Ramón Navarro, Jorge Marziali, Cuchi Leguizamón y el Chivo Valladares”, revela Florencia. Y cuenta la historia de una canción para graficar el modo artesanal que tienen de trabajar con Mirta Pérez. “Siempre vamos a las versiones originales. Encontramos por ejemplo una versión de Leda Valladares con María Elena Walsh de El Pajarillo, una copla anónima popular que es bellísima y vamos a cantarla el viernes.” El contrabajo del Mono Hurtado y la presencia del gran Ramón Navarro se anuncian en la cartelera del espectáculo.

La yunta con Mirta, que integra el CIMAP (Creadores e intérpretes de Música Argentina al Piano, que bajo la conducción de la maestra Hilda Herrera es un programa dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación) nació después de que Dávalos le propusiera armar un proyecto para tocar en Córdoba. Se unieron sin más en la distancia entre Río Cuarto -de donde es oirunda la pianista- y Zárate. “Me fui a vivir a su casa y nos fuimos de gira con el piano: Los Hornillos, Villa General Belgrano, Las Higueras. Nos entusiasmamos y lo tomamos en serio; hace dos semanas tocamos en el Encuentro de Músicos Populares en Rosario y fue hermoso”.  

“Las canciones se van macerando al tocarlas, cantarlas y compartirlas con el público. Para mí no se trata de encontrar la perfección sino de entrar al hueso de la canción para desde allí ir puliendo nuestro trabajo como dúo, nuestra comunicación, conectados con la palabra, con el mensaje de la canción”, dice Florencia respecto del repertorio que diseñó con Mirta Pérez.

  La voz, ese instrumento 
El camino de Florencia Dávalos para llegar hasta la orilla de la canción tuvo curvas y contracurvas, recodos estrechos y trazas sinuosas. Ella lo resume así: “Demoré 35 años en decir que tenía la necesidad de cantar”. Se dedicó durante  muchos años a otra actividad artística. “Pero el canto siempre estuvo, de chica, en los coros en los que canté, en la familia, a pesar de lo cual no había elegido ese camino de la música como profesión. Hasta un momento en que no la estaba pasando bien con mi trabajo y apareció el canto otra vez, como una necesidad”.

Entonces, Florencia ya no pudo parar la lava de ese volcán que empujaba desde adentro. “Busqué una maestra de canto, luego apreció Lucho Guedes, amigo y gran compositor y guitarrista, y se fueron abriendo puertas internas y desperté algo que estaba dormido. Apareció como un deseo de puertas que se abrieron hacia adentro y hacia afuera y me fui reencontrando con la obra de mi viejo. Empecé a encontrarme con él, con la música y con la poesía. Pero se que mi camino trasciende a Jaime y me atraviesa, por eso agradezco tanto haber nacido en esta familia”.

Florencia habla con entusiasmo de su familia y de su padre, por supuesto. “Mi viejo era muy inquieto y nosotros fuimos estimulados en todas las artes. Jaime fue titiritero, tocaba la armónica, tuvo una carpintería en el fondo de la casa de mis abuelos, pintaba, trabajaba la cerámica. Nos transmitió ese amor y creo que de ahí viene mi afición al diseño, a los dibujos. Mi mamá también tuvo mucho que ver en todo esto”, agradece Florencia.

Aunque la voz fue siempre el primer y único instrumento en su vida “ahora me enganché con la percusión”, revela Flor, sobre todo con el canto con caja. “Aprendí con el teatro y con la expresión corporal que uno canta con todo, no canta solamente  con las cuerdas vocales. A medida que me fui metiendo de lleno en la investigación de mi voz y en la interpretación, descubrí un mundo maravilloso. Cada vez que canto encuentro algo nuevo”, dice.

Mientras se mete en el fondo de las canciones de varios autores argentinos y latinoamericanos, Dávalos enaltece la obra de su padre: “Son tan bellas las canciones desde la música y desde la poesía que resisten las diversas interpretaciones por los profunda y grosas que son”, reflexiona.

Así como llegó de forma lenta a saberse cantora, Florencia tiene unos poemas de papá a los que con el tiempo les descifrará la música y entonces podrá cantarlos. “Hay unos poemas inéditos de mi viejo, pero no tengo el oficio, no estudié composición y aún no me siento madura para ponerles música. Pero la composición es un bicho que me tiene me pica la cabeza desde hace mucho. Creo que eso llegará con el tiempo.”  

  Cuándo y dónde 
Viernes 15/9 a las 21
“Piano y voz”, con Florencia Dávalos y Mirta Pérez.
En Espacio Tucumán, Suipacha 140, CABA.
Entradas: 100 pesos
Más info: 4322.0010


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