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Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida”, recita “Canción de las simples cosas”, de la gran dupla Tejada Gómez e Isella. Allí llevan las canciones de Horacio Banegas, “p'al que anda más lejos”.
Rumbeando un largo trecho de autopista y cemento, desde La Plata a San Miguel, escuchando un poco de Banegas para ir poniéndome en sintonía y llenarme de expectativas, la noche con un tinte primaveral, se abre en Xlr, sobre la calle Triunvirato.
Se va acercando la gente de a poco, mientras suena los invitados de esta noche, Alma de Chango y Savia Ancestral, van perfumando el aire de chacareras y el Ballet Almas Folklóricas adornaba la previa, que no pasaban de ser muchas chacas, gatos y zambas, bien de Santiago del Estero para no desentonar.
El escenario cierra el telón y empieza la cuenta regresiva, afinación de instrumentos, últimos retoques de sonido, se viene el Pogo Sachero. Las luces explotan, el humo artificial, que lo invade todo siempre, empieza el show.
La gente adopta una postura festiva, como que todo lo anterior estaba lindo, pero Horacio es otra cosa. Es la pincelada de los patios de los tiempos changos, de las mañanitas de guitarra y mate, de las manos y los olores de la comida de la mama, que siempre nos espera.
Arrancando con un formato de tres guitarras y un bombo, se fue aceitando la maquina manejada por Horacio, segundado por “El Mono” Cristian y Jana, la familia Banegas y Franco Giovos, dandole duro a al parche leguero.. Formato tradicional, acariciando chacareras y recuerdos.
Luego todo fue power, bajo y guitarra eléctrica y una batería en todo su esplendor , “Santiago es Pueblo que canta” y “Huayno de mi infancia”, fueron los que transportaron a los escuchas, emoción, y lágrimas en una noche que evidente llevaba lejos a los presentes, canciones y recuerdos que no conocen de tiempos ni relojes.
Uno de los momentos altos si dudas fue con “Guitarra de Sal” donde los arreglos musicales y el poder de la percusión fueron mutando el sonido de lo que veníamos escuchando y “Nostalgias Santiagueñas” ese hermoso recuerdo de Don Sixto Palavecino terminaron de darle forma al bloque.
Rubia Moreno, una de las pocas zambas interpretadas, le dio pie a “Lo que canto a la mañana” ese huayno que muta constantemente, y se ha transformado en un estandarte de esta banda musical, donde al ritmo del reggae se forma el mismísimo “pogo sachero” que enloquece a las personas saltando de aquí para allá. Viéndolo saltar al mismo Horacio, como si fuese un niño, disfrutando muchísimo como todos allí.
En una especia de finalización de show, que no fue tal, porque la gente no paraba de pedirles temas, siguieron los bises con Chacarera del cardenal y Mensaje de Chacarera cerrando el recital de un poco más de una hora.
Luego de que la algarabía disminuyera, Juanjo Abregú apareció como siempre, con toda su banda y con invitados de lujo, como Milena Salamanca, cantando un par de temas y los músicos Iván Maldonado en violín y Matías Maldonado en bandoneón. Para cerrar esta noche, repleta de chacareras y de santiagueñidad.
No siempre se puede volver al pago, cuando uno vive preso de las distancias, por motivos de trabajo o simplemente circunstancias de la vida, los provincianos que alguna vez se vieron obligados a quedarse en el conurbano, hoy sienten una bocanada de aire fresco, con la música de Banegas, que tantas generaciones a cruzado y pinta con detalle, los recuerdos de donde esta gente proviene, no solo con sus canciones sino, rememorando sus propios recuerdos de la infancia, Banegas nos tira un camino corto para volver a la infancia santiagueña.